Ejemplos con quedándome

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¿Cómo, con qué moneda? Pues con el oro de un sano consejo que le di y él tomó y ha seguido, quedándome muy agradecido.
¿Se ha quemado ya toda la ciudad? ¿Han entrado los franceses? Ahora quedándome medio dormida soñé que todas las hermanas habían sido degolladas en el matadero, y que los franceses se las estaban comiendo.
En el recodo que hacía una calle tortuosa y oscura, traté de burlarle, quedándome un instante atrás para poner los pies en polvorosa con la ligereza que me era propia, mas adivinando el menguado mis intenciones, asiome del brazo y socarronamente me dijo:.
Con la misma lima, desgarré en anchas tiras mi capote, quedándome completamente desabrigado.
Al punto ofrecí al general el mío, quedándome a pie.
Esta mañana me pidieron doce pesos y los di, quedándome sólo con dos y medio.
Me dió una carta, que el Auditor de la expedicion reduccional habia dejado para el de la fluvial: regalóme un cordero y unos zapallos, quedándome corrido a vista de esta generosidad no tener mucho que regalarles.
A la una, habiendo algo abonanzado, me hice a la vela, y se me cayó el relox al agua, quedándome sin siquiera una ampolleta para gobierno, y sin relox alguno bordo de ninguna especie.
Yo que esperaba que bajase el agua para pasar, probé en este intermedio el agua y la hallé casi dulce, y no quedándome la menor duda que por allí desaguaba el Colorado, o a lo menos alguna porcion de él, tiré algunos tiros llamando al contra-maestre y marineros, los que volvieron, habiendo bebido agua dulce en el dicho rio.
Se acabó de hacer la aguada, leña y sementeras: despaché al Cacique Negro con sus indios, habiéndole regalado aguardiente, harina, bizcocho y porotos, quedándome listo para por la mañana emprender mi viage al Rio Negro.
No sé lo que entónces hiciera: esto sé que quiero hacer ahora, que es no morderme, quedándome tantas cosas por decir, que no sé cómo ni cuándo podré acabarlas, y mas estando temeroso, que al salir del sol nos hemos de quedar a escuras, faltándonos la habla.
Me los perdió en la primera ocasión, quedándome sólo cinco como todo capital.
Les ofrecí cigarros, que aceptaron con marcada satisfacción, y quedándome solo con ellos, hice que Mora fuese donde estaba mi gente, en busca de un chifle de aguardiente.
Perdí, pues, mis caballos, quedándome sólo la satisfacción de haber refunfuñado un rato con desahogo.
He probado que desde mi primera juventud he caminado hacia el manicomio, y que soy además el mayor tonto que hay en España, puesto que he podido serlo todo y no soy nada, he enriquecido a muchos quedándome pobre, y he llegado a viejo sin derecho o maña suficientes para ser protegido por los que con mi trabajo legalmente se han enriquecido, y por los de quienes sus productos anuales forma las rentas.
Cumplí la orden rápidamente, sin hacer caso por el momento, a los toques agudos de fajina que daba el hambre en mi estómago, y como volviera con el cabo Garay pude escuchar, quedándome a prudencial distancia lo que Duarte quería manifestarle a su inferior.
Me dañó seriamente la visión, quedándome ciego durante más de treinta días después de que fui liberado del Centro de Guerrero, Jujuy.
Me hicieron quitar la venda de los ojos, quedándome a solas con un hombre el que, ofreciéndome cigarrillos, y con buenos modales, me pidió que le contara todo lo que me habían hecho en ese lugar.
Pierdo sangre por la boca, ya que durante las descargas se me contraen los músculos y cierro las mandíbulas, quedándome la lengua afuera, lo que hace que virtualmente la perfore con mis dientes.
bizcocho y porotos, quedándome listo para por la mañana emprender mi.
Dejele al conde de Medellín que pasase adelante, y quedándome solo, esperé en vano un gran rato, pues nada vi».
Me callo y te dejo con tus exageraciones, quedándome con las mías, si lo son, y con mis errores, pues reconozco que algunos hay en mí».
Así estoy más descansada, porque si tú te murieras, quedándome yo, viva.
Abreviando: aquella misma tarde pude pagar a mis ganadores, quedándome con una cantidad importante, que me permitiría comenzar a poner casa, como era, en realidad, mi deseo y, buscando el desquite, hacer una que otra partidita.
Pero ella me adivinaba los pensamientos, sabía que esta tarde vendría yo acá, que, puesta de acuerdo contigo, nos iríamos a La Bastida, al amparo de Valvanera y Juan Antonio, y nos casaríamos, quedándome yo allá todo el tiempo que mis padrinos determinasen.
El Obispo se revistió de medio pontifical rojo, con báculo y mitra, y ocupó un sillón de espaldas al altar, los demás curas situáronse a izquierda y derecha, yo me agazapé en sitio donde pudiera ver quedándome casi invisible, y ya no faltaba más que el reo, parte o figura indispensable del edificante espectáculo que debíamos presenciar.
Irene me pidió por Dios que te lo ocultáramos todo, pero yo la respondí, quedándome con la carta, que sobre ese particular se haría lo que debiera de hacerse, y me vine sin perder momento a leértela de punta a cabo.
Kamaralzamán dijo: Aunque el deseo de ver a la princesa, que ha de ser mi esposa, me mueva a penetrar inmediatamente en su aposento, prefiero obtener su curación quedándome detrás del cortinaje de su cuarto.
Pero no di al descubrimiento la importancia que le hubiera dado en otra ocasión, porque las impaciencias nos consumían, y notaba que, como si allí no hubiera más ánimos que los míos, a medida que se los infundía a Tanasia y a su familia, iba quedándome yo sin ellos.
Pasando junto a la casita del Cura, inmediata a la iglesia, le llamé desde abajo para saludarle, pues como nos habíamos visto y hablado ya varias veces, me sobraba franqueza con él para decirle que estaba más obligado por las leyes de la cortesía a la visita de don Pedro Nolasco que a la suya, no quedándome tiempo aquella mañana para dejar pagadas las dos, pero en lugar del Cura respondió a mis voces su ama, una vieja muy acartonada y envuelta cuanto de ella asomó por una ventana correspondiente a la cocina, en tocas y pañolones.

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