Ejemplos con pista

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Unas primitivas ROMs basadas en diodos fueron usadas para almacenar los sprites de los autos, la pista y del puntaje y tiempo de juego.
La blonda demostró su talento en la pista, y llegó a las semifinales, en las cuales perdió con la actriz Anita Martinez, pero igualmente cumplió el sueño de su soñador.
El estadio dispone asimismo de una pista de fútbol sala, nueve vestuarios, gimnasio, clínica deportiva, oficinas, museo, cafetería y una carpa para eventos diversos.
El campo deportivo cuenta con cancha de fútbol empastada, además de patinódromo, pista de bicicross, cuatro canchas de tenis, un frontón de entrenamiento, un circuito de cross country y acondicionamiento fístico, una sala múltiple, una multicancha y una pista de atletismo.
Como pista en la película para resolver el misterio, Argento nos da una pista visual al principio del film que es imperceptible para el cerebro, como ya hizo en Rojo Oscuro.
El hipódromo contaba con una pista principal y otra auxiliar ubicada en el lado norte del terreno.
Actualmente Cuenta con una pista principal, donde se realizan las principales carreras, y una pista auxiliar para cuaquier eventualidad.
Cuenta con cine propio y una pista de tenis en el tejado.
Después de esto, el agente Strahm del FBI entra en la habitación, donde había llegado siguiendo la pista de John, y le dispara al verlo armado y con actitud amenazante pese a preguntarle Jeff donde estaba su hija.
Luego, había que verle con qué religiosa pompa y taciturno talante, sentado detrás de la pista, limpiaba las espuelas del gallo con medio limón, para mundificarlas, por si estaban emponzoñadas, y las enjugaba después con el pañuelo, y, por último, depositaba levemente el gallo sobre el ruedo, como diciendo: , y ya no hay poderío terrenal que desvíe la voluntad de los hados.
Ir al monte con sus sabuesos, seguir la pista del oso, llegar a verle, apuntarle, herirle, ¡oh placer!, y, sobre todo, rematarle a puñaladas, luchando con la fiera cuerpo a cuerpo, brazo a brazo, solo, sin más testigos que sus perros, sin otro auxilio que el de su corazón impávido, su puño de bronce y su puñal de acero.
Durante veinte días, sus paseos habían sido sobre tablas, siguiendo con el automatismo de un caballo de picadero la pista ovoidal de la cubierta de un buque.
¡Las horas de aburrimiento mortal ante la pista helada, viendo cómo a los sones de un órgano se deslizaban sobre cuchillos por el blanco redondel los balanceantes monigotes humanos, solos o en fila! Su hija pasaba y repasaba ante sus ojos roja de agitación, echando atrás las espirales de su cabellera que se escapaban del sombrero, haciendo claquear los pliegues de la falda detrás de los patines, hermosota, grandullona y fuerte, con la salud insolente de una criatura que, según su padre, había sido destetada con biftecs.
En cuanto se pone sobre la pista de la liebre, deja de ser cojo.
Así hacía perder la pista a los que buscaban la causa de su salida de la casa.
El señor gobernador no erró la pista: tan sólo equivocó la pieza, y en vez de saltar la liebre saltó un venado.
Mas érale preciso al mismo tiempo y antes que nada hacer perder la pista a los masones chasqueados, y a este propósito ideó Jacobo reconciliarse con su mujer y oscurecerse a su lado por un año, durante el cual viviría tranquilamente de las rentas de esta, garantizaría con ellas, en lo posible, el pago de sus deudas y tantearía el terreno despacio y sin ruido, hasta encontrar el mejor postor a los servicios que pensaba sacar a pública subasta.
En tercer lugar, irse con pies de plomo, siguiendo la pista Así es, que vamos a cuentas ¿Quién sospechas tú que haya podido robar esos sellos?.
Mas no era el señor Pulido hombre que, una vez puesto en la pista, retrocediese ante ningún peligro ni reparo, fuese, pues, derecho a casa de Lhardy y preguntóle si el señor marqués de Butrón tenía en su repostería alguna cuenta pendiente.
Los olfatos más diestros en aquello de seguir la pista a un enredo pusiéronse al punto en movimiento, y a poco quedó averiguado que Jacobo había tenido la desfachatez de convidar al viejo duque, y el noble anciano el decoro de negarle la demanda.
Tal vez la agitación de su mujer, la repugnancia en que ella trocó la frialdad con que antes le recibía, algunas palabras, algunos suspiros, algún ¡ay! delator que le oyó en sueños, bastaron a ponerle sobre la pista.
Ya sobre la pista, don Pedro siguió acechando, a fuer de cazador experto.
Para obtenerlos era menester buscar a su abuelo, y avisarle del encuentro con el señorito, no lo tuvo por difícil, pues recordaba aproximadamente el punto del bosque donde Primitivo quedaba, y por atajos y vericuetos sólo practicables para los conejos y para él, Perucho se lanzó tras la pista de su abuelo.
—Dígale usted que por la mañana temprano lo buscaré a él donde quiera que se agazape, para lo cual iré siguiendo con el olfato su pista de acobardada garduña o de zorro ladron, y lo mataré como quien mata un insecto.

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