Ejemplos con quedando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En otros tiempos era de bronce, y cuando decían misa en la capilla, al llegar el instante del ofertorio, la estatua, por ocultos resortes, incorporábase, quedando de rodillas hasta que terminaba la ceremonia.
Antes bien, el conquistador se había empapado de la degeneración bajo-latina, quedando sin fuerzas, corrompiéndose en luchas teológicas e intrigas de dinastía semejantes a las de Bizancio.
Descubriéronse las siete acequias , quedando con las manos sobre las rodillas y la vista en el suelo, y el más viejo pronunció la frase de costumbre:.
Y con las manos llenas de barro volvió a salir de la barraca, quedando plantado ante su bancal de mustio trigo.
Sus manazas de cultivador las llevaba enfundadas en unos guantes negros que habían encanecido con los años, quedando de color de ala de mosca, y las movía continuamente, deseoso de atraer la atención sobre sus prendas de las grandes solemnidades.
Sobre la rota techumbre de paja, si algo se veía era el revoloteo de alas negras y traidoras, plumajes fúnebres de cuervos y milanos, que al agitarse hacían enmudecer los árboles cargados de gozosos aleteos y juguetones piídos, quedando silenciosa la huerta, como si no hubiese gorriones en media legua a la redonda.
Jaime, el Padre iba cada día deteniéndose menos en casa de su tío, y por consiguiente quedando más tiempo en su estancia solitaria.
Los hombres, por mucho que se examinen y estudien, por bien que escudriñen hasta los más escondidos senos de su conciencia, por severamente que se juzguen, y por muy alerta que estén, suelen con frecuencia concebir algún plan o proyecto, el cual les deleita y seduce, envolviéndose en tan mágica niebla, que logra ocultarse o velarse y disfrazarse al juicio, cuando éste interroga para fallar y condenar acaso, quedando patente y como desnudo a los ávidos ojos de la pasión que le ha creado.
Anselmo y doña Luz tenían, pues, una lenteja espiritual mancomunada, donde se entendían a maravilla, quedando el resto de la esfera de cada uno desconocida e inexplorada por el otro.
La hija mayor levantó la tapa del instrumento, quedando al descubierto el blanco teclado, semejante a la dentadura de un monstruo.
No se trataba de un cólico vulgar, y la pobre bestia, sostenedora inconsciente del prestigio de la familia, revolcábase abajo, en la obscura y húmeda cuadra, quedando panza arriba y con las patas agitadas por un temblor convulsivo.
Era verdad, muy cursi, y las tres emprendieron una retirada desastrosa, anonadadas, vencidas, como si acabasen de sostener una batalla con la consideración pública, quedando derrotadas y maltrechas.
Primero se doblaron sus rodillas, quedando de hinojos en aquel lugar donde su padre le había abandonado setenta años antes, después cayó de bruces en la acera.
Y era tal su confianza en la seguridad de aquel refugio, que al perderlo, experimentó por vez primera esa sensación tristísima de las irreparables pérdidas y del vacío de la vida, sensación que en plena juventud equivale al envejecer, en plena familia equivale al quedarse solo, y marca la hora en que lo mejor de la existencia se corre hacia atrás, quedando a la espalda los horizontes que antes estaban por delante.
La cabeza de Mauricia se iba quedando quieta, quieta Luego la vimos mover los labios, y sacar la punta de la lengua como si quisiera relamerse Dejó oír una voz que parecía venir, por un tubo, del sótano de la casa.
Basilio le parecía esto incompatible con las luces del siglo, y lo mismo creía doña Lupe, pero se guardó muy bien de detener a su sobrino por la ojeriza que le tenía, y Juan Pablo se fue, quedando en la mesa los comensales en la tranquilizadora cifra de doce.
Anochecía, y la sala se iba quedando a oscuras.
Llegó un día en que sólo se alcanzaban a ver las zapatas de los maderos que sostenían el techo del corredor, y al fin la masa constructiva lo tapó todo, no quedando fuera más que las chimeneas, y aun para columbrar estas era preciso tomar la visual desde muy lejos.
En el portal había una relojería entre cristales, quedando tan poco espacio para la entrada, que los gordos tenían que pasar de medio lado, en el piso bajo y tienda una bollería que inundaba la casa de emanaciones de canela y azúcar.
A medida que las prendas iban quedando limpias de polvo, las chicas se las probaban.
Ando, ando, ando, ando, y al cuarto de legua de allí me entra un sueño por todo el cuerpo, como que me voy quedando tonto.
Cada viaje era una viña para el bueno del secretario, y muy beneficioso para los suyos: poco a poco las hechuras de Barbacana iban cayendo, y estancos, alguacilatos, guardianía de la cárcel, peones camineros, toda la plantilla oficial de Cebre, quedando a gusto de Trampeta.
Una hora o algo más corrió desde que encendieron la luz hasta que las maderas se cerraron, quedando la casa silenciosa, torva y sombría como quien oculta algún negro secreto.
Trepaba por un murallón medio deshecho ya, amparo de un viñedo colgado, por decirlo así, en la falda abrupta del monte, cuando del otro lado del baluarte que escalaba creyó sentir rumor de pisadas, que la finura de su oído no confundió con las del cazador, y con el instinto cauteloso de los niños hijos de la naturaleza y entregados a sí mismos, se agachó, quedando encubierto por el murallón de modo que sólo rebasase la frente.
Cogió la hucha de la vieja treinta reales, y mas rica y mas alegre que una pascua de flores, antecogió sus corderas, y fuese en casa del señor tiniente, quedando que otro dia volveria con su manada a dar contento a aquellos tan liberales señores.
En fin, todos se dividieron y apartaron, quedando solos el cura y barbero, don Quijote y Panza, y el bueno de Rocinante, que a todo lo que había visto estaba con tanta paciencia como su amo.
Sancho, que vio partir a su amo para tomar carrera, no quiso quedar solo con el narigudo, temiendo que con solo un pasagonzalo con aquellas narices en las suyas sería acabada la pendencia suya, quedando del golpe, o del miedo, tendido en el suelo, y fuese tras su amo, asido a una acción de Rocinante, y, cuando le pareció que ya era tiempo que volviese, le dijo:.
Y, diciendo esto, asió del bastón que tenía hincado en el suelo, y, quedándose la mitad dél en la tierra, mostró que servía de vaina a un mediano estoque que en él se ocultaba, y, puesta la que se podía llamar empuñadura en el suelo, con ligero desenfado y determinado propósito se arrojó sobre él, y en un punto mostró la punta sangrienta a las espaldas, con la mitad del acerada cuchilla, quedando el triste bañado en su sangre y tendido en el suelo, de sus mismas armas traspasado.
¿Quién pensara que esperanzas tan grandes como las que en el pecho de mi mujer Teresa Panza engendraron las nuevas de mi gobierno habían de parar en volverme yo agora a las arrastradas aventuras de mi amo don Quijote de la Mancha? Con todo esto, me contento de ver que mi Teresa correspondió a ser quien es, enviando las bellotas a la duquesa, que, a no habérselas enviado, quedando yo pesaroso, me mostrara ella desagradecida.
Hermanos, lo que el gordo pide no lleva camino, ni tiene sombra de justicia alguna, porque si es verdad lo que se dice, que el desafiado puede escoger las armas, no es bien que éste las escoja tales que le impidan ni estorben el salir vencedor, y así, es mi parecer que el gordo desafiador se escamonde, monde, entresaque, pula y atilde, y saque seis arrobas de sus carnes, de aquí o de allí de su cuerpo, como mejor le pareciere y estuviere, y desta manera, quedando en cinco arrobas de peso, se igualará y ajustará con las cinco de su contrario, y así podrán correr igualmente.

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