Ejemplos con ordenándoles

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Instintivamente, como el militar de más alta graduación allí presente y como vicepresidente del gobierno, el general Gutiérrez Mellado se levantó y, dirigiéndose al teniente coronel Tejero, increpó a los asaltantes, pidiendo explicaciones y ordenándoles que depusieran las armas.
ordenándoles liberar de la Liga a los lacedemonios y a los otros estados mencionados en la orden de los romanos, prometiendo que el pueblo romano les perdonaría enteramente por su desobediencia en la ocasión previa.
Cuando volvían, se encontraron al capitán Rodrigo de Acuña, que al mando de la San Gabriel, hizo disparar un tiro y mandó a los portugueses que se dieran por prisioneros, ordenándoles amainar las velas.
Dígase también que fue inexorable el buen manchego con sus hijos, sometiéndoles a duelo riguroso con renuncia absoluta de todo festejo, ordenándoles que ni de lejos vieran iluminación ni fogata, que ni por el olor se enteraran de función de teatro ni de danzas populares, y que no asomaran las narices por la Plaza Mayor, queriendo guluzmear la corrida de toros con caballeros rejoneadores, pues no era propio de muchachos serios participar del regocijo público cuando lloraba la familia, no sólo la muerte de la incomparable, de la virtuosísima, de la santa señora y madre, sino otras desdichas altamente desconsoladoras, que no era preciso nombrar.
Aumentábase el furor del terco viejo con las réplicas, y para concluir echó a sus nietos a la calle, ordenándoles que no volviesen a poner los pies en aquella , y conminándoles con desheredarles del mejor modo que pudiese.
Y la joven, habiéndome dejado el vientre desnudo, me cogió los compañones, me los ató por la misma raíz con una cuerda encerada, y dió a las esclavas los dos extremos de la cuerda, ordenándoles que tirasen todo lo que pudiesen.
Hasta el material gusto les reformaban, ordenándoles que en adelante no mostrasen.
Ordenándoles que se acostaran, Nazarín se quedó en vela, y estuvo en oración hasta el amanecer, de cuya belleza no pudo disfrutar por causa de la neblina.
El buen sacerdote, que no había previsto lo que importa armar el crimen en nombre de Dios, tuvo por lo menos escrúpulo sobre la forma en que se iba a hacer reparación, y consiguió que se les dirigiese un oficio pidiéndoles u ordenándoles que así lo hiciesen.

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