Ejemplos con pasifae

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Mediciones especteoscópicas en infrarrojo indican que Pasifae tiena rasgos de asteroide.
A diferencia de los grupos de Carmé y Ananké, existe un alto grado de escepticismo sobre la teoría del orgien del grupo Pasifae, y es por ello que muchos cientificos no la aceptan.
Esto se debe a que los satélites del grupo Pasifae poseen una mayor dispersión orbital en su inclinación.
Pigmalión y Alcidas Rodio amaron estatuas, Pasifae Reina amó a un toro, Semíramis a un caballo, Jerjes Rey a un árbol plátano, Hortensio Orador amó a una murena pescado, Cipariso a una cierva, y muerta la cierva, murió él también de pesar.
y Pasifae de un toro, aunque esto es fabuloso, ¿por qué no se ha de enamorar de mí una mujer caprichosa?».
Cantaba o recitaba mil antiguas leyendas en verso de las edades divinas, de héroes y semidioses: de la venida de Europa a su isla, del furor amoroso de Pasifae y del triunfo y de la perfidia de Teseo.
Mas Filócoro nos dejó escrito que celebrando Minos combate solemne, miraba con envidia que se tuviese por cierto que Tauro había de vencerlos a todos, porque aun a éste era odioso su poder a causa de su carácter, y se le achacaba que: tenía amores con Pasifae, por lo que, deseando luchar Teseo, vino en ello Minos.
Ya en el primer acto, Sempronio, criado con puntas de rufián, pregunta a su amo, después de compararle con Nembrot y Alexandre: «¿No has leydo de Pasifae con el toro, de Minerva con el can?» Y más adelante, tratando de los peligros del amor y de las malas artes de las mujeres, tiende el paño del púlpito como si fuera un moralista de profesión: «Lee los historiales, estudia los philosofos, mira los poetas, llenos están los libros de sus viles y malos exemplos e de las caydas que levaron los que en algo, como tú, las reputaron.
En aquel conventículo y ayuntamiento fueme a ver una matrona, mujer rica y honrada, la cual, como los otros, mercó mi vista por su dinero, y con las muchas maneras de juegos que yo hacía, ella se deleitó y maravilló tanto, que poco a poco se enamoró maravillosamente de mí, y no tomando medicina ni remedio alguno para su loco amor y deseo, ardientemente deseaba estar conmigo y ser otra Pasifae de asno, como fue la otra del toro.
De asidua admiración, pasó a inconcebible amor y sin intentar siquiera apagar tan extraña pasión, suspiraba ardientemente, Pasifae de un asno, oprimida entre mis brazos.

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