Ejemplos con picazo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Actualmente existe una casa rural Casa el Picazo que se encuentra ubicado en las antiguas escuelas.
El tema animalístico a través de las obras de Alejandro Séiquer, y el tema floral representado por Sánchez Picazo, así como bocetos para el Teatro Romea y animales de Séiquer.
De él se hicieron también las mejores traducciones al español del siglo XX, la de María Dolores Picazo o la de Marie-José Lemarchand.
Limita con los municipios de Villanueva de la Jara, El Peral, Motilla del Palancar, Valhermoso de la Fuente, Alarcón, Tébar y El Picazo.
Reparto: Ángel Picazo, Mary Carmen Prendes, Rafael Alonso, Enriqueta Carballeira, José Luis Pellicena, José Pedro Carrión, Pilar Bayona y Antonio Valero.
Según el profesor Díez Picazo, el ordenamiento fiscal es una realidad orgánica, es decir, no es un nuevo conjunto de normas sino que también son las formas de elaboración, desarrollo, aplicación y enjuiciamiento.
El presentador, Picazo, plantea un problema científico.
SÁNCHEZ PICAZO, MIGUEL: Albacete en el primer tercio del siglo XX, Obra Social y Cultural de Caja Castilla-La Mancha.
Traducción de Rolando Costa Picazo.
Mientras tomábamos nuestras sangrías, volví a hablar del picazo:.
Sin dar mi opinión sobre el tal suceso, siguiendo la plática, resulté dueño del picazo por cincuenta pesos.
A los dos días, ensilló y puso en las varas de un carrito prestado el overo negro, caballo de confianza, viejo compañero de muchos años y, muy capaz de comprender todo lo serio de su misión, el picazo en la cadena y el petizo zaino de ladero.
Le bolié la pierna al Picazo.
Monté el Picazo en pelos y fui a buscar mis caballos.
A pesar de lo cual, pasó primero el doradillo, diez varas antes que el picazo, y el gaucho se calmó como leche retirada del fuego, alcanzando sólo a decir, al rato largo:.
Trabajadores recios, luchadores constantes y desinteresados socavan la base granítica de una fuerza que siembra el terror y la muerte sobre las llanadas que gimen a su pie, la mole cruje, se estremece, los sillares se agrietan, la ruina del gigante se anuncia más y más próxima a cada golpe de zapa, va a caer, pero los cavadores de aquel cimiento están débiles, sus manos sangran, sus frentes chorrean sudor, la fatiga amenaza reventar sus pechos, detiénese un segundo para preparar el final impulso, el decisivo, el que abatirá al mounstro que vacila a la orilla de su tumba: es el momento propicio del oportunismo ambicioso, disfrazado de redentor y de héroe surge un hombre del montón de espectadores que se burlaron de aquella obra o la estorbaron cuanto pudieron antes de verla próxima a terminar y da el último picazo que le conquista la gratitud general, que hace de los escombros del viejo despotismo el trono del nuevo, que se encumbra con el libertador por cálculo político.
Un indio seguido de tres trompas que tocaban a degüello recorría la línea de un extremo a otro en un soberbio caballo picazo, proclamándola.
El picazo en que iba montado, relinchó.
¡Dios me perdone! Le cerré las espuelas al picazo y la alcé por los elementos.
Frente al galpón, se le descolgó al picazo por la paleta y sonó el lucido juego de botones de su tirador, cuando tocando el suelo, sus pies barajaron el peso del cuerpo con golpe sordo.
La alegría iba subiendo de tono, las conversaciones se hacían más bulliciosas, las ponderaciones al picazo o al zaino se exageraban, y ya, sólo a gritos, se podía imponer al prójimo la convicción de que ese o el otro iba a ganar.

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