Ejemplos con rechiflas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Desde entonces, los sospechosos de judaísmo, los que no contaban con un protector clérigo, tuvieron que ir todos los domingos a misa a la catedral con sus familias, bajo el mando y custodia de un alguacil, que los formaba en rebaño, les ponía un manto para que nadie los confundiese, y así los llevaba al templo, entre las rechiflas, insultos y pedradas del devoto populacho.
Lo que me agradaba en ella era su valentía, su desprecio de la vigente organización social y la desvergüenza, en cierto modo graciosa, con que daba la cara a las rechiflas y burletas de las demás señoras y aun de muchos hombres.
Mientras tanto, las gacetillas de y corrían por todo Madrid, entre las rechiflas, burlas y sarcasmos de tirios y troyanos, capuletos y montescos.
La Presidencia ha caído en medio de los silbos y las rechiflas de sus adversarios.
Y tirándolo con la coyunda lo llevaba de rastra, entre las rechiflas de los.
Como las rechiflas de antaño no me habían dado frío, no me daba calor esto de andar a la moda por una temporada, de pelos arriba.
Lo que me agradaba en ella era su valentía, su desprecio de la vigente organización social y la desvergüenza, en cierto modo graciosa, con que daba la cara a las rechiflas y burletas de las demás señoras y aun de muchos hombres.
Murmuraba de ello la gente y trabajaba renegando, y don Gonzalo, para trocar el descontento en admiración, ostentaba en cada lance de apuro, subiéndose a la pared más alta, una nueva cadena en su pecho, o un anillo nunca visto en su mano, o bien disparando tres docenas de cohetes, so pretexto de que se ponía clave en tal arco, o se sentaban en el otro los salmeres, con lo cual, si no lograba el objeto que se proponía, daba pábulo a las rechiflas de los maliciosos del lugar, que le ponían de roña fina, fachendoso y bragucas, que no había por donde cogerle.
Las exclamaciones, las injurias dirigidas a Benedetto, que permanecía impasible, los gestos enérgicos, el movimiento de los gendarmes, las rechiflas de la parte del pueblo bajo que hay en toda reunión pública, y que sale a la luz en los momentos de tumulto y escándalo, duraron cinco minutos, antes que los magistrados y los ujieres lograsen restablecer el orden y el silencio.

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