Ejemplos con redentora

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Para la Iglesia Presbiteriana es el sacramento, que expresa la Obra Redentora de nuestro Señor y Salvador Jesucristo y uno de los medios de gracia para la nutrición espiritual y testimonio de los creyentes acerca de su unión con Cristo, como el nuevo Pueblo de Dios, unión sellada con el Nuevo Pacto, a través de su sangre.
La cruz de color rojo, nos habla y nos recuerda la obra redentora del Señor Jesucristo, realizada como la expresión máxima del amor de Dios en favor de los hombres.
puesto que Dios se reveló en la grandeza y complejidad del universo, que se reveló como un Dios de misericordia y amor en la obra redentora de Cristo, por cierto no puede haber conflicto entre la verdadera ciencia y las verdades de la Biblia,.
Otros analistas se refieren al mito del Paraíso, en el cual las partes serían Adán, Eva y la Serpiente, mientas que la sección Grandioso representaría la Cruz redentora.
Tras ingresar en prisión, Williams sufrió lo que él describía como una transición redentora.
Cristo Yacente de la Misericordia y de la Agonía Redentora.
Cristo Yacente de la Misericordia y de la Agonía Redentora el Jueves Santo a partir de las doce de la noche.
Cristo Yacente de la Misericordia y de la Agonía Redentora es la primera de las hermandades de Semana Santa que desfilan en Salamanca el Jueves Santo, saliendo de la Catedral Nueva a las doce de la noche.
Poner su mano los hombres sobre cuanto existe en el mundo será la obra santa, la revolución redentora del porvenir, apoderarse ahora unos cuantos de lo que con arreglo a la moral imperante no es suyo, resulta un delito para las leyes burguesas, y para mí es un atentado contra los desheredados, únicos dueños de lo existente.
Sé tú mi redentora, disipa esas tinieblas que suelen nublar mi alma, y torna en plácida aurora las noches de mi espíritu.
Sentíase Maximiliano poseedor de una fuerza redentora, hermana de las fuerzas creadoras de la Naturaleza.
Lo aborrecible es la hipocresía inútil, universal, que asfixia en germen la originalidad redentora y nos hace lacayos los unos de los otros.
Yo he venido a vos delegado por aquella divinidad piadosa que es la paz de la tierra, que es la verdad de los mundos, que es la redentora del espíritu, que es la mensajera de Dios, que lo es todo, menos el olvido.
¡menos redentora de criaturas!.
PA: Árbol lechoso argentino, simboliza la sangre redentora.
Ningún mago blanco puede rechazar jamás la Sangre Redentora, con ese acto, el emisario de la logia negra Acuario cometió en pleno siglo XX la más grande de todas las infamias, cual es, rechazar la Sangre del Mártir del Gólgota.
El caballero tomó agua en lugar del vino consagrado, es decir dicho señor rechazó de plano la Sangre Redentora.
¿No lo es tanto? ¿Por qué razón entonces se muestran los realistas tan hostiles hacia la filosofía? ¡Porque ellos entienden mal su propia tendencia y con todas sus fuerzas quieren permanecer restringidos en vez de llegar a ser sin restricción! ¿Por qué odian ellos las abstracciones? ¡Porque ellos mismos son abstractos desde el momento en que abstraen la perfección de sí mismos, la elevación a la verdad redentora!.
Y España, aterrada, levanta entonces sus ojos al Cielo, y los hombres que la han regenerado conjuran el horrible conflicto abriendo nuevas cátedras a la predicación de todas las blasfemias y empeñándose más y más en arrancar de los corazones católicos la fe, que se presenta por los filósofos de la revolución como la única demora que impide a la Patria llegar a su regeneración, o, lo que es igual, coronarse dignamente la empresa redentora de los mártires septembrinos.
Y el conde, entonces, comprendió la verdad: no basta dar pedazos de su carne, ni sangre de su corazón, cuando se ha concebido la idea redentora, hay que darse entero, o no aspirar a redimir.
¡Semejante mequetrefe, ignorantón y atrevido! Últimamente andaba empeñado en la obra, que llamaba él redentora, de publicar un periódico, que se imprimiría en la capital, porque allí, en Villavieja, no había imprenta todavía.
Que arrastrara la vida como una carga ofrentosa, que las pesadumbres y los dolores fueran minándola y consumiéndola por donde nadie más que ella lo notara, que encanecieran sus cabellos fuera de sazón y que no hallara, para reponer las fuerzas gastadas en los trabajos y cavilaciones del día, el descanso de la noche, la tranquilidad del sueño que no le falta al pordiosero que mata el hambre llamando de puerta en puerta y errando de monte en monte, con un zurrón a la espalda y un paluco en la mano, ¿qué importaba? Desconociéralo su hija, tuviérase por huérfana de un padre honrado, y esto solo la daba gran consuelo y las fuerzas necesarias para llevar su cruz como una carga redentora de sus delitos, imperdonables en la otra vida sin una dura penitencia en ésta.

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