Ejemplos con primorosos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Ramos de cardos y algo que pocos vieron series de primorosos desnudos que a Nerva, jamás volvieron.
Este libro, de cuidada estética y primorosos textos, indaga en lo más hondo del sentimiento humano, destapa recuerdos, abre puertas a la imaginación y a la remembranza, y sobre todo nos descubre a un escritor que se muestra cercano y testimonial, sincero y comprometido con su esencia más íntima.
Y aquel infame Belarmino, sabía Dios merced a qué socaliñas y malas artes, le hurtaba, sin dejar una migaja siquiera, el aplauso y atención que a él en justicia se le debían, puesto que Belarmino era insensato charlatán y prevaricador de la lezna y el cerote, en tanto él, Apolonio, por don natural, componía los más primorosos artificios, así zapateriles como poéticos.
En el pueblo sólo había mujeres, mujeres por todas partes: sentadas ante las puertas, haciendo encaje con un colchoncillo cilíndrico sobre las rodillas, a lo largo del cual tejían los bolillos la tira de primorosos calados, agrupadas en las esquinas, frente al mar solitario donde estaban sus hombres, hablando con una nerviosidad eléctrica que estallaba de pronto en ruidosas tempestades.
Contestó Ibraim que había visto sacar, ya de estuches primorosos, ya de envoltorios de papel, cosas lindísimas: un retrato de militar, joyeles de diamantes, hilos de perlas, y un abanico que los presentes alabaron como la mejor y más rara pieza que había en el mundo, tanto por su antigüedad como por su belleza.
¡Qué bonito drama, qué versos primorosos! Pocas veces ha estado nuestro gran coliseo tan brillante como aquella noche.
Tenía doña Luz dos primorosos escritorios antiguos, con cajoncitos y columnitas, llenos de incrustaciones de marfil, ébano y nácar, cómodos sillones y sofás, una chimenea mejor construida que las otras que había en la casa, espejos, cuadros bonitos y un armario lleno de libros lujosamente encuadernados.
Para todos los primos y primas trajo regalos: para ellos puros filipinos en abundancia, para ellas, o pañolones bordados, que llaman en mi tierra de y de Manila en Madrid, o abanicos chinescos de los más primorosos.
Tenían en los trajes dibujos primorosos, combinaciones de colores extraños perfectamente armonizados, cintas de tornasoles inverosímiles, flores tan bien contrahechas, que parecían recién cogidas entre rocío húmedo, y plumas tan leves como los filamentos vaporosos del incienso que flotaba en el aire.
Es religioso con la devota, a quien obsequia con primorosos rosarios y virgencillas de plata, dicharachero y juguetón con la coqueta, a quien agasaja con adornos y telas, espléndido con la interesada, y aquí de las alhajas, adulador con la vanidosa, romántico con la poética, mañoso con la esquiva, y se amolda tan por completo al genio de la que corteja, que sentando con ella plaza de mandadero, luego queda convertido en prior.
Es del período del gótico, y lo que le falta en severidad y unción mística lo tiene en lujo de primorosos adornos.
Estaba viviendo el joven en la posada de la viuda de Cuzco, establecimiento como ahora se dice, no a la altura, sino a la bajeza de los más primorosos atrasos del país.
Pues bien: en la carta que he recibido esta mañana me dice que quiere recogerte y ampararte en su casa, donde estarás como una reina, donde no te faltará nada, ni aun aquello de que gustan tanto las damiselas del día, tal como joyas, trajes bonitos, perfumes primorosos, guantes y otras fruslerías.
Los versos son elegantes, primorosos y tersos, las filosofías están bien expuestas y sentidas, pero el amor vivo no parece.
Cuando volvieron a él, la noticia de haber llegado la escuadra francesa había llenado el muelle de gente, cuya sorpresa no fue compatible con cosa de este mundo cuando desembarcaron los oficiales franceses, mozos por la mayor parte primorosos en su traje, alegres en su porte y risueños en su conversación, pero cargados con tan importunos muebles.
Pero esta obra contiene tan primorosos desvelos y tantas ingeniosidades, que merece que.
¡Qué día más bello! ¡Qué hora tan embelesante! El sol se levanta en el horizonte matizando las nubecillas con primorosos colores y desplegando en todas direcciones madejas de luz, como la dorada cabellera ondeante sobre la cabeza de un niño, la tierra ostenta su riqueza y sus galas, el ruiseñor gorjea y trina en la cercana arboleda, el labrador se encamina a su campo, saludando al luminar del día con cantares de dicha y de amor.
Era ésta la misma donde la infanta doña Sancha, hermana del emperador don Alonso, había administrado justicia a los pueblos del Bierzo, derramando sobre sus infortunios los tesoros de su corazón misericordioso, gracioso aposento con ligeras columnas y arcos arabescos con un techo de primorosos embutidos al cual se subía por una escalera de piedra adornada de un frágil pasamano.
Sabía que los suyos, y con ellos Samuel, la esperaban reunidos en una glorieta, especie de pabellón de mármol blanco, situado a la entrada de la verja, y quería llegar sin ser vista, para dejar el severo vestido de calle, y presentarse con los frescos y primorosos atavíos que usaba en su casa.
Porque tuvo usted la bondad, cuando publiqué mi primer libro, de saludarme punto menos que como a una lumbrera en el arte de pintar costumbres, atrevíme a esperar que, andando el tiempo, llegaría yo a escribir una obra tan excelente, que fuera digna de ser ofrecida al Curioso Parlante maestro eximio cuyos cuadros eran, y siéndolo continúan hasta la fecha, mi delicia por lo primorosos y mi desesperación por lo inimitables.
Antonio contempló con descarada insistencia a Lola, ésta acababa de cumplir los dieciocho años, y era de mediana estatura, de formas precozmente opulentas, de talle que acortaba la curva de su seno de excepcionales arrogancias y la amplitud de su cadera, su rostro, de tez cálida y suave, era de facciones vulgares, embellecidas por la expresión hondamente sensual que adormecía sus ojos, una sonrisa vaga dejaba ver sus dientes primorosos.
No conocí ninguno hecho de una sola cuerda nueva: todos eran de pedazos heterogéncos, rebañados aquí y allá, pero a dar estallido seco y penetrante, podían apostárselas con los más primorosos: para eso se untaba muy a menudo la tralla con pez o con cera.
Los primorosos objetos que en los salones había eran para espantar por su riqueza y exquisito gusto, no ya a la lavanderilla, que poco de esto había disfrutado, sino a la mismísima reina Victoria, que hubiera confesado la relativa inferioridad de la industria inglesa, y hubiera dado patentes y medallas a los inventores y fabricantes de todos aquellos artículos.
Estaba todo perfumado, su traje era casi tan rico como el del rey, su andar, afeminado y lánguido, de sus orejas pendían zarcillos primorosos, de su garganta, un collar de perlas, ceñía su frente una guirnalda de flores.
Al hombre, más débil y más inerme que el cordero, el espíritu, convertido en herrero y en pirotécnico, le ha dado armas y fuerzas mil veces mayores que las del león, al hombre, más desnudo que el perro chino, el espíritu convertido en tejedor, en sastre, en zapatero y en sombrerero, le ha vestido más primorosos trajes que al pavón, al colibrí y al papagayo, al hombre, poco más listo que el topo ó el mochuelo en punto á ver, el espíritu, convertido en fabricante de catalejos, le ha dotado de vista más penetrante que la del águila, al hombre, que jamás hubiera hecho natural é instintivamente algo que valiese media colmena, el espíritu, convertido en arquitecto, le ha enseñado á construir alcázares soberbios, torres esbeltas, pirámides ingentes, columnas airosas, cómodas viviendas, catedrales, teatros, y en suma, ciudades maravillosas, al hombre, que en el estado de naturaleza selvática es propenso á comerse á sus semejantes, y que se regalaba, y aun suele regalarse en algunas regiones, con ásperas bellotas, con cigarrones machacados ó con pescado crudo y putrefacto, el espíritu, convertido en cocinero, le prepara artísticamente manjares agradables, hasta á la vista, y hace que uno de los actos que más le recuerdan lo que tiene de común con el animal sea un acto solemne, de corbata blanca y condecoraciones, donde tal vez se celebran los triunfos más transcendentales de la religión, de la ciencia, de la filosofía y de la política, al hombre, en fin, que después del pecado, se entiende, y en el estado de naturaleza y ya sin gracia, debió de ser casi tan feo como el mono, y más sucio que el cerdo, y más pestífero que el zorrillo, el espíritu, convertido en ortopédico, en pescador de esponjas, en fabricante de baños, en civilización para decirlo en una palabra, le ha hecho limpio, oloroso, aseado y bastante bonito para servir de modelo á la Minerva y al Júpiter de Fidias, al Apolo del Vaticano y á las Venus de Milo y de Médicis.
Estaba perfumada su estancia, y lucían en ella los primorosos presentes de sus antiguos amadores y el lujo de la plata labrada.
-¿Usted ha visto -respondió ella bajando la cabecita para mirarlas y acariciándolas al mismo tiempo con la mano-, qué helechos más primorosos? De tres clases y a cual más fina.
Dentro, en platos primorosos, se brindaban frutas, nísperos de oro, pavías de felpa rosa, naranjitas bruñidas, guanteadas por su flexible piel.
Gertrudis tenía unos dedos primorosos para la cocina, era, sobre todo, inteligente en pescado frito, y aun la caldereta la comprendía con un instinto que sólo se revela en una verdadera vocación.
¡Cuánta majeza! Por algo María Vicenta tenía aquella habilidad y aquellos dedos primorosos.

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