Ejemplos con pértigas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Tal cual lo planeado, cuando sopló el viento los barcos peloponesios se arrimaron más y la confusión reinó dentro del círculo, con los timoneles gritando y maldiciendo, los remos topándose con los de otros barcos y las tripulaciones tratando de alejarse unas de otras mediante el uso de pértigas.
Generalmente iban en ellas dos personas en pie y se impulsaban con pértigas.
A ambos lados llevaba fijos cuatro anillos de oro, a través de los cuales se insertaban dos pértigas de acacia recubiertas también de oro.
Los musulmanes sin embargo evitaron el incendio de sus naves con la colocación de velas mojadas en cubierta y la utilización de largas pértigas que impedían que se acercaran los barcos enemigos.
Sobre el mismo, en el intradós del arco de acceso, cuelgan dos lámparas de plata del siglo XVIII, mediante dos pértigas de madera decoradas en el XVIII por José de Ganga y Ripoll.
Desde el exterior se intentó entrar suministros en la ciudad mediante hombres equipados con pértigas para salvar los obstáculos a través de los canales y zonas inundadas.
Y, de esta manera, vió pasar ante sí, como fantásticas visiones que se mofaban de su amoroso delirio, los históricos estandartes del tiempo de la Conquista, los ciriales de la Parroquia, los muñidores con sus pértigas de metal, las devotas que cumplian yendo descalzas, los labriegos con sus capas de paño de Ohanes, los cofrades con sus escapularios y veneras, los Nacionales con sus morriones colgados a la espalda, los músicos con sus piporros o bajones, los chantres con sus papeles de música, los acólitos con sus incensarios.
—Pero ¿qué ocurre?—preguntaban los muñidores, esgrimiendo sus pértigas.
Las muchachas preparaban las panderetas, los hombres las escopetas, y la gente menuda las corambres viejas, que colocaban en pértigas altísimas, y todo era alegría en Cabia.
Dos pértigas, paseando, vieron pasar la barrica, y cimbrándose de risa, las dos juntas exclamaron: ¡Mirá, che, qué barbaridad!.
Se vistió, pues, con sus trajes más hermosos, montó en una mula ricamente enjaezada, se hizo preceder y seguir por esclavos armados de largas pértigas, y se encaminó al hammam.
En efecto, un día entre los días, charlando él a la puerta de una tienda con algunos mercaderes amigos suyos, vió cruzar los zocos a dos pregoneros del sultán armados de largas pértigas, y les oyó gritar al unísono en alta voz: ¡Oh vosotros todos, mercaderes y habitantes! ¡De orden de nuestro amo magnánimo, el rey del tiempo y el señor de los siglos y de los momentos, sabed que tenéis que cerrar vuestras tiendas al instante y encerraros en vuestras casas, con todas las puertas cerradas por fuera y por dentro! ¡porque va a pasar, para ir a tomar su baño en el hammam, la perla única, la maravillosa, la bienhechora, nuestra joven ama Badrú'l-Budur, luna llena de las lunas llenas, hija de nuestro glorioso sultán! ¡Séale el baño delicioso! ¡En cuanto a los que se atrevan a infringir la orden y a mirar por puertas o ventanas, serán castigados con el alfanje, el palo o el patíbulo! ¡Sirva, pues, de aviso a quienes quieran conservar su sangre en su cuello!.
Muchos caballeros echaron pie a tierra, y armados de pértigas le obligaron a proseguir la carrera.
Mi tío tenía su tienda al final de una calle en la que podían verse altas pértigas de cañas de bambú adornadas en su extremo de manojos de plumas de colores.

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