Ejemplos con omnímoda

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Para justificar la omnímoda autoridad del jefe actual de la República, habrá que aplicarle, como metro, la diferencia entre lo que se ha exigido de ella y lo que se ha obtenido.
Un dios, Zeus, posee una naturaleza tan universal y omnímoda que su influencia se puede descubrir en todas partes.
El derecho a construir es contemplado desde el derecho privado como facultad omnímoda del propietario sólo limitada, muy discretamente, por las instituciones civiles de la servidumbre de medianería u otras de interés público o privado.
La verdad absoluta, omnímoda, es la suma de las perspectivas individuales, que, por eso mismo, son verdaderas parcialmente.
En su condición de hubo de sufrir la acción directa y constante de su dueño y señor, y sujetarse en un todo a su omnímoda voluntad.
Pronto llegamos al eminente piso de la calle de San Leonardo, y presentado Serafín a Fructuoso y a Montero, quedamos acordes en la manera de asegurar a mis amigos su omnímoda libertad en la Corte de las Españas.
¿Cómo explicarme el hecho de que acudieran a mí sinfín de pretendientes, creyéndome poseedor de influencia omnímoda? Y si esto no tenía sentido común, ¿qué debía yo pensar del loco altruismo con que yo me brindaba graciosamente a sostener y apoyar tales pretensiones? Pues luego venía lo más inaudito, lo verdaderamente milagroso, y era que todos los postulantes obtenían lo que solicitaban, resultando que mi supuesto influjo y poder eran en la realidad verdaderos, sin que yo hiciera gestión alguna ni de ello me cuidara.
Engranadas unas con otras las Secciones, desde la ciudad se extendieron a las aldeas y a los remotos campos y cortijos, formando espesa red y un rosario secreto de combatientes engarzados en a autoridad omnímoda de la Junta Suprema.
¡Ya lo creo que los llevaba! ¡Así llevase también alguna receta eficaz para servirse de ellos! Investido de autoridad omnímoda, Julián sentía en el fondo del alma una especie de compasión por la desvergonzada manceba y el hijo espurio.
Y de aquí la influencia moral que conquistara sobre aquella gente su nuevo jefe, cuya voluntad puede decirse que reinara omnímoda sobre todos, y levantábase orgullosa, omnipotente, como la del general a cuya voz se baten millares de entusiastas héroes.
-Mantener en todo su vigor el acuerdo tomado fue su pensamiento hasta el último instante de su vida, y para que, más allá del sepulcro, la humana debilidad no hiciera inútiles sus previsiones, dejó el encargo de que la secundaran en sus santos propósitos, a dos personas que la merecieron en vida completa y omnímoda confianza.
-O se está o no se está en el campo, o hay o no hay libertad omnímoda en él, y por último, por aquí no andan perros ni ganados ni cosa alguna que temer, porque no es camino para ninguna parte del mundo.
Por el conocimiento de este ataque selectivo sin sanción ni reparación posible, por la comprobación de la total ineficacia de los resortes clásicos, jurídicos o sociales, de protección personal, se buscó que la población en su conjunto, se sintiera inerme frente a un poder ejercido con una omnímoda apariencia.
La universalidad legitimada por una omnímoda e igual suficiencia es privilegio rarísimo, y aquella falsa universalidad que disipa en aplicaciones vagas y dispersas las energías que pudieran ser fecundas si se las fijara un objeto constante, es como rasero que allana todo relieve del pensamiento y de la voluntad, pero la unión de dos y aun más, vocaciones, cuando las vincula una correlación orgánica, que hace que se complementen o auxilien entre sí, es eficaz y dichosa armonía que la Naturaleza frecuentemente concierta, y constituye un interesante sujeto a que referir la observación de los espíritus.
La gran florescencia espiritual del Renacimiento es, más quizá que cualquiera otra época no inculta ni primitiva, fecunda en estos casos de omnímoda aptitud, porque, debido a un conjunto de circunstancias transitorias, tendió a generalizar, por tipo de los caracteres, una como multiplicación de la personalidad.
Salomón es el hombre, en la plenitud de las facultades, de alma y cuerpo, con que cabe arrancar a la vida su virtualidad y su interés, el hombre que, a un mismo tiempo, investiga, ora, canta, gobierna, filosofa, ama, y goza del vivir, y que, por suma de esta experiencia omnímoda, deja, al cabo, deslizarse de su pensamiento, la gota de amargura que ha de caer, resbalando sobre la frente de los siglos, en el corazón de Rancé, como en la cerviz de Carlos V, como en la copa de Fausto.
De esta teoría sacaba consecuencias filosóficas favorables a la ley de fraternidad universal y omnímoda.
Porque era cosa generalmente admitida en aquellos rudos tiempos caballerescos de sangre, hierro y amores entre los señores feudales, mantener además de su correspondiente guardia pretoriana, su servidumbre de rústicos jayanes y de envilecidos villanos, sus tercios de lanzas siempre en campo abierto y su grey más o menos numerosa de aventureros o matachines asalariados, todo lo cual entraba por mucho en su omnímoda voluntad erigida en capricho, que adquiría mayores garantías y respetos, según el boato de que rodeara su jerarquía y sus actos de buena ley.
Pero llevaba yo tres mil reales mal contados en el bolsillo, para mis necesidades y recreos, cantidad fabulosa en un mozo de mis condiciones, un baúl atestado de ropa nueva, fina y a la moda, ancho mundo por delante y libertad omnímoda para gozarla, la protección de un personaje de gran cuantía, veinticinco arios apenas, y una salud de bronce, con las cuales ventajas no es obra del otro jueves descargar el corazón de penas y melancolías.
Los valedores de los hombres como mi padre, habían pasado para no volver, al decir de amigos y enemigos, al paso que los Garcías, como gentes activas en el nuevo curso de ideas y de sucesos en que iba entrando la sociedad más que deprisa, tenían, en primer lugar, a los Calderetas de la villa no lejana, familia en quien venía vinculándose la representación casi oficial, y sin casi omnímoda, de los altos poderes de «arriba» para cuanto en aquellas comarcas circundantes hubiera que cortar y que rajar, lo mismo en el orden político que en el administrativo, y aun sospecho que en el judicial, en bien del Estado, se entiende, y con la mejor de las intenciones, siendo muy de tenerse en cuenta que en la tal familia había ramas de todos colores, y hombres, por lo tanto, para todos los apuros, de modo que los Calderetas siempre estaban en candelero, y, por consiguiente, los Garcías de mi lugar, ¿Cómo demonios había de conseguir yo arrancar a éstos una administración que conservaban ellos tanto por cuestión de honra como por razón de provecho? Por eso dije antes que aunque la tal administración tentaba mucho a mi padre, la consideraba tan difícil de alcanzar como acertar un terno seco a la lotería primitiva, no obstante la intimidad de mi cuñado el procurador con el juez del partido, la de éste con el regente de la Audiencia del territorio, el parentesco del regente con el marqués del Perejil.
Extiende sus dominios hasta lo más hondo de los sistemas políticos, porque, una vez afirmada la ley de las mayorías, se convierte, como veremos muy pronto, en una tremenda ficción que permite a unos cuantos encaramarse en la cucaña del poder, dictar e imponer a un pueblo entero su voluntad omnímoda.
Esta feliz coincidencia me animó mucho, di por salvado a Maximín, y sin tardanza me personé en aquella paternal oficina, ejemplo que, con otros muchos, viene a confirmar la vigilancia omnímoda de nuestra administración y lo desgraciados que seríamos si ella no cuidase de todo lo que nos concierne, llevándonos en sus amorosos brazos desde la cuna al sepulcro.
Cualquier frase, palabrilla o pensamiento contrarios a la superioridad omnímoda y permanente de la Casa Real entre todo lo creado por Dios y los hombres, ponía a la buena señora tan fuera de sí, que hasta su hermosura como que se eclipsaba y oscurecía, tanto era el ahuecamiento de la nariz bonita, tal la descomposición que la ira daba a sus rojos labios.
¿Cómo explicarme el hecho de que acudieran a mí sinfín de pretendientes, creyéndome poseedor de influencia omnímoda? Y si esto no tenía sentido común, ¿qué debía yo pensar del loco altruismo con que yo me brindaba graciosamente a sostener y apoyar tales pretensiones? Pues luego venía lo más inaudito, lo verdaderamente milagroso, y era que todos los postulantes obtenían lo que solicitaban, resultando que mi supuesto influjo y poder eran en la realidad verdaderos, sin que yo hiciera gestión alguna ni de ello me cuidara.
Engranadas unas con otras las Secciones, desde la ciudad se extendieron a las aldeas y a los remotos campos y cortijos, formando espesa red y un rosario secreto de combatientes engarzados en a autoridad omnímoda de la Junta Suprema.
Estamos en pleno siglo de las luces, siglo en que, al decir de las gentes, tiene la razón un culto, y la de cada prójimo, la libertad más omnímoda.

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