Ejemplos con prelados

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Obispos, y otros Prelados y personas eclesiásticas del vecindario de sus diócesis y territorios al Señor Rey D.
Ellos podían de esta manera, disfrutar de todos los privilegios de prelados domésticos y de prelados en asistencia real del Papa.
El de la barra más baja, sin embargo, debía sentarse entre los escritores apostólicos en los bancos de la parte inferior de la cámara, y su deber era llevar los horarios firmados o súplicas a los prelados de la barra superior.
Se tornó de importancia mayor como entidad, y su privilegio aumentó a manera de una universidad de prelados.
Una Hueste era en España durante la Edad Media, la reunión de hombres armados formando un ejército tras el llamamiento de prelados o rico-hombres, con el objetivo de realizar expediciones o acudir a la guerra.
Fue miembro de las Congregaciones de Ritos, de Inmunidad de Obispos Regulares y del examen de prelados.
Antes de la construcción de San Juan de los Florentinos, esta iglesia de Minerva era la iglesia nacional de los florentinos, y por lo tanto guarda numerosas tumbas de prelados, nobles y ciudadanos que provenían de la ciudad toscana.
Los prelados gaditanos consideraron esta casa como objeto de su atención y cuidado pastoral y nombraban a un eclesiástico como administrador y capellán, depositando en él la dirección inmediata tanto material como espiritual del mismo y de las beatas consagradas al cuidado de las enfermas.
La ceremonia se celebró en presencia de treinta y dos prelados y señores, entre los que estuvo el obispo de Estrasburgo Adalog.
Con forma de tríptico, cuando el retablo se hallaba cerrado podían admirarse los retratos del Velasquillo y de su esposa que los prelados no dudaron en mandar tapar con barniz para no confundirlos con falsos santos que invitaran a devoción y que, por otra parte, era necesario que desapareciesen por ser groseras y ridículas.
Eijo y Garay fue, de hecho, uno de los prelados más fieles al régimen, en conciencia y desde su gran altura intelectual.
El edificio, concebido como lugar de descanso para los prelados de la diócesis hispalense, es una obra de grandes dimensiones, con un enorme valor artístico y arquitectónico.
Consideraba requisito imprescindible la celebración de un concilio general que reformara la Iglesia y pusiera fin a los malos usos y costumbres, exhortando a todos los prelados y príncipes para que se realizara cuanto antes.
Conserva íntegramente sus iniciales traza y dependencias, así como unas espectaculares cantinas abovedadas donde los prelados guardaban el vino y el aceite.
VI De la diversidad de gobierno y prelados superiores que ha tenido este convento.
Hoy en día la Penitenciaria está dirigida por un cardenal prefecto, el Penitenciario mayor, asistido por un regente, dos oficiales y un consejo de prelados.
Fue objeto de la predilección de reyes y prelados.
Gabriel dividía y agrupaba por caracteres la larga lista de prelados famosos.
Sus pasos retumbaban sobre el pavimento, cortado a trechos por los sepulcros de prelados y grandes señores de otros siglos.
¡Y tal vez lo hiciese mejor que todos ellos! ¡Ah! ¡si volviesen aquellos tiempos de la Reconquista, en que los prelados salían a matar moros! ¡Qué gran arzobispo de Toledo hubiese hecho yo!.
Únicamente por la noche, en el silencio del claustro alto, aquellos matrimonios que se reproducían y morían entre las piedras de la catedral osaban repetirse las murmuraciones del templo, la interminable maraña de chismes que crecía sobre la monótona existencia eclesiástica, lo que los canónigos murmuraban contra Su Eminencia y lo que el cardenal decía del cabildo, guerra sorda que se reproducía a cada elevación arzobispal, intrigas y despechos de célibes amargados por la ambición y el favoritismo, odios atávicos que recordaban la época en que los clérigos elegían a sus prelados, mandando sobre ellos, en vez de gemir, como ahora, bajo la férrea presión de la voluntad arzobispal.
En la Primada no se decía verdad sobre los prelados, ni osaba nadie publicar sus faltas, hasta que la muerte se apoderaba de ellos.
Después de los prelados de morrión de hierro y cota de malla desfilaban los prelados ricos y fastuosos, que no reñían otros combates que los de los pleitos, litigando con villas, gremios y particulares, para mantener la inmensa fortuna amasada por sus antecesores.
Don Gil de Albornoz, el famoso cardenal, marcha a Italia, huyendo de don Pedro el Cruel, y, como experto capitán, reconquista todo el territorio de los papas refugiados en Aviñón, don Gutierre III va con don Juan II a batallar con los moros, don Alfonso de Acuña pelea en las revueltas civiles durante el reinado de Enrique IV, y como digno final de esta serie de prelados políticos y conquistadores, ricos y poderosos como verdaderos príncipes, surgen el cardenal Mendoza, que guerrea en la batalla de Toro y en la conquista de Granada, gobernando después el reino, y Jiménez de Cisneros, que, no encontrando en, la Península moros a quienes combatir, pasa el mar y va a Orán, tremolando la cruz, convertida en arma de guerra.
Gabriel alababa al leer esto la prudencia y la tolerancia del buen moro Abu-Walid, pero aún admiraba más, con entusiasmo de seminarista, a aquellos prelados fieros, intransigentes y batalladores, que atrepellaban leyes y pueblos para mayor gloria de Dios.
Tras éstos, surgían en la interesante cronología los arzobispos guerreros, los prelados de cota de malla y hacha de dos filos, los conquistadores, que, dejando el coro a los humildes, montaban en su trotón de guerra y creían no servir a Dios si en el año no añadían algunas aldeas y montes a los bienes de la Iglesia.
Los únicos libros que se producen en tal época los escriben los prelados de Toledo.
Luego venían los arzobispos de la época goda, los prelados monarcas, que ejercían sobre los reyes conquistadores la superioridad con que el poder espiritual acaba por dominar a la barbarie conquistadora.
” A lo que respondí, que tomaba el camino a descubrir el rio, y cumplir con las órdenes de capellan y licencia de mis prelados.

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