Ejemplos con quedándonos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Ahora bien, sabemos que la segunda parte del lado izquierdo es cero y es cero en el vacío, quedándonos solo.
Poco después de esto, marido y mujer salieron, y quedándonos solos con D.
Mira, hijo, aquí estamos desde primeros del mes queriendo socorrer a Bilbao, y quedándonos con las ganas de hacerlo.
Se presenta a nuestros ojos un objeto cualquiera, y si está a la correspondiente distancia y con la luz suficiente, juzgamos luego de su tamaño, figura y color, quedándonos muy seguros de la verdad de nuestro juicio, aun cuando en nuestra vida no hayamos pensado en las teorías de las sensaciones, ni en las relaciones de nuestros órganos entre sí y con los objetos externos.
Pronto, pues, salieron ellos del bosque, quedándonos nosotros atrás.
»Después nos fuimos corriendo hacia Tetuán y Tánger, donde se establecieron las familias más dichosas, quedándonos los demás guarecidos en las montañas.
Resumen de todo ello: que levantaremos el campo dentro de tres días, quedándonos en Biarritz nosotros y siguiendo mi padre su viaje hasta París, donde se le aguarda para salvar la patria, y que no me atrevo a asegurarte si las mujeres de mi casa se despedirán a la francesa, o de otro modo que quizás será peor.
¿No queréis convenir en ello? pues sabed que nosotros, forzados de la necesidad, o bien dejaremos libre el país, o quedándonos allí ajustaremos paces con él.
Poco después de esto, marido y mujer salieron, y quedándonos solos con D.
Luego, el capataz dio orden de que todo el mundo abandonara la galería, quedándonos los dos para terminar los preparativos.
Me parecía que el campo y el árbol y yo éramos felices de la misma manera: quedándonos quietos y dejándonos penetrar por aquella música mansa y aquella lluvia lenta que caía sin interrupción.
¡Oh carne de mis carnes y hueso de mis huesos! ¿Te acuerdas de aquellos deseos en botón, de aquellas ansias vendadas de nuestros ocho años? Acuérdate de aquella mañana vernal, de sol y salvajez de sierra, cuando, habiendo jugado tanto la noche anterior, y quedándonos dormidos los dos en un mismo lecho, despertamos abrazados, y, luego de advertirnos a solas, nos dimos un beso desnudo en todo el cogollo de nuestros labios vírgenes, acuérdate que allí nuestras carnes atrajéronse, restregándose duramente y a ciegas, y acuérdate también que ambos seguimos después siendo buenos y puros con pureza intangible de animales.

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