Ejemplos con postrándose

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Mirando a ambos hombres, la reina madre mostró sus respetos postrándose ante Hefestión, quien era el más alto y bello, y según la lógica persa, el más impresionante de los dos debía ser el rey.
Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron, y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.
En el Nuevo Testamento también aparece el incienso en notables acontecimientos: cuando la visita de los Reyes Magos a Jesús recién nacido: Y al entrar a la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron, y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.
Reforzaba sus plegarias postrándose, ayunando, e incluso, gesticulando.
Más tarde, cuando el marido se fue a acostar, renegando de Dios y maldiciendo de los hombres, ella dio un beso a cada niño, y enseguida, postrándose de rodillas ante una grosera estampa de Cristo pegada en la pared, comenzó a orar entre dientes.
«Todo lo conseguí», exclamó, postrándose desnudo y sin armas ni defensa.
-Señor -dijeron al cabo todos ellos al rey, postrándose humildemente a sus pies e hiriendo el polvo con las respetables frentes-, somos unos mentecatos, haz que nos ahorquen, nuestra ciencia es una mentira: ignoramos quién sea el pájaro verde, y sólo nos atrevemos a sospechar si será acaso el ave fénix del Arabia.
Cuando se encuentran dos en la calle, se conoce luego si son o no de una misma clase, porque si lo son, en lugar de saludarse de palabra, se dan un beso en la boca: si el uno de ellos fuese de condición algo inferior, se besan en la mejilla, pero si el uno fuese mucho menos noble, postrándose, reverencia al otro.
Porque los Persas, como no habían recibido de Cimón considerable daño, muy luego volvieron contra los Griegos y destrozaron sus fuerzas en el Egipto, pero después de Luculo nada dieron ya que hacer Tigranes y Mitridates, pues que éste, enflaquecido y acoquinado con los primeros combates, ni una sola vez se atrevió a sacar ante Pompeyo sus tropas del campamento, sino que bajó en huída al Dósforo, y allí falleció, y Tigranes, él por si mismo, se presentó a Pompeyo, postrándose desnudo ante él, y quitándose la diadema de la cabeza la puso a sus pies, adulando a Pompeyo con una prenda que, más bien que a él, pertenecía al triunfo de Luculo, así, se dio por muy contento cuando recobró los símbolos del reino, reconociendo que ya antes los tenía perdidos, por tanto, es mejor general como mejor atleta el que deja más cansado y debilitado a su contrario.
Dicen algunos que estuvo el rey presente al juicio, y que Darío, cuando se vio convencido con las pruebas, postrándose en el suelo, rogó y suplicó, pero aquel, levantándose encendido en ira, sacó el puñal y lo hirió hasta quitarle la vida.
Y cuando se le introdujo en el diwán de las recepciones, el visir, postrándose a los pies del califa, besó por tres veces la tierra entre sus manos, le dijo en pocas palabras el objeto de la misión que le estaba confiada, y le entregó la carta de su señor el rey de los francos, padre de la princesa Mariam.
Con un movimiento inesperado, Isidora la detuvo, y postrándose ante ella, exclamó con viva explosión de sentimientos nobles:.
Pero ¿dónde estaba la fe, la creencia en un objeto fuera del alma, y fuera del mundo, ante quien postrándose y humillándose y con quien viniendo a unirse luego, se limpiara el alma de todo pecado, desechase toda bajeza, y se levantase al fin a aquel grado de perfección, a donde había aspirado en vano a llegar por sí sola? No, ni el alma del doctor, ni otras almas atormentadas como la suya, podían ya huir a la Tebaida y renovar los tiempos y los prodigios de los Pablos, Antonios, Pacomios e Hilariones.
postrándose en tierra, apretaban el lodo con las rodillas, porque el dolor.

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