Ejemplos con provisor

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En el desempeño de su cargo de visitador general de las provincias del sur, Ruiz de Aguilar, a quien la Real Audiencia había recomendado que no reconociese al obispo de la Imperial más jurisdicción que la que le competía en su Catedral, hubo de proveer los curatos, y más tarde, cuando la sede vacante le eligió por provisor, con motivo de la guerra, mantuvo soldados y les suministró armas y caballos.
Con ocasión de la muerte del obispo Barrionuevo se le llamó a Santiago para confiarle el cargo de provisor y vicario general.
Fue deán de la catedral y, a la muerte del obispo Benito Lué fue nombrado provisor del obispado.
Fue Canónigo y Dignidad de la Catedral de Cuenca, Abad de Santiago, Provisor del Obispado, Examinador Sinodal, juez conservador del Real Hospital de Santiago de Cuenca, Beneficiado de La Roda y Fundador de la Obra Pía de su nombre.
Paz se dedicó a cambiar todos los funcionarios y comandantes federales, e incluso reemplazó al provisor del obispado, Benito Lascano, por Pedro Ignacio de Castro Barros y a otros muchos eclesiásticos y docentes de la Universidad.
Al llegar a Buenos Aires el gobernador Bucarelli, Maciel logró que éste lo nombrara vicario y provisor de la diócesis de Buenos Aires, con lo que logró gobernarla en ausencia del obispo por muchos meses.
Fue durante dos años cura interino en Salta y, de vuelta en Córdoba, se desempeñó como catedrático de Teología, Provisor, cura de la Catedral y Canónigo Magistral.
Una vez ordenado es enviado a Burgos para desempeñar el cargo de provisor de la diócesis y un tiempo después vicario general.
Como ocurre con la cubrición de la cabecera de la iglesia, que es encargada por el provisor general Pedro de Mérida al cantero Luis Pérez, estipulándose las condiciones de realización de esta: la qual dexa encargada a Luys Perez, cantero, al qual manda que se le de de jornal todos los días que anduviere en la dicha obra a tres reales, e al oficial que traxere consygo dos reales, e que la otra gente que oviere menester la pida al mayordomo.
El arcediano dejó su cargo de provisor tras obtener el obispo una providencia real para proceder contra cualquier dignidad, canónigo o clérigo que cometiere delito, contraviniendo el estatuto del Cabildo.
Vestía el Provisor balandrán de alpaca fina con botones muy pequeños, de esclavina cortada en forma de alas de murciélago.
Con la llegada de Sebastián de Lartaún, nuevo obispo de Cuzco, Albornoz llegó a ser provisor y vicario general del obispado hasta en dos oportunidades.
Después que los liberales le hicieron Provisor de Astorga, está en poder del demonio.
Todas estas razones oyeron los circunstantes, y el asistente, y vicario, y provisor del arzobispo, y de oirlas se admiraron y suspendieron, y quisieron que luego se les dijese qué historia era aquella, qué estranjero aquel, y de qué casamiento trataban.
Y luego en diciendo esto, sacó de una caja de lata los recaudos que decia, y se los puso en las manos del provisor, que los vió junto con el señor asistente, y no halló en ellos cosa que le hiciese dudar de la verdad que Ricaredo habia contado.
Hallóse en él el asistente, y el provisor de la Iglesia, y vicario del arzobispo, con todas las señoras y señores de título que habia en la ciudad: tal era el deseo que en todos habia de ver el sol de la hermosura de Isabela, que tantos meses se les habia eclipsado: y como es costumbre de las doncellas que van a tomar el hábito ir lo posible galanas y bien compuestas, como quien en aquel punto echa el resto de la bizarría y se descarta della, quiso Isabela ponerse lo mas bizarra que fué posible, y así se vistió con aquel vestido mismo que llevó cuando fué a ver a la reina de Ingalaterra, que ya se ha dicho cuán rico y cuán vistoso era: salieron a luz las perlas y el famoso diamante, con el collar y cintura, que asimismo era de mucho valor.
Sólo el Provisor se contentó con sonreír, inclinarse y poner cara de santo que sufre por amor de Dios el escándalo de los oídos.
El Provisor no estaba allí más que para hablar a solas con don Cayetano.
Cuando se le hablaba de los supuestos cohechos del Provisor, de su tiranía, de su comercio sórdido, se indignaba el anciano y negaba en redondo hasta los casos de simonía más probables.
Era el de Mourelo el más cordial enemigo que tenía el Provisor.
La presencia del Provisor contuvo al señor Arcipreste, que, cortando la cita, añadió:.
La señora del lugareño manifestó deseos de besar la mano del Provisor, pero la mirada del marido la contuvo otra vez, y no hizo más que doblar las rodillas como si fuera a caerse.
-El señor don Fermín de Pas, Magistral y provisor de la diócesis.
Creía, o por lo menos propalaba todas las injurias con que se quería derribar al Provisor, y le envidiaba por lo que pudiera haber de cierto en el fondo de tantas calumnias.
De uno de estos escondites salió, al pasar el Provisor, como una perdiz levantada por los perros, el señor don Custodio el beneficiado, pálido el rostro, menos las mejillas encendidas con un tinte cárdeno.
Por todo lo cual el Provisor mira al barrio del Noroeste con más codicia que antipatía, si allí hay muchos espíritus que él no ha sondeado todavía, si hay mucha tierra que descubrir en aquella América abreviada, las exploraciones hechas, las factorías establecidas han dado muy buen resultado, y no desconfía don Fermín de llevar la luz de la fe más acendrada, y con ella su natural influencia, a todos los rincones de las bien alineadas casas de la Colonia, a quien el municipio midió los tejados por un rasero.
En tales días el Provisor era un huracán eclesiástico, un castigo bíblico, un azote de Dios sancionado por su ilustrísima.
Celedonio que en alguna ocasión, aprovechando un descuido, había mirado por el anteojo del Provisor, sabía que era de poderosa atracción, desde los segundos corredores, mucho más altos que el campanario, había él visto perfectamente a la Regenta, una guapísima señora, pasearse, leyendo un libro, por su huerta que se llamaba el Parque de los Ozores, sí, señor, la había visto como si pudiera tocarla con la mano, y eso que su palacio estaba en la rinconada de la Plaza Nueva, bastante lejos de la torre, pues tenía en medio de la plazuela de la catedral, la calle de la Rúa y la de San Pelayo.
El acólito, de puntillas, sin hacer ruido, se había acercado por detrás al Provisor y procuraba seguir la dirección del catalejo.
El manteo apareció por escotillón, era el de don Fermín de Pas, Magistral de aquella santa iglesia catedral y provisor del Obispo.

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