Ejemplos con pámpanos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Ensamblado por Alonso de Manzano, su mazonería dorada y policromada se articula en cuatro grandes columnas salomónicas rodeadas de pámpanos y racimos de uvas.
Está representada tumbada en un canapé rojo y sosteniendo una cítara, con un vestido de cama blanco y tocada con una corona de pámpanos y racimos de uvas.
Pep había dado varios tientos al jarro de vino, lleno del zumo sonrosado de las mismas parras que extendían un toldo de pámpanos ante el porche.
Las viñas alineaban sus masas de pámpanos a lo largo de los alambrados que las servían de sostén.
Todos parecían sonreir con sus bocas lívidas y sus ojos febriles a las primeras tierras del Mediodía que asomaban entre la bruma matinal, coronadas de sol, cubiertas de la regia vestidura de sus pámpanos.
Lentamente se ha ido sosegando el maestro, sus párpados descienden pesados y se cierran, su cuerpo yace inmóvil Todo está quieto, los rayos del sol se filtran por la parra y caen en vivas manchas sobre los ladrillos del patio, el jilguero desenvuelve sus trinos, una mariposa blanca va, viene, torna, gira, repasa entre los verdes pámpanos.
Entonces una dulce tristeza entra en el espíritu, porque un año de nuestra vida se ha disuelto Los racimos han desaparecido de las vides, los pámpanos, secos, rojos, corren en remolinos por los bancales, el cielo está de color de plomo, llueve, llueve con un agua menudita durante días enteros.
Y un chubasco se deshace en hilos brilladores entre los pámpanos.
El patio está enladrillado de cuadrilongos ladrillos rojos, una parra lo anubla con fresco toldo, al final, una cancela deja ver por entre sus varillajes, festoneados de encendidos geranios, una sombrosa huerta de naranjos, de higueras con sus brevas adustas, de ciruelos con sus doradas prunas, de manzanos con sus grandes pomas rosadas En otoño, los racimos de granos alongados cuelgan entre los pámpanos en vistosas estalactitas de oro, las abejas zumban, van y vienen en vuelo sinuoso las mariposas, que se despiden de la vida.
Los pámpanos comienzan a amarillear, sopla el viento por las noches y hace gemir una ventana que se ha quedado abierta, el cielo se cubre de nubes plomizas, y llueve de cuando en cuando en largas cortinas de agua.
Sus sarmientos se enroscan y agarran con los zarcillos al encañado, cuelgan profusos los racimos, y los redondos pámpanos anchos forman un toldo de suave color presado sobre las aguas quietas.
Y las viñas extienden su sedoso tapiz de verde claro en anchos cuadros, en agudos cornijales, en estrechas bandas que presidían blancos ribazos por los que desborda la impetuosa verdura de los pámpanos.
Aparecen, acá y allá, solitarios, cenicientos, los olivos, las manchas amarillentas de los rastrojos contrastan con la verdura de los pámpanos.
Grandes juncales rompen el cerco de los pámpanos, un grupo de álamos desmedrados se espejea en sus aguas inmóviles.
Están sentados o echados a la sombra de una parra, unos ya beodos, otros casi, quien alzando una copa que parece griega, quien sosteniendo amorosamente entre las manos un cuenco lleno de vino, el que hace de Baco adorna la cabeza con hojas de vid al que se arrodilla respetuoso cual si fuese de laurel la corona que se le otorga, alguno que ya la ha conseguido, descansa reclinado en la tierra como en el más cómodo lecho, y otro se acerca solicitando humildemente, sombrero en mano, ingresar en el corro y participar de la bebida hasta ponerse en situación digna de que le adornen también con pámpanos las sienes.
Lo mismo sucede en el cuadro de , donde las figuras también son nueve, Baco esta en cueros vivos, montado en un barril, ceñidas las sienes de verdes pámpanos.
Y todos se abalanzaron a él, en la entrada de la barraca, bajo la vetusta parra, a través de cuyos pámpanos brillaban las estrellas como gusanos de luz.
Abrió el armario del aparador y puso sobre la mesa los entremeses: pepinillos destilando vinagre, aceitunas grises mezcladas con salitrosas alcaparras, sardinas de Nantes con su casaquilla plateada, rodajas de salchichón finas y transparentes, y frescos rábanos de encendido ropaje y tiesos moñetes de hojas, todo en verdes pámpanos de porcelana.
La luz se quebraba entre sus pámpanos, los doraba, los hacía transparentes, y llegaba hasta él suave y dormida.
Allí se acercan la Venus Fecunda, ensangrentada por un cilicio, envuelta en un sudario, y María de Nazareth, coronada de pámpanos y esgrimiendo el tirso de las bacantes.
Llevábala enjaezada con estribos, bocado y todo, como si fuese el más brioso corcel, y la ilusión habría sido completa, sin el cesto de uvas y de higos, cubiertos de pámpanos, que sujetaba sobre el arzón con el brazo derecho.
—porque brotarán y caerán según costumbre,—cuando los tísicos y los pámpanos vuelvan a la madre Tierra, dejándonos, aquéllos sus obras, si son artistas, y éstos su vino, sus uvas o sus pasas.
Tú golpeas, hieres y domas el mármol, y suena el golpe armónico como un verso, y te adula la cigarra, amante del sol, oculta entre los pámpanos de la viña virgen.
Haga usted unas cuantas poesías fugitivas, tal cual soneto, muy sonoro y lleno de pámpanos poéticos, no se apure usted si no dice nada en él: corra entre los amigos, saque usted mismo copias furtivas, y repártalas como pan bendito, sean destinadas sobre todo sus poesías a las mujeres, que son las que dan fama: haga usted correr la voz de que está haciendo una obra grande, cuyo título se sabrá con el tiempo, procure usted a fuerza de trasposiciones y de palabras desenterradas del diccionario, no sabidas de nadie, que digan de él: ¡Cómo maneja la lengua! ¡Es hombre que sabe el castellano!.
Safo, desgraciada en amor, se precipitaba del promontorio de Léucate al mar, y repetía muriendo el nombre de su ingrato Faón, en tanto que Anacreón de Teos, coronado de pámpanos, con la copa en la mano, danzaba alegre al son de las flautas entre las Gracias y los Amores.
Entretanto, la contempla con sus ojos de mármol una Diana que se alza irresistible y desnuda sobre su plinto, y le ríe con audacia un sátiro de bronce que sostiene entre los pámpanos de su cabeza un candelabro, y en el asa de un jarrón de Rouen lleno de agua perfumada, le tiende los brazos y los pechos una sirena con la cola corva y brillante de escamas argentinas, mientras en el plafón, en forma de óvalo, va por el fondo inmenso y azulado sobre el lomo de un toro robusto y divino, la bella Europa, entre delfines áureos y tritones corpulentos que sobre el vasto ruido de las ondas, hacen vibrar el ronco estrépito de sus resonantes caracoles.
de vuestro cuarto orlaban, y sin pámpanos.
Era un cuarto situado en el extremo del jardín y cuya puerta desaparecía completamente bajo los pámpanos de una vid.
La venta de los Garañones yacía en silencio, la luna, que rompía por entre blanquísimas nubes, iluminaba dulce y serenamente la perspectiva, la carretera que blanqueaba serpeando ora por las faldas, ora por las cumbres de los montes, la venta de muros encalados y de blanca chimenea, por la que escapábase el humo en ondulante espiral, la parra, la añosísima y reducida parra, que cubría la puerta con un a modo de caprichoso dosel de pámpanos sostenidos por recias estacas, las chumberas, que servíanle al edificio a modo de pintoresco cancel, y los frondosísimos algarrobos, que erguíanse acá y acullá cabeceando y simulando rumor de romper de olas cuando el viento movía su ramaje verdinegro en que la luz de la luna parecía tejer maravillosos calados de argentería.
El sol, un sol otoñal, iluminaba espléndidamente la escena, el reducido patio invadido casi del todo por el lebrillo de lavar, por una higuera despojada de pámpanos y frutos y convertida en tendedero, y por la orza de la lejía, en que uno de los dos rapaces hundía los desnudos brazos, mientras su compañero impacientaba a una gata de morisca piel que sufría pacientemente sus infantiles travesuras.

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