Ejemplos con olvidándose

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Todo un ejemplo de honestidad e independencia, olvidándose de los beneficios del comercio.
Sin embargo, en las aventuras del viaje van olvidándose de las pistas.
A pesar de sus preocupaciones por lograr resultados pacificadores, el comportamiento de Hurtado de Mendoza dejaba bastante que desear, porque además de tener carácter excitable, era caprichoso y demasiado parcializado, ya que solamente se había preocupado de beneficiar a los soldados que habían venido con él olvidándose de premiar a los que ya estaban en Chile antes de su llegada.
El recién creado Movimiento del Cuatro de Mayo socialista miraba hacia el futuro, olvidándose del pasado, y China comenzó a adoptar los modelos médicos occidentales que veían a la homosexualidad como una anormalidad.
Ante la evidente comisión de fraude, y olvidándose de que ellos mismos habían organizado fraudes contra sus opositores en Buenos Aires y otras provincias los mitristas anunciaron que se desconocían las elecciones y a los diputados surgidos de ellas.
En este segundo caso, olvidándose de representar los madroños y el riachuelo.
Cuando al año siguiente, el general Manuel Belgrano se apoderó de Salta en la batalla de ese nombre, simplemente separó al obispo de su cargo, olvidándose de la autoridad papal.
De donde se deduce que para Cantillon los factores de producción son la tierra y el trabajo, olvidándose del capital.
, permiso? u otras equivalentes, olvidándose absolutamente de la denominación de patrón o patrona, que comúnmente suelen usar todos los soldados.
Ellos gritan a ellos diciendo cómo no les gustan ya ellos y que ellos han estado olvidándose de ellos.
Apuntar y disparar olvidándose de todo lo demás.
El arte es sobre todo técnica, un respeto a unas reglas y una constancia en la corrección de los escrito para adecuarse a las mismas, no olvidándose nunca de que, como ya sugería Longino, la obra, una vez publicada, se dirige al juicio de la posteridad.
A pesar de lo mucho que se ha criticado a Juan de Carvajal, si nos valemos de la objetividad histórica es necesario reconocer que fue el primer europeo en tierras continentales americanas que comprendió que la verdadera riqueza de estas tierras estaba en la explotación agropecuaria organizada, olvidándose de lo que hasta entonces había sido el fin y la meta de sus predecesores: la búsqueda del oro.
¡!exclamó, fuera de sí, la , olvidándose en aquel instante de todos los miramientos que la esclavizaban desde que era rica.
Ello es que, olvidándose en seguida de que su marido la esperaba, con un sitio acotado, dió en enamorarse de mí y en dármelo a entender con palmarias manifestaciones.
Sintió él que se anudaban como tentáculos irresistibles en torno de su cuello los brazos soberanos, y que una boca dominadora se apoderaba de la suya lo mismo que en el Acuario Y rodó bajo esta caricia de fiera, con el pensamiento perdido, olvidándose del resto del mundo, descendiendo y descendiendo por un mar de sensaciones nuevas, como un náufrago satisfecho de su suerte Pero esta vez llegó al fondo.
La pareja prosiguió su camino, y momentos después, ante el campo libre que se abría ante ellos, los dos caballos bajaron la cabeza a comer, olvidándose de las vacas.
Es como si un autor escribiese una novela marítima, olvidándose de colocar en ella la obligada descripción de una tempestad.
El obispo come un poco separado de la mesa, con ademanes distraídos, como olvidándose a veces de que ha de continuar en la tarea de engullir las viandas.
Cuando era preciso se calaba el chacó, martirizaba el pecho con el asfixiante correaje, y servía a la nación y a la libertad, yendo a pasar la noche en el Principal, donde comía melones en verano, se calentaba al brasero en invierno, en la santa y pacífica compañía de algunos otros comerciantes del Mercado, que, olvidándose de la marcialidad de su uniforme, pasaban las horas de la guardia hablando de las fábricas de Alcoy o del precio del azúcar y de la seda, todo esto sin perjuicio de faltar a la ordenanza, abandonando el puesto con frecuencia para dar un vistazo a sus casas.
Los que logran hacerse notar, los que encuentran quién los compre, los que se enriquecen a costa de sí mismos, se tornan en posaderos, en caseros, en dueños de Madrid, olvidándose del suelo en que nacieran.
¿Acaso nos traerás tú ahora maná del cielo o dinero de San Pedro? Has entontecido a mi pobre madre hasta el punto de que, por vestir a una virgen, deje solo a papá, olvidándose de la pasión de toda su vida y manchando con mala vejez una existencia consagrada al cariño.
Tuvo instantes en que, olvidándose del plan trazado, las ideas acudieron en tropel a su imaginación y las palabras se agolparon a sus labios en frases exentas de unción sagrada, faltas de poesía y desnudas de belleza.
¿Pero no lo cree? ¿Pero lo duda?añadió, y olvidándose de los buenos modales, iba a hacer la cruz con los dedos y a besárselos jurando.
Atraídos uno hacia otro, se sentaban en los escabeles de hierro, olvidándose la mujer del galanteo escuchado la víspera, y el hombre del libro que le acompañaba.
Juan, el cual no olvidándose de su camarada Clemente, le hizo buscar, pero no le hallaron ni supieron dél hasta que desde allí a cuatro dias tuvo nuevas ciertas que se habia embarcado en una de dos galeras de Génova que estaban en el puerto de Cartagena y ya se habian partido.
Todo este largo preámbulo dijo don Quijote, en tanto que los demás cenaban, olvidándose de llevar bocado a la boca, puesto que algunas veces le había dicho Sancho Panza que cenase, que después habría lugar para decir todo lo que quisiese.
Recogió las armas, hasta las astillas de la lanza, y liólas sobre Rocinante, al cual tomó de la rienda, y del cabestro al asno, y se encaminó hacia su pueblo, bien pensativo de oír los disparates que don Quijote decía, y no menos iba don Quijote, que, de puro molido y quebrantado, no se podía tener sobre el borrico, y de cuando en cuando daba unos suspiros que los ponía en el cielo, de modo que de nuevo obligó a que el labrador le preguntase le dijese qué mal sentía, y no parece sino que el diablo le traía a la memoria los cuentos acomodados a sus sucesos, porque, en aquel punto, olvidándose de Valdovinos, se acordó del moro Abindarráez, cuando el alcaide de Antequera, Rodrigo de Narváez, le prendió y llevó cautivo a su alcaidía.
Recibió el tío del muerto la promesa de dos mil ducados, que le hicieron porque bajase de la querella y perdonase a don Juan, el cual, no olvidándose de su camarada Clemente, le hizo buscar, pero no le hallaron ni supieron dél, hasta que desde allí a cuatro días tuvo nuevas ciertas que se había embarcado en una de dos galeras de Génova que estaban en el puerto de Cartagena, y ya se habían partido.
Pero olvidándose de su actuación, en un descuido la corneja lanzó un grito.

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