Ejemplos con oprobios

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Cuántas, oh Alcinda, a la coyunta uncidas, ¡Tu suerte envidian! Cuántas de himeneo Buscan el yugo por lograr su suerte, Y sin que invoquen la razón, ni pese Su corazón los méritos del novio, El sí pronuncian y la mano alargan Al primero que llega! Qué de males esta maldita ceguedad no aborta! Veo apagadas las nupciales teas Por la discordia con infame soplo Al pie del altar, y en el tumulto Brindis y vivas de la tornaboda, Una indiscreta lágrima predice Guerras y oprobios a los mal unidos.
Lo cierto es que ordenó que al tiempo de azotarle le cargasen de baldones y oprobios bárbaros e impíos, diciéndole: Agua amarga, este castigo te da el Señor porque te has atrevido contra él, sin haber antes recibido de su parte la menor injuria.
- Quien encuentre la comitiva de la justicia llevando a un preso ensangrentado, pálido, mal vestido, cargado de cadenas que le han puesto y de oprobios que le dicen, ¿qué dirá? Allá va un delincuente.
Si no has de volver a mi memoria para mi total aniquilación, huye de ella, ¡oh, noche infausta! Asesinato, calumnia, oprobios, cárcel, grillos, cadenas, verdugos, muerte y gemidos.
Que el señor don Alejandro, al verse con él cara a cara, se la llenaba de oprobios.
Lo cierto es que ordenó que al tiempo de azotarle le cargasen de baldones y oprobios bárbaros e impíos, diciéndole: —«Agua amarga, este castigo te da el Señor porque te has atrevido contra él, sin haber antes recibido de su parte la menor injuria.
Sucedió en el camino, que el príncipe Masistes, hijo de Darío, que se había hallado presente a la completa derrota del ejército, empezó a cargar de oprobios al general Atraintes, y entre otras injurias le echó en rostro que era más ruin y cobarde que una mujer, no obstante sus insignias y supremo mando, que no había para él castigo bastante digno del daño que a la real casa acababa de hacer.
Atraintes, que tal nube de baldones y oprobios se vio encima, no pudiendo sufrirlo en paciencia, echa mano al alfanje medo en ademán de descargar un golpe mortal contra Masistes.
Denostándole un hombre notado de mala conducta: “No puede sostenerse- le dijo- una contienda como ésta entre nosotros dos, porque tú oyes los oprobios con serenidad, y los dices sin reparo, mientras cuanto a mí se me resiste el decirlos, y no estoy acostumbrado a aguantarlos!” Por este término venían a ser sus apotegmas.
tus oprobios, ¡oh Cruz!, torna en blasones.
Aquí estuvo doña Inés seis años, que permitió la divina Majestad en tanto tormento conservarle la vida, o para castigo de los que se le daban, o para mérito suyo, pasando lo que imaginar se puede, supuesto que he dicho de la manera que estaba, y que las inmundicias y basura, que de su cuerpo echaba, le servían de cama y estrado para sus pies, siempre llorando y pidiendo a Dios la aliviase de tan penoso martirio, sin que en todos ellos viese luz, ni recostase su triste cuerpo, ajena y apartada de las gentes, tiranizada a los divinos sacramentos y a oír misa, padeciendo más que los que martirizan los tiranos, sin que ninguno de sus tres verdugos tuviese piedad de ella, ni se enterneciese de ella, antes la traidora cuñada, cada vez que la llevaba la comida, le decía mil oprobios y afrentas, hasta que ya Nuestro Señor, cansado de sufrir tales delitos, permitió que fuese sacada esta triste mujer de tan desdichada vida, siquiera para que no muriese desesperada.
Las revistas literarias semanales estaban encomendadas a un colaborador que se firmaba Segismundo, y que, como este famoso personaje, no se mordía la lengua, para cantar las verdades al más guapo, ni se olvidaba de que tenía en su desfachatez fuerzas bastantes para arrojarle por el balcón al mar de todos los oprobios, si llegaba el caso, como llegaba a menudo, porque lo malo abunda, desgraciadamente.

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