Ejemplos con orfandad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Murió pobre en Buenos Aires dejando a sus nietos, hijos de su finada hija única Dolores, en la orfandad.
Con la muerte de Ireton, Bridget Cromwell enviudó, y dejó en la orfandad un hijo y cuatro hijas.
Entre las obras de bien social, fundó y subvencionó el asilo para huérfanos Santa Clotilde, en el escudo heráldico que se lee: Asilo e instrucción a la orfandad.
Desde este punto de vista, olvidados son todos sus personajes: Ojitos, que es abandonado a su suerte por su padre en la gran ciudad para librarse de una boca que alimentar, Pedro, a quien su madre le niega el afecto y aun el sustento, esta, a su vez, repudiada y vejada por su marido, y luego abandonada, Jaibo, de orfandad total, que ha tenido que sobrevivir en la calle, e incluso el ciego, desasistido de beneficencia, por lo que tiene que mendigar en la calle, desvalido como el hombre-tronco, que se desplaza sobre un carrito con ruedas, y del que los chicos se burlan quitándole su medio de locomoción y tirándolo calle abajo.
Sin embargo, el trazado subliminal, crea todo un flujo subconsciente en que los temas son la ausencia del padre, el complejo de Edipo, la orfandad, la maldad y la muerte.
En esta época no existe ningún tipo de atención social por parte del Estado, no hay seguro de enfermedad, ni de viudedad, orfandad o incapacidad.
Un día, por casualidad, Lucía se entera de que Liliana tiene una hija, ¡y que piensa darla en adopción! Lucía, quien pasó su infancia en la orfandad, por ningún motivo permitirá que su nieta sufra como ella.
Sin muchas opciones, decide acompañarlo para buscar a su padre y es durante este viaje en que se percatan de lo valiosa que es la presencia del otro y los dos recuperan humanidad perdida, uno por su repentina orfandad y la otra por su difícil vida.
Clarita sublima la dolorosa orfandad escribiendo versos y conversando con las flores y jugando con las plantas, como si tuvieran vida.
En la segunda parte, El libro de la memoria, continúa esta reflexión sobre la paternidad, aunque más centrada en la suya propia y en su hijo Daniel, así como la soledad y, en cierto modo, orfandad del escritor y, sobre todo, de la importancia de la memoria, del recuerdo y de la consciencia del presente y el pasado.
Toda la vida juntas, toda la vida unidas por la orfandad necesitada de defensa, por la alegría que colorea la pobreza, por el deseo de crearse una posición antes de que terminase su juventud, ¡y verla morir ante sus ojos, entre tormentos desgarradores, sin poder salvarla, sin encontrar el medio de hacer plácidos y dulces sus últimos instantes!.
Cincunegui excita mis sentimientos ambiciosos, quiere mi encumbramiento, mi exaltación, según él, no puedo dejar a mis paisanos en la orfandad en que se hallan, debo llegar al pináculo de la gloria.
¡Ah, señor capitán! ¡cómo olvidar semejante noche!! La tengo grabada en el alma de una manera constante, y si alguna vez he creído ver la sublime imagen de Jesucristo sobre la tierra, ha sido ésa, en que el hermano cura me salvó a mí de la muerte, a toda una familia infeliz de la orfandad, y a aquellos desgraciados fanáticos del infierno de los remordimientos.
Amaba yo a Angelina, y quería yo ser digno de ella, para que la pobre huérfana compartiera conmigo sus desgracias y su orfandad, y tuviera en mí un amigo, un hermano, un compañero de infortunios.
Tú amas como yo a las buenas ancianas que ampararon mi orfandad, ellas te aman también.
Tus ojos, esos hermosos y brillantes ojos, húmedos por las amargas lágrimas de la orfandad, me dicen que me amas.
Luego, hace tres meses, el señor, que estaba aquí, se ha ido a la Habana, dicen que es tener no sé qué categoría o señorío, y y más, después, si se muere habiendo allí, porque él ha antes también, pues, si se lo lleva Pateta, le deja buena orfandad a la señora.
nada menos que un hombre, un habitante de Madrid, que se arrellana cómodamente en la vida, y se engríe de su ámplia independencia, como soltero, como novelista, como voluntario de la orfandad que soy, con patillas, deudas, amores y tratamiento de !!!.
Le lloró por muerto con verdadera efusión de hija desconsolada, y se aterraba de la orfandad en que iba a quedar cuando más necesitaba de una persona sesuda y discreta que la dirigiera.
Era una mirada de tranquilo, incurable dolor, como la que, pasados muchos años de la cruel pérdida y del agudo padecer, posamos en el retrato de un hijo muerto, de los padres que nos dejaron en la orfandad o de un antiguo amor que se llevó consigo las más bellas flores de nuestra alma.
Era un amor de hermano y de súbdito, semejante al que habia profesado a su padre: era una confusa mezcla de confianza, tutela é idolatría, muy análoga a lo que las madres de los hombres de genio sienten por sus gloriosos hijos: era la respetuosa proteccion, llena de ternura, que dispensa el fuerte guerrero al príncipe de menor edad: era identificacion, era orgullo, era ufanía como de un bien propio: diríase que aquella imágen le representaba su trágico destino, su noble orígen, su temprana orfandad, su pobreza, sus cuitas, la injusticia de los hombres, la soledad en que habia quedado sobre la tierra, y acaso tambien algun presentimiento de futuros martirios.
, la primera noche de orfandad, cuando dejaron de tañer las campanas y de sonar las remotas músicas del entierro, cuando hasta las tinieblas le advertian que ya estaba solo sobre la tierra, cuando comenzaba a figurarse que él tambien habia muerto y sido sepultado, oyó una voz ronca y áspera, la voz de un sacerdote grueso y feo, que le decia lúgubremente:.
Y la verdad es que, en el fondo del espíritu de los granadinos de ambos sexos, hay no sé qué vaga sombra de esa viudez, de esa orfandad, de esa realeza y de ese destronamiento.
Las desnudas paredes hablaban el patético lenguaje de la orfandad y de la viudez.
¡Pobre padre! Con la mejor intención del mundo y la mayor abnegación, pensando que cuanto su hermano proponía era lo más conveniente, decidió quedarse solo, añadiendo a su viudez la orfandad en que la partida del muchacho había de dejarle.
-Y para remediar mi orfandad y mi abandono, usted quiere matarse.
-¡Desgraciada! Tú no sabes lo que es la orfandad, la soledad, tú has olvidado que muerto yo, no tendrás amparo alguno en el mundo.
Como en contraste recordó la muerte de su piadosa madre, la orfandad en que quedó sumida, su desolación y hondo pesar, los días serenos e iguales que después había venido pasando en el cafetal , bello jardín, remedo del que perdieron nuestros primeros padres, acariciada por sus más allegados e idolatrada por sus esclavos como no lo fue reina alguna sobre la tierra.
Era Cornelia hermosísima en estremo, y estaba debajo de la guarda y amparo de Lorenzo Bentibolli, su hermano, honradísimo y valiente caballero, huérfanos de padre y madre: que aunque los dejaron solos, los dejaron ricos, y la riqueza es grande alivio de orfandad.
Querría, pues, señor mío, que vuesa merced tomase a cargo el deshacer este agravio, o ya por ruegos, o ya por armas, pues, según todo el mundo dice, vuesa merced nació en él para deshacerlos y para enderezar los tuertos y amparar los miserables, y póngasele a vuesa merced por delante la orfandad de mi hija, su gentileza, su mocedad, con todas las buenas partes que he dicho que tiene, que en Dios y en mi conciencia que de cuantas doncellas tiene mi señora, que no hay ninguna que llegue a la suela de su zapato, y que una que llaman Altisidora, que es la que tienen por más desenvuelta y gallarda, puesta en comparación de mi hija, no la llega con dos leguas.

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