Ejemplos con refulgente

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Entonces Mnya, el color dorado refulgente, la energía, se unió a Chimi, la pulpa recién creada y se transformó en Chímini, la primera fuerza creadora, el poder de la creación.
Viva Parva Domus / Viva la alegría / Gloria a la famosa / Mansión de la alegría / Grandioso fue aquel día / Que impusiste la igualdad / Ostentas majestuosa / un cetro refulgente /tu faz habla sonriente / De placer y de amistad.
majestuoso y refulgente decorado barroco en versión rococó, mucho más atrevido que en épocas anteriores, y tan frecuente en la ornamentación de muchas iglesias andaluzas e hispanoamericanas.
Lolla-Wossiky se presentara por primera vez a Alvin, bajo la apariencia de la persona que cambio completamente su actitud, el hombre refulgente.
¡Si allí debe de ser la gloria!afirmó alzando la mano, para señalar al refulgente globo de Júpiter.
Eran destellos de la enorme pupila las gotas de refulgente argentería líquida que saltaban de rayo a rayo, a cada vuelta, y el quejido penoso que la pesada rueda exhalaba al girar, completaba el símil, remedando el hálito del monstruo.
A su derecha está su esposa, la celosa JUNO, con refulgente diadema, y el vanidoso pavo real.
El sol entra por uno de los cuarterones de la puerta en ancha cinta refulgente.
Lo que hizo después, metido en su aposento, cuya puerta no se cerraba y cuya ventana tenía los cristales rotos, debió de ser largo y prolijo, porque el hombre quedó fresco, refulgente, afeitado con gran esmero, limpio y oloroso, su largo bigote relucía totalmente negro, y en la ropa no se veía una mota.
El ambiente bañado y penetrado todo de rayos de sol parece luz de oro y sol y no aire, y el hierro, que sale candente de la fragua, no es oscuro y opaco, sino refulgente como el fuego de donde sale, y por igual manera, en cuanto la comparación material es posible, el alma que se unió con Dios parece Dios.
Así como los campos se cubren de lozanía al llegar la primavera, así como el cielo se tiñe de púrpura y oro cuando el sol va a salir, así doña Luz se mostraba entonces más gallarda y refulgente.
Todo esto, se entiende, visto por fuera, y considerando en conjunto, como nosotros consideramos ahora, sus grandes casas rodeadas de huertas y jardines, sus oscuros olivares, su refulgente río, sus floridos campos, la poética bruma que se resistía a dejar las alamedas, el radiante azul del cielo a que no lograba subir aquella bruma, y el alegre Sol que plateaba las cercanas nieves, doraba los edificios, relucía en las aguas, argentaba la misma niebla y convertía en penachos de colores las columnas de humo de los hogares.
Epumer llevaba de vez en cuando la mano derecha al cabo de su refulgente facón, y me miraba con torvo ceño.
En esas pláticas íbamos, cuando la luna, rompiendo al fin los celajes que se oponían a que brillara con todo su esplendor, derramó su luz sobre la blanca sabana de un vasto salitral, de cuya superficie refulgente y plateada se alzaron innumerables luces, como si la tierra estuviera sembrada de brillantes y zafiros.
Bastante tiempo, oh Rey, la refulgente.
Le hacía falta un buen amigo que le sacara de estas obscuridades, su apagada razón necesita otra refulgente como la de usted para lucir como debe.
! Entre paréntesis, me hiciste mucha falta para las magnas obras del nacimiento que armé a los chiquillos, y para la venida de los Reyes, que representamos en el salón con desusada solemnidad, sin que faltaran camellos corpóreos, negros de carne, y la estrella refulgente.
Solamente de vez en cuando le veía ponerse ante los ojos unos gemelos negros, cuyo refulgente brillo añadía algo de siniestro a su silenciosa figura.
El mar era extendida tela de un azul puro, refulgente, allá a lo lejos, los montes adquirían tonos de amatista, y los escollos, que otros días tenían un negror sombrío y tétrico, eran, bajo las últimas caricias del sol, de un rojo de caoba, veteado del verde de las vegetaciones marinas.
Cruzaba las nubes, águila refulgente, con las poderosas alas perladas de rocío, fijos los ojos de presa en la niebla solar, dormido el corazón en dulce aburrimiento al amparo del pecho forjado en tempestádes, en derredor, el silencio que hacen los rumores remotos de la tierra, y allá en lo alto, en la cima del cielo, dos estrellas mellizas derramando bálsamo invisible.
Yo, no sólo veía en tus ojos la llama del amor, sino la luz refulgente y el fuego del entusiasmo con que un numen inspirador encendía tu alma.
Y el aire trae sobre los tejados un mar ilusorio en su olorosa, movida y refulgente cristalidad, un mar sin nadie también, aburrido de sus olas iguales en su solitario esplendor.
Sólo don Roque pensaba allí de distinto modo, porque por encima de las pesadumbres de su hija, aunque le llegaban muy adentro, y de cuanto con ello y otro tanto más pudiera relacionarse, ponía él por impulso involuntario y natural, irresistible, como el del humo liviano que eleva al globo huero por los aires, los miramientos y agasajos debidos a la ilustre familia del «egregio prócer,» miramientos y agasajos que, solamente por el hecho de ser agradecidos, refluían en don Roque y en toda su casta, transformados en lluvia de gloria refulgente.
Y como al decir esto se iluminara repentinamente la sala con los rayos de la luna, que reaparecía sin estorbos enfrente de las puertas del balcón, añadió con suma gracia, señalando al astro refulgente de la noche, mientras fijaba sus ojos picarescos en su padrino:.
Vedle: de mediana talla y vestido de finísimo paño negro, sus anchos pies contorneados de juanetes, calzados con refulgente charol, rapada la barba, doblado el cuello de la camisa bajo el del escotado chaleco, con un lacito de mariposa, hecho con las deshiladas puntas de la corbata, la pechera tersa y bordada, y culebreando sobre ella y el chaleco, en varias direcciones laberínticas, una cadena de oro, muy rizadito el pelo, y descansando sobre las dos laterales escarolas de rizos, más bien que ajustado a la cabeza, un sombrero de copa alta, en la diestra mano un bastón de manati con puño de oro, la izquierda caída sobre el muslo correspondiente, oprimiendo entre los dedos un par de guantes de respeto, y ambas cubiertas de vello por el dorso.
¡Cuánto siempre te amé, sol refulgente!.
y sin guantes! El sol refulgente, la pradera florida, el verde follaje, el río murmurando, la dulce brisa, las mieses fecundas, la sonora esquila y el santo trabajo a la luz del astro vivificante, para depositar en las entrañas de la madre tierra el leve grano que, bendecido por la mano de Dios, ha de producir la suculenta hogaza.
Pero bien pronto, asomándose su razón al cristal del espejo, supo decirle: -¿Adónde vas, iluso, con esa panza grosera, y esa calva refulgente, y esa sobarba con pliegues, y ese reuma que te balda, y esa tos que te ahoga? ¿Quién ha de escuchar tus ternezas, que no las tome a risa, ni quién podrá aceptarlas, que no tosa más que tú?.
Y como yo tampoco menosprecio las buenas protecciones que se me dan, siguiendo los apuntes de tan refulgente señora, he llegado hasta aquí sin tropiezo.
Y cargando de nuevo con el Nacimiento, ya todo refulgente, subió Silveria la escalera.

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