Ejemplos con osando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Jaime sentía deseos de aprovecharse de esta intimidad diciendo galanterías, osando pequeños atrevimientos, pero se detenía en el momento oportuno.
La madre marchaba tras sus pasos como una doméstica, no osando hacer nada sin consultarla.
El hablaba del baile de la tarde, olvidado totalmente de su vida de seminarista y osando arrostrar los ojos de Pep.
Cercaban el castillo como una ronda de peonzas gigantescas y negras, pero ninguna se salía del ordenado corro osando adelantarse hasta tocar el edificio.
El descubridor, alarmado por los insufribles calores que le salían al encuentro, vio en ellos una confirmación indiscutible de las opiniones de los hombres doctos de su época, y volvía la proa a Poniente, no osando avanzar más en el temido Austro.
Deteníase al decir esto con prudente rubor, no osando confesar las internas tribulaciones que agitaban su organismo.
A un lado estaban los padrinos, que seguían sus operaciones con respetuoso silencio, no osando aportar a ellas su ignorancia perturbadora.
El señor Munster le hablaba ahora con respetuosa gravedad, no osando permitirse más bromas con un hombre que andaba a tiros y almorzaba luego tranquilamente sin acordarse del peligro.
Todos callaban, no osando interrumpirles.
ni alzar osando ni inclinar el vuelo.
Aqueste Ércules, por la divinidat de su madrasta Juno ayudado en este caso, sobró los çentauros, fuera echándolos e encogendo en las ásperas selvas del monte Pelias, e por el su miedo escondidos en las oscuras cuevas del monte Ossee, non osando más tornar entre los omnes a quien daño fazían, dándose al uso del caçar las bestias fieras en las esquivas espesuras e desabitadas de Rodope.
Un quinqué, capaz de competir él solo con toda una iluminación a la veneciana, alumbraba el comedor y el limitadísimo vestíbulo, que lo ponía en comunicación con el patio: la Mesa de pino limpísima y adornada con un cacharro lleno de flores, la larga banqueta forrada de yute, adosada a una de las laterales, los cuadros en que majas, frailes y chulos se requebraban y sonreían maliciosamente en picarescas actitudes, la jardinera suspendida del techo y amagandodesplomarse al peso de la colgante yedra, y media docena de sillas de Victoria, ocupadas en aquel momento por Rosalía, adornada con sus trapitos de cristianar: por la Tulipanes, que amenazaba estallar de risa, retrepada en un sillón y con los puños en los ijiares: por el señor Paco el Castizo, que guitarra en mano sonreía mirando a su yerno con socarrona expresión, por su compadre el Talabartero, que habíase por precaución, sin duda, parapetado tras la puerta de la alcoba, no osando poner en descubierto más que un cuarto de perfil, y por el Niño, el más famoso cantaor del barrio de Capuchinos.
Quebrantóse también la arrogancia del mismo Minucio, que dirigía sus miradas ya a este, ya al otro caudillo, no osando ninguno mantenerse en su puesto, sino entregándose todos a la fuga, que no les fue de provecho, porque los Númidas, que eran ya dueños del terreno, acabaron con los dispersos.
No osando nadie hacerle competencia, puede decirse que, sin necesidad de real privilegio, nuestro castellano tenía monopolizado artículo tan precioso para beneficio de los metales.
que tenía de heroico, ni osando tampoco aprobarlo por lo que tenía de peligroso.
-Osando elevar sus ambiciones hasta mi hija.

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