Ejemplos con ojalateros

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Estas personas eran llamados ojalateros por los soldados y formaban la ojalatería.
Fuera de estos experimentos harto arriesgados y de compromiso, vivía yo confinado en la desabrida normalidad de la casa y sociedad de mi hermana, rezando el rosario con mi padre, oyendo la cancamurria de los ojalateros que le hacían la tertulia, o el relato de lo que ocurría en la facción lejana.
Una noche vi a mis buenos ojalateros tan movidos al optimismo, que hube de prestar más atención a sus ardorosos comentarios.
Tanto como me agradaba la épica historia del clérigo y su franco carácter, picante mixtura de lo divino y lo humano, me entristecía la sociedad de mi casa, donde se oía tan sólo el áspero zumbido de los ojalateros, y el comentar de verídicos o fantásticos incidentes de una guerra lejana.
El desconsuelo y turbación que tal noticia produjo en la villa de Durango, y marcadamente para mí en nuestra tertulia o cabildo de ojalateros, ignorantes de cuanto concierne a gobierno de pueblos y al fuero de ciudadanía, no es para referido.
Con estos comentarios ojalateros pasaban el rato cuando oyeron rumor de marejada popular, y a la calle se lanzaron, siguiendo la corriente que con hervor de gritos descendía de la Rambla de San Juan a la de San Carlos.
Ya me van cargando a mí esos ojalateros.
Que todos los cuerpos se provean de leña, que aquí la tendrían abundante los ojalateros.
¡Vaya con los caballeros estos! Ya les dije otra vez a los señores ojalateros, que cuando quisieran disputar por alto se fueran a hacerlo a la calle.
Y temprano cargaron y salieron, amén, que a Echaide no le hizo mucha gracia la marejada que en la villa advirtió, entre ojalateros y marotistas, entre la camarilla impostólica y los que llamaban moderados.
La carta de Videchi no es más que una lista de los netos de Mondragón, y otra de los ojalateros, que allí son pocos, y explicaciones de lo que tiene cada uno y de lo que vale.
Al llegar a Madrid me enteré de acaecimientos que surgían y pasaban sin dejar tras sí más que el comentario fugaz de las lenguas ociosas: que Martos, después de entenderse con Ruiz Zorrilla, logró catequizar al Duque de la Torre y llevarlo a las trincheras revolucionarias, que los tres celebraron una conferencia en Biarritz, de la cual, según los ojalateros de Madrid, resultaría muy pronto el triunfo de la República.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba