Ejemplos con párrafos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Este capítulo resume de una manera bastante compendiada la azarosa existencia de la administración religiosa en nuestro pueblo y esperamos que a medida que vayan surgiendo más y mejores estudiosos de estas materias este artículo se pueda enriquecer aún más en lo referido a la herencia católica, ya que muy pocas parroquias en toda la isla han sido protagonistas de tantos cambios como lo demuestran los párrafos precedentes.
Texto con párrafos extraídos y puestos al azar en la página siguiente a ser puestos en su respectivo orden por el candidato.
La canción alterna párrafos en español y en inglés, y habla sobre la tensa situación en la Frontera entre Estados Unidos y México.
Exceptúase de lo dispuesto en los párrafos anteriores el cargo de Secretario del Despacho.
De esta manera, verdad y ficción, vida e imaginación, se hacen objeto literario indivisible y sujeto activo de los párrafos que conforman sus atractivos relatos.
Salvador José de Reyes, Arzobispo de Granada, coincidiendo con su mandato lo expuesto en los dos párrafos anteriores.
Algunas veces se usan versalitas para escribir párrafos de texto integralmente escritos en mayúscula, con objeto de evitar cansar o incomodar al lector.
Modificó su estructura: se dividieron las columnas en párrafos.
Por ejemplo, para que nuestra página web cambie el texto que se encuentra dentro de todos sus párrafos p pondríamos:.
Párrafos largos que consistentemente terminan con una elipsis inconclusa que dominan las descripciones de Lafourcade.
Mientras leía estos párrafos, que ya le eran familiares, su pensamiento trabajaba aparte a impulsos de la alegría.
Y en el mismo estilo seguían los primeros párrafos.
Pero tampoco le salía la cuenta, porque se levantaba una figura ruin y mal trajeada, que, con voz de grillo mal emitida, soltaba un aluvión de párrafos enmarañados que nadie se tomaba la molestia de desenredar, o un finchado presuntuoso, que entre período y período de su discurso ponía una eternidad de paseos en corto, estirones de chaleco, montaduras de lente y mares de agua con azúcar, ya un perezoso desaplomado Adán, que parecía las pocas y desmadejadas frases que decía a fuerza de restregarse contra el banco y de tirar de sus bragas hacia arriba, o un mozo encanijado y presumido, que sin ciencia, sin virtudes, sin voz y sin palabra, quería convencer como los sabios y convertir como los justos, ya un osado boquirrubio, cuyo único afán era medir sus fuerzas con las de los del Parlamento, que se guardaban muy bien de replicarle, ya un viejo atrabiliario, cuyos furores causaban risa y cuyos chistes hacían llorar de compasión, ya una especie de cuáquero mugriento, demagogo impenitente, que vociferaba sobre justicia y amor al prójimo, no en nombre de Dios, a quien negaba, blasfemo, sino de una razón que parecía faltarle a él, ya que no a los que en santa calma le escuchaban.
Allí le daba sopas en vino blanco fuerte, e inclinándose sobre el tonel le leía, separando bien las palabras, versos de Selgas y párrafos de Pidal.
Leíanse los fascinadores párrafos cien y cien veces, arrebatando el periódico a Julieta doña Juana, a doña Juana don Simón, y a don Simón Julieta, y así una hora y dos horas, y toda la mañana y toda la tarde, sin cruzarse una palabra entre los tres individuos de la familia, pero riéndose todos, como idiotas, a cada instante, tal vez pensando en el efecto que estarían causando en el público las noticias, y ¿a qué negarlo?, en el elegante periodista.
Por la razón apuntada más atrás, no reproduzco algunos párrafos de los dedicados a la fiesta por al día siguiente, en los cuales se decían de Julieta cosas peregrinas a propósito de sus ojos negros, sedosas pestañas, morena tez y túrgido seno, pintándola como la realidad del sueño más oriental, y poniéndola por encima de todas las sultanas habidas y por haber.
Que habló largamente de la boda de la hermosa Julieta de los Peñascales con nuestro compañero el distinguido escritor y diplomático don Arturo Marañas , no hay para qué decirlo, porque se supone fácilmente, pero, ¡ay!, a don Simón no le pasó de las narices aquel incienso: conservaba mucho más adentro el recuerdo martirizador de la palabra , con que le había calificado el mismo que quizá redactaba aquellos lisonjeros párrafos, y sabía de memoria los que había dedicado la misma pluma a su desastre parlamentario.
Abrió un libro, y le fué imposible leer dos párrafos seguidos.
Unos cuantos párrafos más allá, el marino se convenció de que el había acabado por enamorarse de su patrocinada.
Doña Luisa casi repitió textualmente los párrafos de sus cartas, tantas veces releídas.
A veces turbaba su soledad en él, no viajero ni viajera alguna, que los que vienen a París no suelen pasarse la tarde haciendo labor bajo un plátano, sino el mismísimo Sardiola en persona, que so pretexto de acudir con una regadera de agua a las plantas, de arrancar alguna mala hierba, o de igualar un poco la arena con el rodezno, echaba párrafos largos con su meditabunda compatriota.
Los párrafos de don Rosendo eran siempre nutridos como el anterior.
Replicaba , contrarreplicaba , citábanse párrafos de la gramática, del diccionario, de los escritores distinguidos, y al cabo nadie sabía a qué atenerse.
Mirólos Jacobo por todos lados, sin muestra alguna de sorpresa, y con la misma habilidad y ligereza de antes, arrancó también los sellos de ambos: el primero contenía un gran pliego, escrito de letra menuda, marcados sus párrafos con números romanos en forma de artículos, y anotados varios de ellos al margen, por la misma letra gorda de la carta y el sobrescrito.
¡Y si viera usted qué cariño me ha tomado Ponce! Echamos largos párrafos sobre el arte realista, y el ideal, y la emoción estética, y cuanto yo digo, aunque sea un gran desatino, porque en mi vida las he visto más gordas, lo escucha como el Evangelio, y yo me doy con él un lustre que no hay más que ver.
No sabemos a qué época fija se referirían estos párrafos sueltos que al vuelo cogía Barbarita cuando, ya casada, entraba en la tienda a descansar un ratito, de vuelta de paseo o de compras: ¡Qué hermosotes iban esta mañana los del con sus pompones nuevos! El Duque ha oído misa hoy en las Calatravas.
Las pastorales, sinodales, bulas y demás entretenidas cosas que el libro traía, fueron el único remedio de su soledad triste, y lo mejor del caso es que llegó a tomar el gusto a manjar tan desabrido, y algunos párrafos se los echaba al coleto dos veces, masticando las palabras con una sonrisa, que a cualquier observador mal enterado le habría hecho creer que el tomazo era de Paul de Kock.
El velo tenía que ser muy denso porque la franqueza de Fortunata arrojaba luz vivísima sobre los sucesos referidos, y su pintoresco lenguaje los hacía reverberar Dio ella entonces algunos cortes a su relación, comiéndose no ya las letras sino párrafos y capítulos enteros, y he aquí en sustancia lo que dijo: Torrellas, el célebre paisajista catalán, era tan celoso que no la dejaba vivir.
Con Fortunata volvió a intimar después de la escena violenta que he descrito, y juntas echaron largos párrafos en la cocina, mientras pelaban patatas o fregaban los peroles y cazuelas.
Entonces leía párrafos del libro de oro, que se le entraban en el alma a manera de hierro enrojecido en la carne:.

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