Ejemplos con pomposa

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El Andante spianato es una página de gran belleza intimista y recogida, mientras que la polonesa es brillante, solemne y algo pomposa.
Julio Cortázar, quien opinaba de Griswold que era un envidioso profesional, rescata un pasaje de la Memoria en que, sin embargo, el antologista parece oscilar en su criterio, al trazar una pomposa semblanza admirativa de Poe:.
La abadía de Pomposa situada en el municipio de Codigoro en la provincia de Ferrara es una abadía construida en el siglo IX.
Monumentos dentro del parque: la abadía de Pomposa, la iglesia de San Giorgio, San Apolinar in Classe, los canales de regulación hidráulica y los centros históricos de Mesola, Comacchio, Rávena y Cervia.
Este episodio cónclave enfrenta a Michelle como líder de los franciscanos, contra la ideología de Jeans de Cahors, conocido como Juan XXII, el papa denominado como maldito por su fuerte doctrina dictatorial, su estilo de vida pomposa y perseguidora de personajes históricos como los Franciscanos y los Templarios.
Tiene como hermanos a Guillermo, Pomposa, Sara, Eusebio, César, Modesto y María Teresa.
Durante el siglo XVIII, en las grandes ciudades europeas la pomposa ceremonia de elaborar las triacas corría a cargo de farmacéuticos destacados bajo la supervisión, normalmente, del Collegium medicum local.
Sus enemigos fueron luego al rey y le hablaron de la gran y pomposa exhibición que había hecho Antígono.
Unos ojos grandes, húmedos y ligeramente oblicuos, una dentadura fuerte y deslumbrante entre los labios gruesos de rosa obscuro, una carne pomposa y pálida, y una cabellera exuberante, negra y con tendencia a rizarse apenas la abandonaba el peine, eran los componentes principales de su belleza.
Iba a añadir por usted , pero se detenía mirando a la pomposa generala.
Diole a Currita ganas de reír la pomposa hinchazón con que pronunciaba el ministro demócrata aquellas sonoras palabras: Palacio, majestad, rey, reina, que parecían llenarle la ancha bocaza, y preguntó con su suavidad acostumbrada:
La antigua caoba de los muebles brilla lustrada por los frotamientos del sábado, y el altar donde una pomposa Virgen de azul y plata vestida recibe doméstico culto, se cubre de mil graciosas chucherías, mitad sacras mitad profanas.
A su lado, enigmática en su carnavalesco arreo de española «a lo Carolina Otero», la Gioconda dejaba dormir el misterio de sus pupilas verdes punteadas de oro, la Cotufera, con su bata azul de cielo, que arrastraba en pomposa cola, erguía el rostro enharinado de polvos baratos bajo los cabellos negros aceitosos, agobiados de claveles amarillos, y por fin, un poco separada, en el centro del escenario, Lucerito Soler.
Su traje ordinario era la pomposa capa española, de seda oscura en verano y de paño del mismo color en invierno.
La muerte de miedo estaba la más rica y pomposa y con acompañamiento más magnífico, porque estaba toda cercada de gran número de tiranos y poderosos.
Claro es que la enfermedad alcanza en proporción debida a la gente de la Aldea, nuestro barrio de labradores, y ese malestar de este importante gremio, le verá usted bien reflejado en la vega, tan floreciente y pomposa años atrás.
No hay elocuencia posible para ellos sino en lo alto de la tribuna y en medio de una pomposa decoración, ni heroísmo sino en presencia de millares de testigos.
La lozanía misma de las flores y la juventud pomposa de la naturaleza formaban en su alma doloroso contraste con la marchita flor de sus años y su exánime juventud.
Salomón no se negaría a firmar algunas de las sentencias que da, si no vinieran envueltas en cierto limo de ignorancia petulante y pomposa, residuo de criba, producido por el roce secular de los de su raza con los amos de Madrid y de Sevilla, capaz de empañar hasta la luz centelleante de su sentido común nativo.
Olés, aplausos, los bastones ayudaron a las manos, y la flamenca irguiose de un bote, y sosteniendo con una mano la falda y con la otra el cordobés, pateó, vibrando sobre la mesa, y luego giró rápida, barriendo con su cola, que se abría pomposa, las copas, que al rodar rotas vertieron los áureos chorros de vino generoso.
¿Veis, doña Brígida, cómo tengo yo razón en decir que ha sido bien quitar los coches, siquiera por quitarnos a nosotras el pecado de la vanagloria? Y más, que no era bien que un coche igualase a las no tales con las tales, pues, viendo los ojos estranjeros a una persona en un coche, pomposa por galas, reluciente por joyas, echaría a perder la cortesía, haciéndosela a ella como si fuera a una principal señora.
Una falda en forma de campana, muy ancha, muy pomposa, de gasa blanca adornada de infinidad de volantes de blanco Chantilly, enguirnaldada de minúsculas rosas, dejaba al descubierto el fino tobillo ceñido por la media de alba seda, y el pie de brevedad de ensueño encerrado en leve chapín de plata.
Iba á añadir «por usted», pero se detenía mirando á la pomposa generala.
Unos ojos grandes, húmedos y ligeramente oblicuos, una dentadura fuerte y deslumbrante entre los labios gruesos de rosa obscuro, una carne pomposa y pálida, y una cabellera exuberante, negra y con tendencia á rizarse apenas la abandonaba el peine, eran los componentes principales de su belleza.
Todos estos miembros del discurso iban perfectamente espaciados con enfáticas pausas, entre graves compases, con cadencia pomposa y campanuda que fatigaba como los mazos de un batán.
A todas estas concluía la sinfonía, el telón se había corrido, y los individuos de la junta ocupaban una fila de sillas, junto a pomposa mesa, tras la cual aparecía la imagen más grave de todas las imágenes imaginables, D.
Con diferencia de pocos días, partieron para el otro mundo el suegro de Beramendi y la tiíta de Tarfe, y bien pudo suponerse que su riqueza no les impidió subir a la morada celestial, porque ambos eran personas de piedad ardiente, y habían terminado su mortal vida en augusta paz, despedidos por innumerables bendiciones e indulgencias eclesiásticas, y por la pomposa solemnidad con que se les administraron los Sacramentos.
Ello es que Juan, a poco de respirar los aires picantes de la Corte, hallábase aquí como el pez en el agua: en pocos días aprendió la cháchara fluida, graciosa y mordaz del madrileño de casta, se asimiló las diferentes formulillas para juzgar de política, de teatros, de arte, fue un lucidísimo alumno de la Universidad, logró, por la amistad de su padre con Salaverría, un destinejo en Hacienda, que, con la mesada y los regalillos de la mamá, le constituía un peculio espléndido para estudiante, vestía bien, sin soltar nunca la pomposa chistera, tenía relaciones, hablaba y entendía de política, se abría, en fin, un brillante camino con sus dotes ingénitas y la ciencia social que sin él notarlo se le iba metiendo por los poros.
El embajador cristiano, que iba caballero en su alazán, precedido de heraldos y pajes, acompañado de pomposa comitiva, en requerimiento y demanda de la fortaleza, llevaba consigo nuestros votos, como si de real y no fingida embajada se tratase.
Sucedió que navegando el Helesponto tomase puerto en Cízico, en donde halló a los vecinos de la ciudad ocupados en hacer a la madre de los dioses una fiesta magnífica y pomposa, y el buen Anacarsis con aquella ocasión hizo un voto a la madre, de que si por su favor y ayuda llegaba salvo a su casa, le haría aquel mismo sacrificio que entonces veía hacer a los Cizicenos, e introduciría allí aquella vigilia y fiesta nocturna.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba