Ejemplos con rectilíneas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Llendo del sur hacia el norte, desde Punta Palascia a Otranto y hasta la desembocadura del Po, las costas son rectilíneas y uniformes, interrumpidas sólo por el pronunciada espolón de Monte Gargano y de la punta del Monte Conero, a cuyos pies, al norte, está el puerto de Ancona.
La bóveda de la nave es de crucería con nervaduras rectilíneas formando estrellas diversas de cuatro puntas, según el tramo que cubran.
En particular, el río desamboca en un mar muy arenoso cuyas orillas son sensiblemente rectilíneas.
Su trazado se verá determinado generalmente por la orografía, pero en ocasiones también se dividía en cortas secciones rectilíneas separadas por pequeñas descolgaduras, como en Gla, lugar situado en una isla del lago Copaide de Beocia.
Se trata de alienaciones rectilíneas que delimitan dos recintos de planta rectangular, parcialmente excavados en la roca.
La regla del triángulo rectángulo y otras reglas básicas sirvieron para representar estructuras rectilíneas, el pilar principal de la arquitectura dintelada egipcia.
Mies encontró su recurso en el uso de simples y rectilíneas formas planas, líneas limpias, puras uso de color, y la ampliación del espacio alrededor y más allá de los interiores expuestos por el grupo holandés De Stijl.
Dejó de ser una elegante ciudad de corte hispánico y europeo para convertirse en una metrópolis con largas calles rectilíneas y elevados rascacielos, caracterizada por un tráfico caótico y ruidoso.
Estas edificaciones han cambiado completamente a Medellín y en forma integral, masiva, con una propuesta de líneas con un corte totalmente futurístico, muchas veces angulares, rectilíneas, voluminosas y en todo caso atrevidas si se quiere.
Las dos alas rectilíneas deben estar separadas de la escalinata central, y el piso de la nueva basílica quedará tres metros más alto que el antiguo de manera que quede suficiente espacio para las criptas.
El triángulo rectángulo y otras reglas también servían para representar estructuras rectilíneas, usadas en los planos de construcción.
A partir de Punta Melito hasta el Golfo de Squillace, las costas calabresas, bañadas por el mar Jónico son muy similares a las del tramo del Tirreno: rectilíneas, poco talladas y empinadas salvo donde los Apeninos se acercan más al mar.
Los itinerarios no se señalan, ya que en el paseo por un jardín inglés se deja un espacio a la sorpresa y al descubrimiento y no suelen existir grandes avenidas rectilíneas que guíen los pasos del paseante sino más bien una clase de vagabundeo poético.
La característica común de los edificios de este estilo son las formas rectilíneas, luz, lisas superficies despojadas de ornamentación, espacios interiores abiertos, ligereza obtenida por la construcción con vigas voladizas.
Es una roseta siempreverde, de hojas lanceoladas, largas, envainadas entre sí, coriáceas, rectilíneas, rígidas.
La iluminación natural de la fábrica entra por una serie de ventanas cuadrangulares, decoradas con vidrieras que corren a lo largo de cinco arcos ciegos por cada lado y por encima de la imposta, contrastando las formas curvas de los arcos con las rectilíneas de las ventanas.
Sus acciones eran decisivas, rectilíneas, iba a ellas disparada como proyectil que sale del cañón.
El segundo cazador parecía hombre de edad madura y condición baja, criado o colono: ni hebillas en las polainas, ni más morral que un saco de grosera estopa, el pelo cortado al rape, la escopeta de pistón, viejísima y atada con cuerdas, y en el rostro, afeitado y enjuto y de enérgicas facciones rectilíneas, una expresión de encubierta sagacidad, de astucia salvaje, más propia de un piel roja que de un europeo.
Ninguna fe impulsa a los hipócritas, no sospechan el valor de las creencias rectilíneas.
El faro alargaba con intermitencia sus antenas rectilíneas esclareciendo el oleaje.
Por mi parte, nunca me pareció más odiosa su faz de emperador romano, que, con la decadencia, tocaba en la caricatura, ni me enfadaron tanto su nariz de caballete, sus cejas rectilíneas, su acentuada boca, su barba redondita y su gruesa papada a lo Vitelio que le colgaba ya demasiadamente, y con el hablar le temblaba y parecía servirle de depósito de los embustes.
Salimos, pues, y en el trayecto comencé a conocer la «maravillosa» ciudad de calles angostas y rectilíneas formadas por caserones a la antigua española, de un solo piso, algunas con portales anchos y bajos, pretendidamente dibujados a lo Miguel Ángel, sobre cuyo dintel solía verse, entre volutas, ya una imagen de bulto, ya el monograma I.

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