Ejemplos con refajos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Durante la Edad Media lo más común es la representación de María tendida en su lecho con el niño a su lado, envuelto en refajos.
De ellos la gente ha sacado durante siglos los sacos, mantas, sábanas, camisas, refajos, chaquetas.
Es una prenda confeccionada con tela de calidad adornada con cintas de terciopelo que se pone sobre los refajos o zagalejos.
Era un anchuroso bulto de vieja, o una elefanta en dos pies cubierta de refajos.
Su presencia en la tienda de Chaves fue motivo de sorpresa y curiosidad para los dependientes, que medían varas de tela o mostraban a las parroquianas refajos, chambras y vestiditos de niño.
Las mujeres vestidas con justillo, y con verdes o negros refajos, atraían su atención.
Ropa interior, medias, refajos, peinadores, también he tenido que comprar.
Veíanse por allí contados sombreros de copa, que, según Doña Leandra, no debían usarse más que en los funerales, escasas levitas y poca ropa negra, como no fuese la de los señores curas, abundaban en cambio los sombreros bajos y redondos, los calañeses, las monteras de variada forma y los colorines en fajas, medias y refajos, y en vez del castellano relamido y desazonado que en el centro hablaban los señores, oíanse los tonos vigorosos de la lengua madre, caliente, vibrante y fiera, con las inflexiones más robustas, el silbar de las eses, el rodar de las erres, la dureza de las jotas, todo con cebolla y ajo abundantes, bien cargado de guindilla.
Antes que se me olvide, te recomiendo que, una vez yo difunta, le des a la Torrubia mi traje de merino negro y los dos refajos obscuros, el pañuelo nuevo de la cabeza y lo demás que a ti te parezca.
Con refajos y ropa suya improvisó Saloma una almohada, y no pareciéndole bastante, propuso que ella se acomodaría sentada junto a la pared, formando como cabecera del improvisado lecho, y sobre sus rodillas se apoyaría la almohada, sosteniéndola en alto de modo que no se hundiese la cabeza de D.
Si hay una columna en la tienda la revisten de corsés encarnados, negros y blancos, y con los refajos hacen graciosas combinaciones decorativas.
¿Sabes cómo? Vi unos refajos encarnados puestos a secar en un arbusto.
De todos modos, la elegancia rural consiste en colgarse cuantos refajos y enaguas se poseen, aunque sean cincuenta.
Aquellas mujeres, vestidas con pesadísimos dobles refajos, y liadas en una especie de manta, parecían montones de lana de vivos colores, de cuyo fondo salían pregones tan agrios y desapacibles como el cacareo o los graznidos de las propias aves pregonadas.
Por aquí colgaba, a guisa de pendón, una pieza de lanilla encarnada, por allí un ceñidor de majo, más allá ostentaba una madeja sus innumerables hilos blancos, semejando los pistilos de gigantesca flor, de lo alto pendía algún camisolín, infantiles trajes de mameluco, cenefas de percal, sartas de pañuelos, refajos y colgaduras.
Su presencia en la tienda de Chaves fue motivo de sorpresa y curiosidad para los dependientes, que medían varas de tela o mostraban a las parroquianas refajos, chambras y vestiditos de niño.
Vi pescuezos regordetes con sartas de coral, orejas negruzcas con pendientes de filigrana, mucho pañuelo rojo de indiana tapando mal la redondez de la mercancía, refajos de paño negro redondos, huecos, inflados como si ocultaran un bombo de lotería, medias negras, abarcas, zapatos cortos, botinas y pies descalzos.
Al salir, observé que el ronzal arrastraba, con la bestia, otras de su misma especie, a saber: un padre, involucrado también en paño pardo, como el oso en su lana, con sombrero redondo y abarcas de cuero, una madre, engastada en el eje de una esfera de refajos verdes, amarillos, negros, con rollos de pelo en las sienes, dos hermanitos de color de bellota seca, vestidos de estameña recamada de fango, sucios, salvajes, el uno con gorra de piel y el otro con una como banasta a la cabeza.
La criada, que desde luengos años la servía, era una mujer de bastante edad, toda cargada de refajos verdes y amarillos, y con gran moño de trenza, atado con cordón que terminaba en el huesecillo que llaman higa, para librarse del mal de ojo.
Pero ¡ya se ve! eran los tales de cepa labradora, y ellos se lo guisaban y ellos se lo comían, y como con lo que cuestan una mala levita de paño fino y unas faldas de alepín de la reina y una hornada de pan de trigo, se compran cuatro chaquetas de paño pardo, seis refajos de estameña del Carmen y una carga de maíz, siempre andaban ellos más nuevos y galanes que nosotros, y hasta si se quiere, más hartos y satisfechos de estómago, y, por ende, más alegres y descansados, es decir, que relativamente, vivían con mayor desahogo que nosotros, puesto que eran labriegos bien acomodados, al paso que los Sánchez éramos señores menesterosos.
Vestían chaqueta de un rojo desteñido, calzones muy anchos, como refajos cosidos por el medio, y gorro encarnado, caído hacia atrás.
'''Bernarda''': Sí, para llenar mi casa con el sudor de sus refajos y el veneno de sus lenguas.
Las mujeres vestidas con justillo, y con verdes o negros refajos, atraían su atención.
Ropa interior, medias, refajos, peinadores, también he tenido que comprar.
¡Bien hice yo en no salir! ¡Buenos forados habrían abierto las balas en mis tres refajos!.

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