Ejemplos con peligros

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¿Ves cómo adelantan las manos cual para detener el aire mismo, apartando peligros imaginarios, con mimo absurdo, hasta las más leves ramitas en flor, Platero?.
Don Simón y su mujer podrían ser todo lo bestias que se quisiera para no comprender la inminencia de ciertos peligros en un carácter como el de Julieta, pero, al cabo, eran padres de ésta, y la amaban con delirio.
Yo nada pude hacer para contrarrestar aquella hostilidad, las autoridades no me sostenían, y me resigné a los peligros que me traía mi independencia de carácter.
Somos marineros, y por eso miramos los peligros que apareja la travesía.
Al quedar solo había reflexionado sobre los peligros a que se exponía emitiendo sus ideas con tanta libertad.
Todos eran camaradas de peligros y luchas, y debían mirarse como hermanos, buscando el bienestar común.
¿No estaba dispuesto a defender a los suyos de los mayores peligros? ¿No tenía el deber de mantenerles? Hombre era él capaz de convertirse en ladrón para darles de comer.
Y el Padre, si bien con modestia y sobriedad, no había podido menos de dejar entrever y de hacer que se estimasen los peligros que había corrido y las penalidades y fatigas que con valor heroico había sobrellevado.
Figurémonosprosiguió el padre Enrique, a un enamorado, a un caballero a la antigua, que por complacer a su dama, y para darle gloria y contento, padece insufribles trabajos, se expone a los mayores peligros y lleva a feliz término las más dificultosas aventuras.
Había estado en diversas tierras de gentiles, difundiendo la luz del Evangelio, había pasado apenas creíbles trabajos, había arrostrado graves peligros, y aun había estado dos veces a punto de alcanzar una muerte tan cruel como gloriosa, no salvando la vida sino después de sufrir prolongado martirio.
Y sí se hace, pero por debajo cuerda, a la calladita, de modo vergonzante, sin riesgos ni peligros, sin temor de verse derrotados y blanco de odios, rencores y venganzas.
No, no era verdad que ella corriese tantos peligros casándose con él.
¡Ven, y lánzate a este torbellino de ambiciones, de novedades, de espectáculos, de peligros, de grandezas, de miserias y de locuras, fuera del cual no podemos vivir un año entero los que ya lo conocemos a fondo!—Y es que Madrid se parece a esas coquetas encantadoras que despreciamos tanto como las apetecemos, y que abandonamos todas las noches, sin perjuicio de volver a buscarlas todos los días.
Tienes tú en ti misma poca defensa contra los peligros que a la vida ofrece continuadamente el entusiasmo.
A los peligros ya conocidos debían unirse los que ofrece por sí misma toda belleza superior dentro de la máquina del matrimonio.
Daba este mucha importancia a su apostolado, y cuando le caía en las manos uno de aquellos negocios de conquista espiritual, exageraba los peligros y dificultades para dar más valor a su victoria.
No había dificultades, no había peligros ni tropiezos.
Mirábale ella lo mismo que el día infausto en que le robara los botones arrancándolos de la ropa Y al sobrinito se le alborotó la conciencia, haciéndole ver peligros donde no los había.
Salimos tras, tras calle de Alcalá, Peligros, Caballero de Gracia, ellos delante, nosotros detrás.
Estas razones no convencían a Barbarita, que seguía con toda el alma fija en los peligros y escollos de la Babilonia parisiense, porque había oído contar horrores de lo que allí pasaba.
Pero, ¡quia!, no se rendía, y vuelta al ajuste de cuentas, y al inquirir, y al tomar acta de todos los pasos que el predilecto daba por entre los peligros sociales.
En efeto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más estraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante, y irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todo género de agravio, y poniéndose en ocasiones y peligros donde, acabándolos, cobrase eterno nombre y fama.
Mas advierte que, aunque me veas en los mayores peligros del mundo, no has de poner mano a tu espada para defenderme, si ya no vieres que los que me ofenden es canalla y gente baja, que en tal caso bien puedes ayudarme, pero si fueren caballeros, en ninguna manera te es lícito ni concedido por las leyes de caballería que me ayudes, hasta que seas armado caballero.
De ese parecer estoy yo replicó el caminante, pero una cosa, entre otras muchas, me parece muy mal de los caballeros andantes, y es que, cuando se ven en ocasión de acometer una grande y peligrosa aventura, en que se vee manifiesto peligro de perder la vida, nunca en aquel instante de acometella se acuerdan de encomendarse a Dios, como cada cristiano está obligado a hacer en peligros semejantes, antes, se encomiendan a sus damas, con tanta gana y devoción como si ellas fueran su Dios: cosa que me parece que huele algo a gentilidad.
Sábete, amigo Sancho respondió don Quijote, que la vida de los caballeros andantes está sujeta a mil peligros y desventuras, y, ni más ni menos, está en potencia propincua de ser los caballeros andantes reyes y emperadores, como lo ha mostrado la experiencia en muchos y diversos caballeros, de cuyas historias yo tengo entera noticia.
Yo soy aquél para quien están guardados los peligros, las grandes hazañas, los valerosos hechos.
¿Soy yo, por ventura, de aquellos caballeros que toman reposo en los peligros? Duerme tú, que naciste para dormir, o haz lo que quisieres, que yo haré lo que viere que más viene con mi pretensión.
Yo soy aquél para quien están guardados los peligros, las hazañas grandes, los valerosos fechos.
Y si no fuese por esto, no se podrían socorrer en sus peligros los caballeros andantes unos a otros, como se socorren a cada paso.
Estas cosas son las que suelen intentarse, y es honra, gloria y provecho intentarlas, aunque tan llenas de inconvenientes y peligros.

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