Ejemplos con pendencieros

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Homer sólo logra resguardar a Bart de los pendencieros por unos momentos, ya que suena el timbre que indica que acabó su turno.
Sus primeras obras están repletas de personajes pendencieros y obscenos, pintados con cierta rapidez en espacios oscuros.
El virrey, de momento estaba ocupado con las negociaciones que se llevan a cabo en Vilcabamba para que el Inca rebelde Sayri Túpac Inca aceptara las proposiciones y se acabaran los enfrentamientos, por otro lado, el territorio estaba invadido de desocupados y pendencieros que causaban problemas.
Huamán Poma juzgaba mejor a los bozales, es decir, a los negros recién llegados de África al Perú, por no estar contaminados y corrompidos por los negros criollos que se habían vuelto borrados, pendencieros, ladrones y bellacos.
Con el tiempo, algunos fueron contratados, pero rehuyeron ante la imposibilidad de domesticar los pendencieros.
Quien haya vivido en la región de la Araucanía, especialmente en las ciudades alejadas de Temuco, que es riñón de la zona, podrán recordar cómo, en cierta época de la historiografía, los huincas o blancos miraban con manifiesto desdén a los araucanos, motejándolos de flojos, borrachos y pendencieros.
Una ventaja es que no son perros que tiendan a mostrar agresividad o pendencieros.
Esto tenía que ser enfrentado por oficiales igualmente pendencieros y matones.
Muchos pendencieros, hombres malos vinieron a Dodge y muchos matones.
Eran desordenados, borrachos y pendencieros y sus jefes, que no les podían pagar con regularidad, tenían escaso control sobre ellos.
Al retornar todo ese conjunto de mentes o Yoes pendencieros y gritones, suele suceder que no todos consiguen reincorporarse, de una suma total de Agregados Psíquicos, algunos de estos ingresan a la Involución Sumergida del Reino Mineral, o se reincorporan en organismos animales, o se adhieren a determinados lugares, etc.
Eran borrachos, corretones y pendencieros, y daban más que hacer a la justicia en seis meses que todo el partido judicial en un año.
Todos esos múltiples Yoes pendencieros y gritones, que en su conjunto forman el Mí Mismo, el Sí Mismo, están constituidos por Sustancia Mental más o menos condensada.
Así fue, amigos míos, cómo vine a saber que el Yo no es algo individual, sino una suma de Agregados Psíquicos, un total de múltiples Yoes pendencieros y gritones.
Nuestro tal Yo, es pues una suma de pequeños Yoes pendencieros y gritones que llevamos dentro.
Profundizando en este tema, podemos descubrir por sí mismos que tales resultados tenebrosos están perfectamente definidos como Agregados Psíquicos o Yoes pendencieros y gritones, personificando errores y constituyendo el Ego, el Mí Mismo, el Sí Mismo.
Al morir, todo ese conjunto de Yoes pendencieros y gritones, toda esa variada gama de Agregados Psíquicos, continúa más allá del sepulcro.
Ciertamente, aquel fantasma estaba formado por un conjunto de Yoes pendencieros y gritones, que se penetraban y compenetraban mutuamente sin confundirse.
Tan profundamente entran estos hábitos pendencieros en la vida íntima del gaucho argentino, que las costumbres han creado sentimientos de honor y una esgrima que garantiza la vida.
Pero ¿qué pueden decirnos de la gran alma de Holanda los palurdos beodos y pendencieros de los artistas de ese país? Cuando más abstracto e ideal es un arte, mejor nos revela el carácter de su tiempo.
Eran entre aquellos los más señalados Fabio Máximo y Claudio Marcelo, dignos acaso de igual admiración por sus caracteres, enteramente opuestos, porque éste, como lo decimos en el libro de su Vida, siendo de una actividad brillante y osada, y al mismo tiempo acuchillador, y tal por su índole como aquellos a quienes Homero llama pendencieros y arrogantes, y en el modo de hacer la guerra arrojado e impetuoso, propio para contrarrestar la osadía de Aníbal, fue el primero a mover peleas y encuentros, mas Fabio, atenido siempre a sus primeras ideas, tenía esperanza de que, no entrando nadie en combate con Aníbal, él mismo se había de consumir por sí, y con la guerra se había de quebrantar, perdiendo prontamente su robustez, como el cuerpo de un atleta cuando su fuerza es excesiva y se la ha cansado sin miramiento.

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