Ejemplos con pingüe

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A su vuelta a Salamanca sentó la cabeza y emprendió un programa de voraz lectura de libros de filosofía natural, magia y matemáticas, y para ganarse la vida montó un pingüe negocio editorial como escritor de almanaques y pronósticos anuales bajo el seudónimo de El gran Piscator de Salamanca, género de periodismo popular del que fue uno de los fundadores y con el que se hizo famoso, ya que mucha gente recurría a él para saber del futuro.
Esta determinación que amalganaba a los magnates que no contaban con tan pingüe fortuna, envolvía miras de alta consideración y esencialmente políticas para una nivelación de todos los derechos.
No podía ser otra, en verdad, la nobilísima aspiración del propietario de un título esclarecido, de un pingüe y valioso mayorazgo, de una de las más poderosas y opulentas casas de Castilla.
Medita, hijo, medita, en quietud y a la sombra, la burrada que ibas a cometer, dejando el servicio de Dios y su pingüe soldada, por el servicio de una criatura mortal, hija de un zapatero remendón, que ni tú ni ella tenéis para llevaros un mendrugo a la boca.
Era mucho más joven que el marido, mantecosita, frescota y en sazón todavía de hacerles la boca agua a los aficionados a manjares suculentos y a la Venus pingüe.
De Lucila sabe que ha enviudado y que posee hacienda pingüe, de su padre recibió carta hallándose en Vinaroz en el mes de diciembre último, con Gonzalo no se cartea, pero sabe por Jerónimo que está bueno y vive en grande, con sinfín de mujeres, y valimiento en la corte del Sultán.
Fadrique, daban así sus resultados naturales, proporcionando pingüe herencia a aquellos mitológicos angelitos, vástagos lozanos de la familia de Solís.
Celestino me dijo al oírme, que tratase con más miramientos a dos personas respetables que habían sabido labrar pingüe fortuna con su trabajo y honradez, y entre tanto Inés preparaba de muy mala gana su equipaje para marchar a la corte.
Pero no conseguían estos descontentadizos impresionar a los laboriosos querientes de un haber más pingüe que el de la tierra nativa.
La «gavilla» actuaba pocas veces y a ganancia pingüe, mientras combinaba el golpe, reposaba en acecho.
«Si el cariño de una esposa amable, la hermosura del fruto del matrimonio, una posesión pingüe y honorífica, una robusta salud y una biblioteca selecta con que pulir un talento claro por naturaleza, pueden hacer feliz a un hombre que no conoce la ambición, no hay en el mundo quien pueda jactarse de serlo más que mi amo, o por mejor decir, mi padre, pues tal es para todos sus criados.
De los de Marsella se cuenta que con los huesos cercaron sus viñas, y que la tierra, con los cadáveres que allí cayeron y con las copiosas lluvias del invierno, se abonó en tales términos, penetrando hasta muy adentro la podredumbre, que rindió una pingüe cosecha, haciendo cierto el dicho de Arquíloco de que con tal abono se fertilizan los campos.
fe que es pingüe.
de metralla, arrastrándola desde las Tullerías hasta Berlín y Moscou, el cual «capitán del siglo», que no dejó más que escombros y rencores, paréceme un malhechor chasqueado de los que no encuentran un solo ochavo del pingüe tesoro con que soñaron cuando resolvieron robar y matar mucho.
Goza de completa salud, disfruta de pingüe fortuna, los negocios de la familia andan con viento en popa, y cuantos le rodean se esmeran en complacerle.
El resto del pingüe capital estaba bien colocado en fincas y valores sanos.
La herencia fue pingüe de veras.
-En todo caso -dijo Alberto-, sea cual fuere la enfermedad que la ha llevado al sepulcro, he aquí que el señor de Villefort, o más bien Valentina, o nuestro amigo Franz, entran en posesión de una pingüe herencia, ochenta mil libras de renta, según creo.
¿No debían morirse los viejos un día u otro, no era hija única su mujer? Eso, eso y lo demás, campos, haciendas, casas en la ciudad, la enorme, la pingüe fortuna de su suegro sería suya con el tiempo, podía decir que lo era desde luego.
Sólo cuando se encontró poderoso, dueño de la riqueza pingüe que de antemano se propusiera obtener, entró a cuentas consigo mismo y advirtió que no había disfrutado miaja ni catado los goces lícitos y sabrosos de la existencia.
Por eso, ni a Jesucristo le bastó, por recompensa de su martirio, el ver que ya era posible la salvación eterna de los mortales, los redentores de hogaño no podían conformarse con la admiración de Europa ni con un grado más en la milicia o un pingüe sueldo en la Administración, necesitaban darse humos de soberanos, y, al efecto, se tomaron ''motu proprio'', las riendas de la suprema autoridad.
Gigante de cartón y de felpilla, quedáse dominando sobre una nación de pródigos, los últimos despojos de tan pingüe herencia.
Antes que la moderna civilización en forma de locomotora asomara las narices a la puerta de esta capital, cuando el alípedo genio de la plaza, acostumbrado a vivir, como la péndola de un reloj, entre dos puntos fijos, perdía el tino sacándole de una carreta de bueyes o de la bodega de un buque mercante, cuando su enlace con las artes y la industria le parecía una utopía, y un sueño el poder que algunos le atribuían de llevar la vida, el movimiento y la riqueza a un páramo desierto y miserable, cuando, desconociendo los tesoros que germinaban bajo su estéril caduceo, los cotizaba con dinero encima, sin reparar que sutiles zahoríes los atisbaban desde extrañas naciones, y que más tarde los habían de explotar con tan pingüe resultado, que con sus residuos había de enriquecerse él, cuando miraba con incrédula sonrisa arrojar pedruscos al fondo de la bahía, cuando, en fin, la aglomeración de estos pedruscos aún no había llegado a la superficie, ni él advertido que se trataba de improvisar un pueblo grande, bello y rico, el Muelle de las Naos, o como decía y sigue diciendo el vulgo, el ''Muelle Anaos'', era una región de la que se hablaba en el centro de Santander como de Fernando Póo o del Cabo de Hornos.
Sabas ya olvidaba su terruño recién labrado, los retoños tan frescos y verdes de las vides, que le prometían cosecha pingüe en el otoño.
Tus sobrinas, que están bien casadas, y tu cuñada, que disfruta de una pingüe viudedad, no necesitan del caudal del conde, y si por él ansían, es sólo por ambición y por el mal deseo de que no lo disfrutes tú.
Su gloria consiste en que el malón sea pingüe y en volver de él con el menor número de indios sacrificados en aras del trabajo.
Saboreaba el suave beleño, soñaba que yo era el conquistador del desierto, que los aguerridos ranqueles, magnetizados por los ecos de la civilización, habían depuesto sus armas, que se habían reconcentrado formando aldeas, que la iglesia y la escuela habían arraigado sus cimientos en aquellas comarcas desheredadas, que la voz del Evangelio ahogaba las preocupaciones de la idolatría, que el arado, arrancándole sus frutos óptimos a la tierra, regada con fecundo sudor, producía abundantes cosechas, que el estrépito de los malones invasores había cesado, pensando sólo, aquellos bárbaros infelices, en multiplicarse y crecer, en aprovechar las estaciones propicias, en acumular y guardar, para tener una vejez tranquila y legarles a sus hijos un patrimonio pingüe, que yo era el patriarca respetado y venerado, el benefactor de todos, y que el espíritu maligno, viéndome contento de mi obra útil y buena, humanitaria y cristiana, me concitaba a una mala acción, a dar mi golpe de estado.
Anatolio, ¿cuál es el más pingüe de los curatos vacantes?.
Grandes mercedes obtuvo de éste, y en breve se halló el aventurero Carbajal poseedor do pingüe fortuna.
de tan dichosa tierra y pingüe y varia,.

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