Ejemplos con redimiste

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pero Dios tuvo piedad de ti, y no queriendo darte ni el amor ni la felicidad, porque nada de esto merecías, te dio una firme vocación, y con ella te salvaste, y con ella te redimiste.
¡Desventurado Salmón! Oh tú, varón felicísimo, harto de lisonjas, de regalos y de bienestar, oh tú, teólogo de tumba y hachero, predicador burdo y de cuatro suelas, fraile mercenario que si no redimiste ningún cautivo, tampoco hiciste daño a nadie, oh tú, hombre dichoso sobre todos los dichosos de la tierra, pues no cavilaste jamás ni te apasionaste, ni aborreciste, ni padeciste mal alguno en muchos años, ni viste turbada tu apacible existencia: ¡quién te había de decir entonces que aquel mismo pueblo tan solícito en victorearte, en regalarte en aplaudirte, en venerarte y adorarte como a persona divina, te había de coser a puñaladas veinte y seis años después en la enfermería de tu santa casa, y cuando ya viejo, enfermo, inválido y sin alientos no pensabas más que en Dios! ¡Quién te había de decir que aquel mismo pueblo de quien fuiste ídolo, te había de echar al cuello un cordel de cáñamo para arrastrarte por los profanados claustros, sirviendo tu antes regalado cuerpo de horrible trofeo a indecentes mujerzuelas! ¡Ay! ¡lo que es el mundo y que cosas tan atroces ofrece la historia! Y así es bien que digas: si buen chocolate sorbí, buenos palos me dieron, si buenos abrazos, y agasajos, y besos de correa recibí, con buen pie de puñaladas se lo cobraron.
El jinete, tranquilizado y lleno de devoción, pronunció descubriéndose: Adorámoste, Cristo, y bendecímoste, pues por tu Santísima Cruz redimiste al mundo , y de paso que rezaba, su mirada buscaba a lo lejos los Pazos de Ulloa, que debían ser aquel gran edificio cuadrilongo, con torres, allá en el fondo del valle.
¡Dichosa edad, dichoso siglo XIX! ¡Tú, con, tu ciencia, arrancaste a los pueblos de la barbarie de sus antecesores, tú, con la razón por bandera, redimiste a la humanidad del pecado de la estúpida ignorancia de nuestros abuelos! Ya no hay privilegios, ya no hay distancias, ya no hay razas, ya no hay fuertes ni débiles, víctimas ni verdugos.
Pero Dios tuvo piedad de ti, y no queriendo darte ni el amor ni la felicidad, porque nada de esto merecías, te dio una firme vocación, y con ella te salvaste, y con ella te redimiste.

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