Ejemplos con peino

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Entre otras cosas amables y chuscas, le decía: Para evitar que me conozcan, me visto y me peino de una manera algo estrambótica, me finjo italiana, tomo el nombre de , y hablo un francés enteramente macarrónico.
De doña Manolita cuentan las historias que pasó parte de la noche escribiendo larga epístola a persona que residía cerca de la villa, y hecho esto, se curó y disimuló con afeites los rasguños que su desnaturalizada hija le hizo en la cara, se peino con esmero, poniendo en su lugar los arrancados añadidos y descompuestos moños, y por la mañana tempranito, después de mandar a su destino con un muchacho la carta que había escrito, vistiose de negro, con hábito y correa, y se fue al santuario de Nuestra Señora de Riansares, que está como a media legua de Tarancón.
visto y peino con gracia y artificio...
¿Quiere decirnos también que el matrimonio más enamorado al formarse, tiene que deshacerse pronto por la fuerza incontrastable de las miserias de sus propios desencantos? Pues a esto puede preguntar el mismo pobre marido a ese grande hombre: «¿Qué haces tú de los cónyuges de tus libros cuando pierden las ilusiones o se las quitan los años con la prosa de las arrugas y del histérico? ¿Se devoran unos a otros? ¿Los recoge la caridad pública? ¿O hay algún infierno especial adonde van estos seres, aun en vida, a purgar el delito de haberse casado, o la afrenta de haber envejecido? ¿Y son esos los matrimonios que han de producir hombres útiles a la patria, y mujeres que lleguen a ser madres honradas, como la mía? Pues yo que peino canas y tengo a mi lado una esposa con arrugas, no trocara por aquellas ilusiones que duraron un día, como todo lo carnal y voluptuoso, el inefable placer que siente mi alma desde el instante en que se fundió en la de mi compañera, como la de ésta se fundió en la mía, el sublime consuelo de venir atravesando juntos el desierto de la vida, prestándole yo mis fuerzas y ella auxiliándome con las suyas, y, por último, la dicha de verme revivir en mis hijos, de verlos crecer y de dirigir sus corazones para que sus virtudes puedan llegar a ser un día corona de mis canas, y acaso, más allá, la gloria de mi nombre o de su patria, con el cual fin les pongo, como perenne juez de su actos, a Dios de quien proceden y a quien irán, si a su ley no faltan mientras acá abajo lidian, que a eso venimos a este campo de batalla, contra las propias pasiones y el rudo acometer de las ajenas.
¡Ea! arriba, o aquí mismo, delante de estos señores te peino, te calzo y te visto.
De doña Manolita cuentan las historias que pasó parte de la noche escribiendo larga epístola a persona que residía cerca de la villa, y hecho esto, se curó y disimuló con afeites los rasguños que su desnaturalizada hija le hizo en la cara, se peino con esmero, poniendo en su lugar los arrancados añadidos y descompuestos moños, y por la mañana tempranito, después de mandar a su destino con un muchacho la carta que había escrito, vistiose de negro, con hábito y correa, y se fue pian pianino al santuario de Nuestra Señora de Riansares, que está como a media legua de Tarancón.
Así como en la adolescencia fui capaz de exponerme por ofrecer huevos de gallo a una chiquilla, así también, ahora que peino canas, me siento apto para intentar cualquier esfuerzo, heroico o no, loable o vituperable, si de él depende el logro de un fin que me importe mucho.
Mientras me peino, al espejo advierto que mis ojeras se han amoratado aún más, y que sobre los angulosos cobres de mi rostro rasurado se ictericia la tez acerbadamente.

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