Ejemplos con preguntándonos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Tras de los perros vinieron hombres, preguntándonos por la acción de aquella tarde, y si O'Donnell iba ya sobre Madrid.
La más gorda la dejo para lo último, y antes te diré que todos los conocidos nos tienen marcadas preguntándonos por ti.
Todo esto, y lo que omito, lo decía Gracián dando suelta a la caudalosa vena de su ingenio. Sus acompañantes reíamos a veces, o dábamos nuestro asentimiento por el regocijo que nos causaba. Es, en verdad, un admirable hablador. Posee la elocuencia de los disparates, y el arte de entretener al oyente con graciosos absurdos, expresados en el tono de una profunda convicción... El camino se nos hizo corto con estas charlas, y por mi parte no sentía cansancio cuando divisamos las primeras casas de Vallecas. Los perros de esta villa salieron a recibirnos en cuanto nos olfatearon, y con ladridos regañones nos preguntaban de dónde veníamos y qué demonios íbamos a buscar allí. De Vicálvaro -dijo Gracián-, y no seáis impertinentes. De Vicálvaro, y no alborotar: llevo cargadas las pistolas. Tras de los perros vinieron hombres, preguntándonos por la acción de aquella tarde, y si O'Donnell iba ya sobre Madrid. Respondió Gracián con informes totalmente opuestos a la verdad, sacados de su cabeza, y anunció que en Vallecas se había de librar el próximo día la más tremenda de las batallas. En esto, nos llevó a una de las casas que están a la entrada del pueblo, un poco apartadas del camino, y antes de que llegáramos a ella vimos luz en las habitaciones y oímos musiquilla de murga, violines mal rascados, clarinete y un trombón. Pronto supe que se habían celebrado los días de la dueña de la casa, y que llegábamos a los últimos pataleos y ronquidos de la bulliciosa fiesta. Entramos, y lo primero que me eché a la cara fue una mujerona de buen ver, alta de pechos, la tez morena, los ojos fulgurantes, de una categoría mixta, pues si por el continente y la finura del rostro parecía señora noble, su habla y modales denunciaban la mujer del pueblo. Era una transición o producto híbrido de esta sociedad infiel al principio de castas. Recibionos afablemente, y a Gracián con mayor cariño y confianza. Luego me invitó a descansar, ofreciéndome un dormitorio para esperar el día. No accedí, pues deseaba continuar mi viaje sin demora. La señora puso término a la fiesta, despidió a los pocos convidados que allí quedaban, dio licencia a los músicos, y a mí las buenas noches, agarrando por un brazo a Gracián, el cual es dueño del corazón de aquella tarasca, según me dijeron los músicos momentos después, añadiendo que a la señora se la conoce por La Panadera y que es viuda y rica. Para más pormenores, Gracián la engaña con una sobrina de ella, pobre, habitante en el mismo pueblo, y a las dos con una casada residente en Canillas. En la casa de La Panadera se quedó Navascués, inseparable amigo del otro peine, y su mono de imitación, con tan mala sombra, que cuantas aventuras intenta son bajas parodias de las del maestro.
—Hemos hablado de ti con mucha frecuencia este invierno, Hans —prosiguió el molinero—, preguntándonos qué sería de ti.

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