Ejemplos con parroquiano

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Un mito tradicional de las pulquerías, expendios de pulque casi extintos en México, es que el jicarero pregunte al parroquiano que para cuantas cuadras le sirve el vaso de pulque.
Fue regalada a la ermita de San Isidro Labrador, porque un parroquiano donó una nueva imagen, del Corazón de Jesús, de mayor tamaño.
Como se desprende de lo dicho, él era un parroquiano normal, pero quería aprovechar el tiempo empleado en la iglesia también para el ejercicio del griego.
Se servía una pequeña medida de lata llena de azúcar, generalmente no refinada, colocada en el centro del platillo y cubierta por la taza, el parroquiano daba vuelta la taza, volcaba en ella el azúcar, y el mozo le echaba café y leche hasta llenar la taza y el plato.
El elegante comedor de la estación de Hendaya, alhajado con el gusto y esmero especial que despliegan los franceses para obsequiar, atraer y exprimir al parroquiano, convidaba a la intimidad, con sus altos y discretos cortinajes de colores mortecinos su revestimiento de madera obscura, su enorme chimenea de bronce y mármol, su aparador espléndido, que dominaba una pareja de anchos y barrigudos tibores japoneses, rameados de plantas y aves exóticas, fulgurante de argentería Ruolz, y cargado con montones de vajillas de china opaca.
Mostrábanse expertas en la tentación que enardece al parroquiano y le hace volver.
El pobre Cosme fué arrojado de la tienda a puntapiés por el patrón, que no quería perder el mejor parroquiano de la villa.
Era el primer parroquiano de su establecimiento: jamás se acostaba satisfecho si no había bebido en sus tres comidas medio cántaro de vino.
Si quedaban buñuelos de la víspera, los despachaba los primeros, al servir de aguardiente, cuando presumía que el gaznate del parroquiano estaba insensible, daba lo barato al precio de lo caro, y para los favorecedores constantes de la casa iba a buscar la pasta recién frita, humeante, en que aún no se habían bajado las burbujas del aceite hirviendo.
El amo saludaba desde el mostrador a algún parroquiano que le caía cerca.
A esta fatiga ruda del espionaje materno uníase el trabajo de exhibir y airear el muestrario, por ver si caía algún parroquiano o por otro nombre, marido.
¡Y estas cosas se decían en el rincón de un café, al lado de un parroquiano que leía y de otro que hablaba del precio de la carne! En una de las mesas próximas había un grupo de individuos que tenían facha de matuteros o cosa tal.
De todos lados de la cámara digo del café, vino gente a felicitar al gobernador, y el mozo, a quien Juan Pablo debía el consumo de cinco meses, y algunos picos, se puso más contento que si le hubiera caído la lotería, y hasta el amo del establecimiento fue a dar un apretón de manos a su parroquiano, diciéndole si podía colocar en las oficinas de la provincia a un sobrinito suyo que tenía muy buena letra.
Esto último se lo decía a un parroquiano que mostraba una receta.
Juan de Dios se paseaba por la tienda sin hacer nada, lo cual era tan extraordinario como el choque de un planeta con otro, Juan de Dios preguntaba al parroquiano si quería , o , y en vez de traer lo pedido, daba media vuelta, rascándose la cabeza, iba a la trastienda, y salía después a preguntar de nuevo, porque se le había olvidado.
No hacía mucho que el maestro Nicolás desempeñaba tales funciones en aquella casa, pero a pesar de esto, la confianza del señor era grande y los criados se habrían llenado de asombro si llegaran a sorprender la franqueza con que el maestro en artes capilares trataba a su parroquiano una vez que se quedaban solos en el despacho.
El público no renunciaba por esto a su costumbre, y de seguro lo habrían pasado mal los dos hermanos si hubieran tratado de impedir por la fuerza la libertad mingitoria, autorizada por un derecho consuetudinario que, según la feliz expresión de un parroquiano de aquel sitio, radicaba en la naturaleza del hombre y en la hospitalidad forzosa del vecindario.
Además, ¿no sabes que el varón vale siempre más que la hembra? Y he aquí que el varón es mi hijo, y ¿aun aspiras a que lleve la dote cuando es tu hija quien debiera traerla? Obras como aquel comerciante que no quiere vender su mercancía, y para asustar al parroquiano empieza por pedirle cuatro veces su precio.
Todo fue inútil: primero quiso arrojar del Café a un parroquiano al cual insultó sin motivo, y si no es Carlos que intercede lo habría pasado mal indudablemente, y después volvió como en tiempos anteriores a buscar la soledad aislándose en el cuarto del dependiente.
que puesto que eres tú mi parroquiano.
Allí estaba en cuclillas, con la confianza de un parroquiano antiguo, buscando entablar conversación con los forasteros y esperando que le convidasen a un trago, con las demás atenciones que se usan entre personas finas.

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