Ejemplos con queriéndome

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Por lo cual sin pensarlo dos veces reconocí que era el nombre ideal, que Dios había elegido para mi álbum en el tope de la línea, queriéndome mostrar el plan que tiene preparado para mi con este nuevo proyecto.
Estoy segura que mi novio sigue queriéndome.
Dudo mucho -dijo al caballero-, que después de saber lo que sabes, sigas queriéndome.
Queriéndome tú, lo mismo que si no me quisieras.
De improviso volvió Teresa el rostro chocando su mirada con la de Tuste, y mordiendo los amargos palitos le dijo: Según eso, Juan, podrás tú quererme a mí, sin llamarme ángel, ni diosa, ni nada de eso, queriéndome con todo lo que tengas en tu alma, sin acordarte para nada de lo que fuí ni de lo que soy.
Infiero yo de lo dicho que, casada ya y con hijos, te he de querer más que de soltera, si sigues queriéndome tú.
Me la pegaste con el artillero, te burlaste de mí destrozaste mi alma , ¿y ahora quieres que yo me trague esa bola de que me querías entonces y sigues queriéndome?.
¿No fue posible que tú me dejases sin motivo, queriéndome como decías? ¿De qué te sorprendes? ¿Quién ha buscado a quién? Mientras fui tuya, ¡vergüenza me da recordarlo!, ni siquiera sospechaste el cariño que mi corazón encerraba para ti.
Queriéndome a mí, verá lo que es corazón amante, consecuente y tropical.
Carlos con miradas amorosas y profanas, en complacerme en que guste de mí y en que me persiga, en desear que siga queriéndome hasta en este instante, cuando ya estoy decidida a no ser suya.
ni tú ni yo podemos ser infieles, desleales a nosotros mismos, ni tú puedes aparecer queriéndome comprar como yo en un momento de ofuscación te dije, ni yo puedo aparecer haciendo de ti un sustituto, un vice, un plato de segunda mesa, como a mi tía le dijiste, y queriendo no más que premiar tu generosidad.
De improviso volvió Teresa el rostro chocando su mirada con la de Tuste, y mordiendo los amargos palitos le dijo: «Según eso, Juan, podrás tú quererme a mí, sin llamarme ángel, ni diosa, ni nada de eso, queriéndome con todo lo que tengas en tu alma, sin acordarte para nada de lo que fuí ni de lo que soy.
Queriéndome tú, lo mismo que si no me quisieras.
Mas probáronlo mal, porque queriéndome regalar con unas valonas no hubo entre todas ellas quien supiera hacer las vainicas.
Queriéndome incorporar hice un esfuerzo inútil.
¿Pues qué me negarás, queriéndome tanto?.
Espero que no duren el mal humor y el disgusto, y deseo que si persevera usted en aborrecer la poesía, me considere y tenga por prosa, para que siga estimándome y queriéndome.
Queriéndome evitar el dolor de la despedida en el hogar doméstico, había venido allí y me aguardaba llorando.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba