Ejemplos con presencia

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Antes, en la edad teológica, el hombre se había acostumbrado a la presencia de lo absoluto en cada realidad relativa, el mundo estaba poblado de mitos, la esencia de los seres flotaba en la superficie, como la niebla matinal sobre los ríos, y el conocimiento íntegro se ofrecía al alcance de la mano, como la frambuesa de los setos.
Pensará usted que mi padre es un grandísimo figurón, que todo aquello era fingido, teatral y a propósito para reír, a pesar de la presencia del difunto.
Como mi padre ha vivido fuera de la realidad, se conduce siempre con desparpajo que asusta y admira, así es que, al poco rato de conversación con la duquesa, y como quiera que se hallaba bastante agitado, comenzó a dispararle versos amatorios, un tanto velados todavía, más por artificio que por timidez, declarando que no en balde la señora se llamaba doña Beatriz y que él, como el Dante, subía del infierno de Compostela al paraíso de su presencia y protección.
El Breviario me traía, no ya la presencia espiritual de Angustias, sino también la presencia sensible.
El mar interviene como tremendo coro de tal drama, levantando y agigantando los hombres y las cosas con su presencia.
Todo lo cual valió al pobre sacerdote una tempestad de murmullos, entre los cuales tuvo que sentarse, abandonando en seguida el salón, por no autorizar con su presencia la discusión de un punto para él indiscutible.
Acabaron de aturdirse en su presencia, y huyeron a la desbandada, mas el animal, a una quiero y a la otra la dejo , hartóse de romper vestidos, y sabe Dios qué más hubiera roto, si a los gritos y a los ladridos no hubieran acudido algunas personas que ahuyentaron a palos a la fiera, y condujeron al pueblo a las inocentes criaturas, bien merecedoras del susto que pasaron si se les toma en cuenta lo que hicieron padecer a la pobre descalabrada.
Así que la niña descalabrada en la alameda notó la presencia del perro entre sus implacables ofensoras, por los ladridos del uno y por los gritos de las otras, contuvo su llanto, y con íntima complacencia, se volvió para presenciar los destrozos que el enfurecido animal parecía estar haciendo en las ropas y pellejo de aquellas mal aconsejadas criaturas.
Unicamente debo dejar consignado que Julieta estaba hecha una real moza, y que no se separó de ella un solo instante el consabido diplomático de , que doña Juana no cabía en la casa, de satisfecha, soplada y bullidora, que don Simón se desvivía por obsequiar a todo el mundo, a pesar de hallarse algo contrariado por la circunstancia de que un inesperado Consejo de Ministros había impedido a alguno de éstos honrar la casa con su presencia, y, por último, que la concurrencia, deseando corresponder de un modo digno a tantos obsequios, bailó de firme, registró toda la casa, murmuró en cada rincón de la simplicidad del dueño y de la estrepitosa de su señora, desafinó el piano, desgajó, con parte de los tabiques, dos cortinones, se chupó o se embolsó medio millar de ricos habanos, y dejó el ambigú como si sobre él hubiera pasado un huracán.
¿Por qué? ¿No va a comparecer en la presencia de Dios Nuestro Señor? Pues natural es que acuda a ella como a una fiesta, bien lavada y aromada.
¡Si se ha ciscado toda! ¿Quiere que vaya así a la presencia de Dios? ¡Y qué cuerpo blanco¡ ¡Cuántas mozas quisieran este pecho de paloma!.
Las niñas de los lacitos le apodaban el de las cadenas , la mamá sentíase inquieta con la presencia de este bárbaro de negra fama, que olía a vino y hablaba accionando con la navaja, y convencida al fin de que nada había de sacar de él, indicábale que se fuese, pero él experimentaba un hondo gozo siendo molesto y procuraba prolongar la entrevista.
Causó estupefacción en el primer momento la presencia de Roseta: algo así como la entrada de un moro en la iglesia de Alboraya en plena misa mayor.
Su presencia allí era una ofensa, y la barraca casi nueva un insulto a la pobre gente.
Batiste sonreía irónicamente mientras hablaba , y éste, al fin, pareció confundido por la serenidad del intruso, anonadado al encontrar un hombre que no sentía miedo en su presencia.
Quería ver si se burlaban de él en su presencia.
¿Por qué no había de ir él adonde iban los otros? Nunca había entrado en casa de , el antro en otro tiempo de sus enemigos, pero ahora justificaba su presencia lo extraordinario del suceso.
No le exigían que se fuese de la taberna, librándolos de su presencia odiosa, le ordenaban con amenaza de muerte que abandonase sus tierras, que eran como la carne de su cuerpo, que perdiese para siempre la barraca donde había muerto su chiquitín, y en la cual cada rincón guardaba un recuerdo de las luchas y alegrías de la familia en su batalla con la miseria.
Nos escriben de aquella localidad que el país está tan poco dispuesto a aventuras, que se considera inútil en aquel punto la presencia de la brigada Batalla.

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