Ejemplos con pudoroso

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En lo más recio del tumulto, se levanta Paúl, y en medio del hemiciclo, la voz ronca, los brazos por alto, la cara echando fuego, pronuncia estas atrocidades que el pudoroso no admite en sus columnas:.
Besó la cálida frente de su amada, y esta, en un sonreír pudoroso, le dijo: Vicentillo, pronto me levantaré.
-Yo no veo nada, don Wifredo -dijo Fernanda con pudoroso disimulo de sus vagas esperanzas-, sólo veo que usted es muy bueno, que se emborracha de caridad, de abnegación.
La ciudad dejaba ver sus formas tras un velo tenue, que solía conservar con cierto recato pudoroso hasta muy avanzado el día.
Cuatro muchachas con hueca falda, mantilla de seda caída sobre sus ojos y aire pudoroso y monjil, agarraron las patas de la mesilla, levantando todo el blanco catafalco.
En este momento creo verle aquí, del otro lado de la mesa en que escribo, muy sencillote y franco, muy recatado y pudoroso para cualquier acto de generosidad, y nunca más tímido que cuando quería averiguar si necesitábamos algo.
Sé bien que el amor, el verdadero amor, es tímido y pudoroso, que no gusta de revelar secretos, que se afana por vivir escondido.
Doña Manuela, animada por un instinto pudoroso, intentó excusarse.
Don Quintín creyó ver que el rostro de la chicuela se cubría de pudoroso carmín.
Las escenas y momentos que Cristeta se complacía en evocar, no le venían a la memoria como delirio de imaginación viciosa obstinada en reproducir mentalmente lo que aun para el pensamiento debe ser pudoroso, eran reminiscencias espontáneas, dispersas e incompletas, rememoradas como versos sueltos de un poema leído en días venturosos.
Como novia de Cupido desde la víspera, Rosa Ilincheta, por el temor pudoroso de encararse con su cómplice a la clara luz del día, retardó cuanto pudo su salida del tocador.
Pasado este primer instante de fascinación, de éxtasis, o de atonía, un instinto de pudoroso respeto se apoderó de ambos, obligándoles a bajar simultáneamente la vista, como impelidos por un mismo resorte de rubor.
Y, sin embargo, nada más inocente, nada más modesto ni pudoroso que el sentimiento que así le obligaba a alejarse de la apacible quinta, que así le hacía temblar, estremecerse, palidecer de emoción.
yo era pudoroso.
Al otro día, cuando pasamos con Arsenia por la plazuela de Nejjarine, sentado bajo el farolón de bronce de la fuente estaba el maldito y pudoroso niño del fondak.
El pequeño, después de saludarnos, se sentó muy gravemente a la orilla de la fontana y se puso a mirar, con el gesto pudoroso de una niña, sus sandalias amarillas de piel de cabra que le colgaban de la punta de los pies desnudos.
Y fingió pudoroso espanto.
Dalmira bajó al pronto los ojos por un movimiento pudoroso, luego se atrevió a dirigir al joven una elocuente mirada, que no supo él comprender, y sonrió amargamente, reprimiendo a la vez el llanto que se agolpaba a su vista y la enturbiara.
- ¿Quién sois? exclamó con despavorida sorpresa y cubriéndose instintivamente con la sábana por un movimiento pudoroso.
Afortunadamente la honradez y buen ejemplo que veía en las sanas costumbres e irreprensible conducta de su padre, preservó a Constanza en la esfera de la virtud, conteniéndola en los límites de la moralidad, de suerte que, fuera de sus excentricidades veleidosas, la severa simplicidad de sus actos no desdijo jamás del pudoroso carácter de la doncella pura.
El que haya visto a Pereda en el campo y le haya acompañado en excursiones por su país, o por otro parecido, no me negará que, en aquel cariño fuerte, sano, como pudoroso, a lo que llamamos por antonomasia la naturaleza, se ve algo semejante a lo que Tolstoï nos pinta, sin duda retratándose, en su famoso y muy simpático personaje Levine, el señor ruso que en la ciudad se asfixia y que encuentra una voluptuosidad sublime en pasarse un día de sol a sol segando como un gañán en los frescos prados, confundido con los humildes aldeanos de sus propios dominios.
Y la creo, no solamente por el valor con que se acusa de otras cosas bien graves, sino porque había en su naturaleza un componente pudoroso que la impedía ser grosera: y hasta como pecadora, lo fue sin el aguijón del apetito, y por eso quiere que se la tache por lujo de pecar, pero no por lujosa en el pecado.
-¡Oh! -tornó a exclamar don Gonzalo, en presencia de aquel, en su dictamen, pudoroso abatimiento, -pero el hombre iznora.
Pero, mujer al cabo, aunque tan digna y sincera como la que más, supo reprimir su naciente alegría, y dijo con simulada desconfianza y con entereza propia de un recato verdaderamente pudoroso:.

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