Ejemplos con prometiera

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Su verdadero objetivo es obtener el libro cuando su dueño muera, debido a que Takashi se lo prometiera a cambio de su ayuda para devolver los nombres a los espíritus.
Contestole Vicente risueño y afable que él actuaría de Providencia siempre que el amigo le prometiera lealmente variar de conducta y ponerse a tono con su familia y la sociedad.
No es, en fin, la sumisión de mi amada pátria a nuevo yugo extranjero, lo que me prometiera el almirante Dewey.
Doña Fermina rompió a llorar, y como interrogase cariñosamente al desgraciado joven acerca de sus propósitos y de la enmienda que por la mañana prometiera, este dijo:.
Cuesta arriba se le hizo a la dueña ofrecer lo que el músico pedia, pero a trueco de cumplir el deseo que ya se le habia apoderado del alma, y de los huesos y médulas del cuerpo, le prometiera los imposibles que pudieran imaginarse: dejóle, y salió a hablar a su señora, y como vió su puerta rodeada de todas las criadas, les dijo que se recogiesen a sus aposentos, que otra noche habria lugar para gozar con ménos o con ningun sobresalto del músico, que ya aquella noche el alboroto les habia aguado el gusto.
La señora volvió en sí y como el doctor Estaca le prometiera al fin consagrarse desde que amaneciera a trabajar en favor de la niña doña María, fue serenándose poco a poco y recobrando su salud, sin sacudir por eso el caimiento en que pretendía estar.
Juan prometiera soltarle al día siguiente, cuando la indignación estuviese un tantico aplacada y el principio de autoridad restablecido del menoscabo que acababa de padecer.
Et don Illán se començó a quexar mucho, retrayéndol’ cuantas cosas le prometiera et que nunca le avía complido ninguna, et diziéndol’ que aquello reçelava en la primera vegada que con él fablara, et.
Entra en un convenio con aquel amigo cuya era la hermosa mujer, de darle una prenda, la que más le gustase de cuanto poseía, pero con pacto y condición de que el amigo por su parte prometiera darle otra del mismo modo.
-Por argo hice yo que me prometiera Dolores pagarme daños y perjuicios -exclamaba momentos después la Lechuguina contemplando con filosófica resignación el cántaro hecho pedazos, mientras, corrido y maldiciente, alejábase don Paco coreado por la mal disimulada rechifla de los vecinos, que en el arroyo de la calle comentaban en pintorescas agrupaciones, de modo chispeante y graciosísimo, la corrida en pelo que acababa de sufrir uno de los más caracterizados injertos de chulo y de marqués de los barrios de Andalucía.
-¡Y si fuera eso sólo! Pero es que hay mucho más en el capacho, es que además de to lo que le he dicho, me pasa que no pueo sosegar ni un minuto, porque es que esa mujer es más celosa que un tigre, y si me mudo la elástica, ¡cita al canto!, si llevo un caramelo en el bolsillo, ¡una toma que me han preparao!, si estornudo dos veces seguías, ¡ya se sabe!, es que me costipé al desnudarme en otro cubril, si al acostarme tardo dos minutos en coger el sueño, es porque estoy caviloso pensando en otra, si me duermo en seguía, es, porque ella ya no me jace caso, si gasto dos perras gordas, es porque las he empleao en jatear y en ponerle un piso a algún chanelo de la víspera, si estoy alegre, ¡malo!, si estoy triste, ¡peor!, y, en fin, señor Pedro, que tan agria me tiée ya la saliva mi mala estrella, que un beso le daría yo en ca una de sus articulaciones al que me prometiera mandarme en seguiíta en la tertulia caminito del Camposanto.
¿Quién no se prometiera en abastanza.
-Sí, señor, me llamó a su casa, me dio el dinero necesario para el viaje, hizo que me entregasen un caballo de posta, y que le prometiera no pararme hasta llegar a veros, he corrido quince horas seguidas.

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