Ejemplos con piso

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

, decía el cosmoses decir, el diccionario, y Belarmino veía, en efecto, brotar de la página el dicho cuadrúpedo rumiante, aunque muy mermado de proporciones, y salir andando despaciosamente por el piso, pero a los pocos pasos, el perfil de la bestia, ya de suyo sinuoso, se deformaba más todavía, evolucionaba, se transformaba, el animal se ponía en dos pies, aparecía vestido con uniforme, la cabeza, sin perder la expresión primitiva, tomaba rasgos humanos, las jorobas se convertían en alforjas, que colgaban al pecho y espalda, y de una de las bolsas salía un gran cartapacio.
Debajo del balcón del único piso que tenía, y sobre la puerta principal, se leía, en un largo tablero coronado con las armas de España, lo siguiente:.
¿Y quién aquí, salvo contadas excepciones, sabe apreciar el calzado como una obra de arte? ¿Quién aquí concede al calzado la enorme importancia que tiene? Se imaginan que el calzado sólo sirve para cubrir el pie, resguardarlo de la humedad, por temor a los reumas, y evitar que se lastime sobre el mal piso, todo lo que piden al calzado es que no críe callo.
Sobre el piso del escaparate, forrado de peluche verde, se alineaban varios pares de zapatos y botas, realmente exquisitos, apoyados oblicuamente en sendos sustentáculos de níquel, y con inscripciones debajo que decían: Zapatos de piel de Suecia, encargo de la excelentísima señora duquesa de Somavia.
Don Restituto Neira, señor caritativo y dadivoso, y su santa esposa, doña Basilisa, los cuales, como usted no ignora, nos han cedido el último piso de su palacio para residencia, desean también que usted haga el calzado para la servidumbre.
Arriba, en el piso alto de las Claverías, seguía sonando el armónium del maestro.
Por las tardes subía Gabriel al camaranchón que habitaba el maestro de capilla en el piso superior de la casa de los Luna.
Sonaron pasos en una angosta escalerilla de caracol que, perforando el muro, comunicaba el recibimiento con el piso superior.
Y allá iba dos veces al año, para manchar el piso con sus alpargatas cubiertas de barro y repetir que las cadenas son para los hombres, haciendo molinetes con la navaja.
El trigo, los sacos repletos que Batiste y su hijo subían al granero y al caer de sus espaldas hacían temblar el piso, conmoviendo toda la barraca, era lo que interesaba a la familia.
La puerta seguía cerrada: cerradas las ventanas y las tres aspilleras del remate de la fachada que daban luz al piso alto, a la , donde eran guardadas las cosechas.
Las paredes blanqueadas con cal, el piso ladrillado y sucio.
El precio del traspaso ya lo iría pagando Antonio poco a poco, y ellos levantarían el vuelo inmediatamente para ir a formar un nido en una gran casa cerca del Mercado, una finca soberbia, con ancho portal, gran patio, cuadras profundas, y en el piso superior magníficas habitaciones, inmuebles que el difunto había adquirido por poco dinero, prestando usurariamente a un conde tronado.
Juanito habíase metido en el piso bajo, donde reinaba gran algazara por estar reunidas las criadas de la casa con las de las familias invitadas.
Al caer la tarde, comenzó a sonar un piano viejo en el piso alto del , éste se conmovió con el taconeo de una agitada mazurca.
Paredes, piso y techo iguales a los de la otra pieza.
Del primer piso, y cubriendo el rótulo ajado de la casa, , , colgaban largas cortinas formadas de mantas que parecían mosaicos, orladas con complicados borlajes y apretadas filas de madroños, fajas obscuras, matizadas a trechos con gorros rojos y azules prendidos con alfileres, pañuelos de seda con piezas de docena, ondulados como nacarado oleaje, y percales estampados, mostrando pájaros fantásticos y ramajes quiméricos con rabiosos colorines que conmovían placenteramente a las bellezas de la huerta.
Cuando al quedar viuda te pusiste en mis manos, vivías en una de las dos habitaciones del piso segundo y tenías alquilado este principal.
Un taller que se perdía de vista, ocupando todo el último piso del caserón, un bosque de maderos y cuerdas, invadidos por las telarañas, una confusión de telares que, inactivos y muertos, parecían siniestras guillotinas, complicadas máquinas de tormento.
Cuando Juanito subió al piso alto, el baile estaba en su apogeo.
El escribano había subido al piso principal para hacer ante la esposa de Cuadros las notificaciones consiguientes antes de comenzar el embargo.
Pero tú no podías acostumbrarte a ser señora de muchos escalones, como dices en tu jerga, querías tu salón y tu carruaje, como en los tiempos de loco despilfarro, y con el pretexto de que las niñas crecían y era preciso pollear y mentir, bajaste a este piso, y bajó la renta también aumentando los gastos.
Tónicaasí la llamaban sus parroquianascomía en casa de éstas, cosía once horas, cuando no tenía que salir para comprar tela, hilo o botones, y por la noche regresaba a su habitación de la calle de Gracia, un piso tercero de una casa vieja y pequeña, que las dos mujeres tenían como taza de plata , según expresión de las vecinas.
El piso en que el tal vivía era cuarto por la Plaza y por la Cava séptimo.
El ruido del ómnibus sobre el desigual piso de las calles, la subida a la fonda por angosta escalera, el aposento y sus muebles de mal gusto, mezcla de desechos de ciudad y de lujos de aldea, aumentaron aquel frío invencible y aquella pavorosa expectación que la hacían estremecer.
La luz caía sobre el piso del andén, formando un semejante al que describe la lluvia de una regadera.

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