Ejemplos con pavorosos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pues vuestro régimen tiránico, tiránico en lo mas espantoso del término, provocó que día y noche se nos presentaran las imágenes de los cuadros pavorosos, no sólo de los hornos crematorios y los campamentos de exterminio, sino también de los campamentos de refugiados en los que viven o agonizan decenas de miles de supervivientes, hermanos nuestros de aquél terrible masacre, hambrientos, tiñosos, humillados, abatidos, sin que tampoco a ellos les permitáis entrar en su patria, condenándolos a morir en la maldita Diáspora, al igual que condenasteis a millones de nuestros connacionales a ser cruelmente asesinados en Europa.
Las camas se hundían en pavorosos subterráneos, los armarios eran puertas disimuladas, todo rincón tenía oculto a un asesino.
Desde una hora antes pasaban por el aire pavorosos rugidos envueltos en vapores amarillentos, jirones de nube que parecían llevar en su interior una rueda chirríando con frenético volteo.
Créese, con razón, que nada hay tan horrible como sondear la conciencia de un pecador endurecido en el trance de la muerte, supónense tras aquel rostro lívido y desencajado luchas aterradoras que sostienen el imperio del mal y la moción del bien, fantasmas pavorosos que se levantan en la conciencia, combates encarnizados que traban en torno de aquella alma empedernida el ángel del arrepentimiento y el demonio de la impenitencia.
¡Ay, qué paso, señor mío, qué horas de angustia por aquellos senderos pavorosos, entre bayonetas y trabucos, como criminales.
El jesuita hablaba llanamente, expresando con sencilla claridad aquellas tremendas verdades y trazando a veces pavorosos cuadros que herían la imaginación, estremecían los corazones y preparaban los ánimos para el eco futuro de aquellas temerosas palabras: ! Reinaba un hondo silencio, muy semejante al silencio del pavor, y el jesuita, torciendo un poco el rumbo a sus palabras, dejó ver de repente la bondad infinita de Dios, la más consoladora de todas sus grandezas, su inmensa misericordia, brindando siempre al pecador con su perdón tan sin límites y tan amplio, que desaparecen en él, cual si fueran átomos, los más enormes pecados.
Divertía esto mucho a las damas, porque claro está que ello había de allanar el camino de la Restauración porque ansiosas trabajaban, pero lo temible, lo negroy el marqués acentuaba los pavorosos tintes de su rostro, enarcando las pieles de sus cejas, era que los carlistas comenzaban a removerse en el norte, y los republicanos en todas partes, y hacíase difícil defender de tanta boca abierta la única y apetecida tajada.
Sin embargo, los anuncios pavorosos de Celesto no tuvieron inmediato cumplimiento, gracias a la intervención de los bebedores.
Y todo esto tendremos que hacer los varones en España, si queremos librarnos de la peste de que nuestras hijas o nuestras nietas den en la gracia de y por sí mismas, al tenor de los pavorosos procedimientos empleados ya hoy en varios países por algunos sabihondos marimachos, vulgo , justamente indignadas de que siga siendo cierto aquel dicho de un filósofo:.
Queriendo concluir pronto, expuso en términos tan concretos como pavorosos su situación, y luego hizo una protesta enérgica de sus ideas morales.
Libre el país de los pavorosos problemas que minan las.
R- Distinguido amigo: He dicho que en el Reino Mineral Sumergido Marciano, es decir, en los Infiernos del planeta Marte, no en su Cielo ni en su superficie planetaria, puede el investigador Esoterista encontrar, ciertamente, a las tenebrosas arpías y sus pavorosos aquelarres.
Y, sin embargo, atormentada y degradada, despreciable como era, el sólo pensar en Nicolás le parecía una vislumbre de consuelo en medio de aquella espantosa noche que la rodeaba por todas partes con sus tinieblas, sus terrores y sus peligros, desconocidos pero pavorosos.
¡a quien mandaré, a hacerlo morir inocentemente! El doctor Ortiz hace un último esfuerzo por salvar su vida y la del compañero, despierta a Quiroga, y le instruye de los pavorosos detalles que acaba de adquirir, significándole que él no le acompaña si se obstina en hacerse matar inútilmente.
sólo se escuchaban pavorosos gritos de muerte, libertad y venganza.
La maledicencia es una serpiente que se insinúa en la conversación de los envilecidos, sus vértebras son nombres propios, articuladas por los verbos más equívocos del diccionario para arrastrar un cuerpo cuyas escamas son calificativos pavorosos.
Con pavorosos ecos.
Hoy la celosa Comisión de monumentos de Logroño es la que consigue tan laudable resultado para el insigne ex-monasterio de Santa María la Real de Nájera, veneranda mole arquitectónica en que la historia y la leyenda, su eco popular, han amontonado tan interesantes hechos, aventuras tan prodigiosas, casos tan extraños, dramas tan terribles, que puede decirse estar aquel espacioso recinto poblado de fantasmas pavorosos, sangrientos unos como el de D.
Los segundos que tardó en aparecer en la sala, ¡cómo se deslizaron pavorosos!.
Fúnebre y pesado velo, ¿quién te echó sobre mí? ¿Por qué os elevasteis lentos y pavorosos sobre mi alma, pensamientos de muerte, como vapores que suben de la superficie de un lago caldeado? Y vosotras, horas de la noche, ¿qué agravio recibisteis de mí para que me martirizarais una tras otra, implacables, pinchándome el cerebro con vuestro compás de agudos minutos? Y tú, sueño, ¿por qué me mirabas con dorados ojos de búho haciendo cosquillas en los míos, y sin querer apagar con tu bendito soplo la antorcha que ardía en mi mente? Pero a nadie debo increpar como a vosotros, argumentos tenues de un raciocinio quisquilloso y sofístico.
Escuchaba por primera vez estos ruidos pavorosos, y aunque había leído en las crónicas antiguas muchas descripciones del estruendo de las armas inventadas por los hombres, nunca pudo suponerlo tal como era en la realidad.
El desmayo cerebral, por efecto del terror, del hambre y de las constantes sacudidas de nervios en aquellos días pavorosos, dilató nuestro acuerdo.
Porque aun descartado el hecho tristísimo de la deportación de Gracián, el problema seguía ofreciendo a la pobre mujer aspectos pavorosos.
Anoche, al mirar a Elena, y luego en mi última plática con la Muerte, he creído entrever no sé qué pavorosos misterios.
, y en la cumbre del Gólgota sólo respiran ya una angustiada Madre, Madre también del género humano, el dulce Apóstol que pugna por apartarla del pió de la Cruz, y dos malhechores, Dimas y Gestas, arrepentido el uno e impenitente el otro, luchando ambos con los pavorosos crepúsculos de la agonía.
la silla de manos, -¿qué le importaba al afligido, enfermo, encerrado con sus implacables dolores dentro de aquellas cuatro tablas? -¡Para él, aquella hora y aquella cuesta no eran más que trámites neutros y pavorosos del tremendo litigio en que se ventilaba su vida o su muerte! Para él se reducía ya el mundo a estos solos términos: «¡Granada: los facultativos: su enfermedad: la salud.
La gente moza, con la espalda vuelta a las frías soledades de la playa y la vista fija, en los pavorosos problemas del invierno que se les venía encima, se quedó suspirando y royéndose las uñas.
En estas cavilaciones la sorprendió la luz del alba, que se introdujo por los entreabiertos postigos de su balcón, no a despertar, como en lo ordinario, los risueños cuadros de su juvenil imaginación, sino a alumbrar los pavorosos fantasmas que por ella vagaban.
La cuesta era ardua, el camino como de cabras, pavorosos acantilados a la derecha caían a pico sobre el mar, que deshacía su cólera en espuma con bramidos que llegaban a lo alto como ruidos subterráneos.
De manera que no tenían número las horrendas historias y los pavorosos relatos que, a propósito de la insigne familia, pasaban de padres a hijos entre el vulgo del país, gente sencilla y cristiana y, por contera, suspicaz y maliciosa.

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