Ejemplos con refiriéndome

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A la hora de navegar en el , mi asistente o machacante hizo cuanto pudo para mostrarse amigo, refiriéndome con donaire su corta y patética historia.
En la calle del Turco me encontré con Juanito Valero de Tornos, que siguió junto a mí, refiriéndome detalles curiosos observados por él en las postrimerías del Parlamento de la República.
Entonces, refiriéndome en un breve discurso dicho en la plaza pública, y que por ello no podía ser ni largo, ni reposado, ni serenamente meditado, a aquello que para mí constituía carácter típico y saliente de Martí, señalaba estas dos circunstancias que no diré que sean absolutamente exclusivas de él, pero que en realidad son en él más prominentes que en ningún hombre que haya podido vivir una vida análoga a la suya y que se haya impuesto una misión como la que él se impuso.
Siguió refiriéndome que por hallarse muy escaso de dineros, tomó pasaje de tercera en un vapor francés, que a Europa venía con escala en Santander.
Allá se van estas con aquellas en nociones científicas y de vario saber, pero sí te aseguro, refiriéndome al arte inicial, o sea, la escritura, que las cubanitas gastan una letra inglesa limpia y gallarda, y una ortografía que ya la quisieran nuestras elegantes para los días de fiesta.
Púsome en autos mi padre refiriéndome que este Sartorius es un mozo andaluz tan agudo y con tal don de simpatía que se lleva de calle a la gente joven.
Refiriéndome a Lesbia, si quiero acordarme de su vestido, todo me parece azul.
¡Líbreme de ello Dios! Voy separándome del centro civilizado donde la ley se halla en toda su pomposidad, y estoy refiriéndome a los incultos moradores del campo, entre los cuales, sin dejar de acatarse el vigente código en todo lo que vale, aún se rinde culto reverente a la tradición, la cual constituye para ellos un derecho tan sagrado como el que más se funde en cuantas leyes se vengan haciendo desde la fabla de don Alonso el Sabio.
-Con decirte -exclamaba, refiriéndome la aventura- que es la primera vez, desde mi nacimiento, en que se me ha atragantado el vino, está dicho todo.
Allá se van estas con aquellas en nociones científicas y de vario saber, pero sí te aseguro, refiriéndome al arte inicial, o sea, la escritura, que las cubanitas gastan una letra inglesa limpia y gallarda, y una ortografía que ya la quisieran nuestras elegantes para los días de fiesta.
En la soledad de mi casa, suspendidas ya las caminatas campestres, el buen Segis trataba de sacudir mi pereza mental refiriéndome pormenores de la maquinación sediciosa.
Es claro que digo primero, en uno y otro caso, refiriéndome a mis Lecturas, no a su producción.
-Mi infelicísima amiga -dijo el italiano dando un suspiro-, está usted refiriéndome lo que mil veces me ha referido.
ARÍSTIDES, primogénito, de treinta y seis años en la época a que refiriéndome voy, bien parecido, de tipo noble, que era, aunque parezca mentira, el tipo de toda la familia.
Fue necesario que otro canónigo me lo demostrase, refiriéndome cómo había logrado don Olimpio su puesto en el coro de la Catedral de Antiquis, una de las ciudades más apacibles, sanas, baratas y de grata residencia en España toda.
No deseaba ya entonces -me dijo, refiriéndome estos sucesos- la corona ni el poder.
Cuando digo «mi amor», cuando digo «mi odio», refiriéndome al sentimiento que persona o cosa determinada me inspiran, no aludo a dos tendencias simples y elementales de mi sensibilidad, sino que con cada una de esas palabras doy clasificación a un complexo de elementos internos que se asocian en mi según cierta finalidad, a un cierto acorde de emociones, de apetitos, de ideas, de recuerdos, de impulsos inconscientes: propios e inseparables de mi historia íntima.
Y en el caso presente, refiriéndome tan sólo a las producciones literarias, no a la personalidad de los que cultivan las letras, creo y sostengo que hay clases ¡medrados estaríamos si no las hubiera!, o, en otros términos, que los grados de culpabilidad de un autor a quien se acusa de equivocación, no pueden ser independientes de las dificultades del género que cultiva, ni de las asperezas del asunto que trata.
Con este modo de ver las cosas, voy a pasar revista a las encontradas aspiraciones que luchan en el grave problema de la transformación de las ciudades, refiriéndome en particular a Granada.
Dos horas después de obscurecer enteramente notó el mismo Francisco que en la Torre sonaban ruidos muy raros y se veía luz, lo cual le llenó de tal miedo, que ni tan siquiera se atrevió a ir a mi choza a avisarme, cosa que hizo en cuanto fue de día, refiriéndome el lance de ayer tarde y advirtiéndome que los tales ruidos habían durado toda la noche.

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