Ejemplos con recordó

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Recordó sus años infantiles en el colegio, rodeada de niñas más pobres que aprovechaban todas las ocasiones para molestarla, por envidia a su riqueza y por un odio aprendido de sus padres.
El capitán recordó las grandes invasiones de la Historia: Jerjes, Alejandro, Gengis-Khan, todos los conductores de hombres, que avanzaban llevándose los pueblos en masa detrás de su caballo, transformando a los siervos de la tierra en combatientes.
Recordó los nombres de las vías principales, que eran los de antiguos virreyes españoles.
El lecho desordenado guardaba todavía la huella de su cuerpo Recordó entonces, como una de esas visiones pálidas de la mañana que animan las últimas horas del sueño, el paso de un cuerpo sobre el suyo con suave precaución, un beso de despedida que le había hecho entreabrir los ojos, volviendo a cerrarlos, el ruido de una puerta.
Así que el batir de la puerta hubo anunciado a Lucía que estaba sola del todo, y que sus ojos se fijaron en la habitación desconocida, mal alumbrada por las bujías, desvaneciósele la especie de mareo del viaje, recordó su cuartico de León, sencillo, pero primoroso como una taza de plata, con su pila, sus santos, sus matas de reseda, su costurero y su armario de cedro, monumental y atestado de ropa limpia.
Luego lo recordó todo de golpe ¡Solo! ¡Ella no había llegado! Ignoraba si iban transcurridos minutos ú horas.
Ferragut recordó el cortejo de Afrodita que el médico le había descrito tantas veces en las noches estivales, viendo a lo lejos las luces de los faros.
Este promontorio con sus costas bravas le recordó el otro donde vivía el.
Recordó muchas de sus poesías valencianas, todas dirigidas a una dama, unas veces cantando su belleza con la embriaguez y la noble fatiga de una reciente posesión, otras quejándose de su desvío, pidiéndole la entrega de su alma, sin la cual no es nada la limosna del cuerpo.
Recordó aquella familia tranquila de las Claverías entrevista en su último paso por la catedral, y fue en su busca como una última esperanza.
En los ojos lacrimosos y sin pestañas vio algo que le recordó la mirada azul de la hija perdida.
Luna recordó el ofrecimiento del campanero.
Y pensándolo mejor, sin duda, recordó al cabo Fernandito que el ministro de la Gobernación, el , como por razón de su corpulencia le llamaban, tan sólo le había dicho que el pastel de ratas debía de ser muy indigesto.
Recordó entonces Carlos la respuesta del fraile y dijo a sus cortesanos:.
La campana de la vecina iglesia de San José comenzó a tocar en aquel momento, como si quisiera contestarle que ir a misa, y Jacobo recordó entonces que hacía catorce años, desde el primero de su matrimonio, que no había oído ninguna.
Despertóle esto la fundada sospecha de si la carta ocultaría algún lazo, y de nuevo renacieron sus temores, mas recordó luego las mojigangas ridículas y los aparatosos misterios de que suelen rodearse siempre los masones, y esforzóse por creer lo que más halagaba sus deseos y ahuyentaba sus recelos: que en todo aquello había tan sólo una broma impertinente y ridícula que había que apurar hasta el cabo, y que la carta de Pérez Cueto era el chasco de Carnaval que debía coronarla.
Al fin recordó que era nieto del tío , el pastor ciego a quien respetaba toda la huerta, un buen muchacho, que servía de criado al carnicero de Alboraya, cuyo rebaño cuidaba el anciano.
Melchor esperó con paciencia inquebrantable, y un día fue Manolita la que le recordó su declaración, aceptándola.
De pronto debió arrepentirse don Juan de su debilidad, recordó sin duda algún detalle irritante de la vida de su hermana aferrado tenazmente a su memoria, y recobró el gesto de rudeza, mirando fijamente a doña Manuela.
Recordó frases y actos, ató cabos, y nada, que era verdad, como hay Dios.
Recordó entonces otros tiempos infelices, y la idea de tener que volver a ellos le produjo dolor muy vivo, despejándole la cabeza de las quimeras que se le habían metido en ella.
Ni un minuto recordó al duro y bronceado abuelo tendido allá junto al paredón.
El niño recordó entonces escenas análogas, pero cuyo teatro era la cocina de los Pazos, y las víctimas su madre y él: el señorito tenía entonces la misma cara, idéntico tono de voz.
El niño entonces vio una cosa terrible, una cosa que recordó años después y aun toda su vida: el hombre emboscado se incorporaba, con su único ojo centelleante y fiero, se echaba a la cara la formidable tercerola, se oía un espantoso trueno, voz de la bocaza negra, flotaba un borrón de humo, que el aire disipó instantáneamente, y al través de sus últimos tules grises el abuelo giraba sobre sí mismo como una peonza, y caía boca abajo, mordiendo sin duda, en suprema convulsión, la hierba y el lodo del camino.
Con lucidez repentina, el capellán retrocedió dos años, escuchó de nuevo los quejidos de una mujer maltratada a culatazos, recordó la cocina, el hombre furioso.
También recordó un pasaje bíblico: Moisés orando con los brazos levantados, porque, de bajarlos, sería vencido Israel.
Reparó que la moza no llevaba pendientes y que tenía una oreja rota, entonces recordó habérsela partido él mismo, al aplastar con la culata de su escopeta el zarcillo de filigrana, en un arrebato de brutales celos.
También recordó el nacimiento de Perucho, un día que Sabel estaba amasando.
Julián recordó un detalle melancólico, la cruz a la cual iban a llegar en breve, que señalaba el teatro de un crimen, y preguntó:.
De pronto el capellán recordó algo también y se dirigió a la cocina.

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