Ejemplos con pedestales

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Lo flanquean dos parejas de semicolumnas dóricas acanaladas sobre pedestales con hornacinas aveneradas en los intercolumnios.
La otra portada, la principal, a los pies del templo, aparece flanqueada por un par de columnas toscanas sobre pedestales, presentando pinturas de san Roque, san Pedro y santa Bárbara en su parte superior, santos de gran devoción en la villa.
La portada consta de dos cuerpos enmarcados por dos pilastras estriadas sobre pedestales y terminadas con un sencillo remate curvado con un perillón en el eje y sobre las pilastras.
Una amplia y saliente cornisa, coronada en los extremos por esbeltos jarrones gallonados y estructurados en tres cuerpos sobre pedestales, da paso al segundo cuerpo.
Se estructura con dos cuerpos, el primero está conformado con un vano central adintelado, flanqueado por dos columnas de orden corintio sobre pedestales, que se encuentran adosadas a dobles contrapilastras que apoyan, junto con las jambas, en un mismo basamento.
Se estructura en dos cuerpos con gran sentido ascensional, que queda subrayado por los dos machones piramidales que la flanquean, compuestos por numerosos baquetones góticos que apean sobre pedestales y finalizan en pináculos finamente tallados y decorados con motivos de cardinas.
El primero se organiza mediante hornacina de medio punto que alberga la imagen de Cristo atado a la columna, flanqueada por dobles columnas corintias sobre sendas basas y pedestales.
El cuerpo central, dispuesto en medio punto, alberga el relieve de Ánimas, flanqueado por dobles estípites, que descansan en pedestales decorados con hojarasca y rocalla.
Las dos calles laterales están acodadas mediante pilastras cajeadas, con decoración sobrepuesta y coronadas con sendos jarrones, en ambas calles, sobre pedestales, descansan las imágenes de San José con el Niño y de San Francisco de Paula.
Se estructura en un solo cuerpo con inscripción central, flanqueado en los laterales con pilastras toscanas acanaladas sobre contrapilastras que descansan en pedestales, cuyos frentes aparecen tallados con motivos geométricos.
En la Calle de las Cadenas se sitúan dos accesos secundarios: una portada sencilla con arco rebajado sin elementos decorativos y otra, más importante, adintelada, con pilastras de sillares de orden rústico sobre esbeltos pedestales, dintel con dovelas en derrame y escultura en la clave.
La portada principal, sobre escalinata, adintelada, y algo desplazada en línea de fachada, sigue el esquema de otros palacios y grandes casas de la ciudad renacentista, y así, aparece custodiada por dos columnas dóricas sobre pedestales y rematada sobriamente por dos ángeles que sostienen sobre filacteria las armas del deán Ortega.
Consta de banco, compuesto de un sagrario central y pedestales salientes entre tableros de hojarascas.
La cubrición es una impresionante bóveda polilobulada sobre trompas en la que estípites, hornacinas y pedestales de yesos dorados y policromados componen el escenario donde campean cientos de figuras alegóricas, santos, ángeles músicos y putti, junto a elementos del reino natural entre los que pueden verse aves exóticas, frutas y vegetales.
Se compone de un arco de medio punto, con la línea de imposta acentuada por una moldura, flanqueado por dos medias columnas sobre pedestales y rematado por un frontón curvo con óculo en el centro.
Se compone de un vano adintelado, cubierto con puerta de doble hoja de madera y clavazón, flanqueado por pilastras sobre pedestales, friso y pequeña cornisa superior, que a su vez coronan dos florones en los extremos.
Bajo de ellas están las columnas que lo sustentan sobre pedestales prismáticos y base circular.
Lo más vistoso de este recinto son los juegos de agua de la alberca y de los dos graciosos estanques de los ángulos, con grupos escultóricos de amorcillos en los respectivos surtidores, sobre pedestales de pechinas.
Se accede al mismo atravesando el zaguán del pabellón, cuya planta baja comunica directamente a una plazoleta de forma semicircular cerrada por barandal de hierro adornada con bustos de filósofos sobre pedestales.
Siete de estos espacios están destinados a capillas y constan de altares formados por dos columnas corintias sobre pedestales y frontones circulares o triangulares alternados.
Ambos elementos sobre pedestales de hormigón.
Está flanqueada por pares de columnas dóricas sobre pedestales, rematada con un frontón curvo partido, en la parte superior una hornacina entre volutas con la imagen del santo titular, rematada por un frontón triangular partido.
La portada realizada en mármol presenta un arco adintelado flanqueado por columnas pareadas sobre pedestales.
Los bultos se apoyan en pedestales con relieves historiados y se cubren con pináculos truncados y gabletes.
Las mismas sostienen un frontispicio saledizo en semicírculo del que emergen tres pedestales rematados en bolas.
La mayoría de las veces no se trata de una mesa de pedestal, con sólo uno de los dos pedestales y cerca de dos tercios de la superficie escritorio.
Todo estaba igual que en su infancia: los bustos de los grandes poetas en la cumbre de las librerías, las coronas en sus encierros de vidrio, las joyas y estatuas ganadas a fuerza de consonantes en sus vitrinas y pedestales, los libros de fulgurante lomo formando apretados batallones a lo largo de los estantes.
Sobre robustos pedestales exhibíanse los doce apóstoles, pero tan desfigurados, tan maltrechos, que no los hubiera conocido Jesús: los pies roídos, las narices rotas, las manos cortadas, una fila de figurones, que más que apóstoles parecían enfermos escapados de una clínica mostrando dolorosamente sus informes muñones.
Curiosas escenas íntimas del hogar doméstico, que parecerán inverosímiles a los que sólo conocen la de los grandes personajes, y que debieran esculpirse cual bajos relieves en los pedestales que levantan el vulgo y la opinión a muchos de los prototipos sociales que brillan en las academias y congresos, estrados y salones.
Allí estaba la Valencia, enorme ascua de oro, brillante y luminosa desde la plataforma hasta el casco de la austera matrona que simboliza la gloria de la ciudad, y después, erguidos sobre los pedestales los santos patronos de las otras : San Vicente, con el índice imperioso, afirmando la unidad de Dios, San Miguel, con la espada en alto, enfurecido, amenazando al diablo sin decidirse a pegarle, la Fe, pobre ciega, ofreciendo el cáliz donde se bebe la calma del anulamiento, el Padre Eterno, con sus barbas de lino, mirando con torvo ceño a Adán y Eva, ligeritos de ropa como si presintiesen el verano, sin otra salvaguardia del pudor que el faldellín de hojas, la Virgen, con la vestidura azul y blanca, el pelo suelto, la mirada en el cielo y las manos sobre el pecho, y al final, lo grotesco, lo estrambótico, la bufonada, fiel remedo de la simpatía con que en pasadas épocas se trataban las cosas del infierno, la , Pintón coronado de verdes culebrones, con la roja horquilla en la diestra, y a sus pies, asomando entre guirnaldas de llamas y serpientes, los Pecados capitales, horribles carátulas con lacias y apolilladas greñas, que asustaban a los chicuelos y hacían reír a los grandes.

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