Ejemplos con obedeció

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Obedeció prontamente y entregó el escrito al confesor.
Obedeció Juan Bautista y entregó el escrito a su Confesor, y éste lo llevó al Señor Obispo Don Juan de Palafox y Mendoza.
Por otra parte, la presencia de los Estados Unidos en Nicaragua, obedeció a una petición del propio Gobierno nicaragüense para enfrentar la insurrección armada de César Augusto Sandino y en tal virtud, jamás esa presencia tuvo que ver con el Tratado Esguerra Bárcenas, el cual se negoció en un ambiente ausente de presiones externas que hubiesen podido afectar los intereses de las partes.
En sus orígenes obedeció a razones económicas y sociales, la pobreza por la falta de trabajo asolaba esta región.
La elección del lugar para la fundación obedeció a varios factores.
Esta modificación en el cálculo del índice también obedeció a la emergencia de un mecanismo denominado divisiones de acciones, que es cuando una empresa decide aumentar su número de acciones, pero sin embargo debe mantener el valor de su capitalización de mercado.
Dios quiso probar su fortaleza, se le apareció un niño para pedirle el favor que lo pasara a la otra orilla, Cristóbal le obedeció y cuando cruzaba la corriente cargado con el niño, a mitad del rió su peso se hace insoportable y solo a costa de enormes esfuerzos consigue llegar a la orilla: Cristóbal llevaba en hombros mas que el universo entero, al mismo Dios que lo creo y redimió.
Y ella obedeció, dando al moro la señal de que, cuando el río llevase gran cantidad de paja, podía venir a buscarla, pues su hijo habría muerto.
Su fundación obedeció a la de crear un club de fútbol que representara al pueblo, después de que desapareciera la sección de fútbol del club deportivo más señero de la localidad, el Club Deportivo Pulpo.
Angustias obedeció como una criatura pasiva.
La sirvienta dudó si sujetar por la fuerza a su ama, pero era tal el brillo que fosforecía en los ojos de Felicita, que Telva obedeció.
¡Ay, por qué se había quedado! Obedeció, montando en un automóvil al lado del oficial, que aún conservaba el revólver en la diestra.
El segundo, hábil timonel, obedeció al capitán.
A pesar del tono risueño é irónico de esta orden, la obedeció, repitiendo una vez más sus promesas y sus deseos.
El tono de la orden fué cortante, imperioso, y ella obedeció sin protesta, como si estuviese habituada a tal superioridad.
Ferragut le obedeció, y media hora después fueron apareciendo, uno tras otro, dos buques prolongados y bajos de borda, que navegaban con gran velocidad.
¿Por qué? Pasada la sorpresa, él obedeció.
No llevaba espuelas ni látigo, mas el bravo animal obedeció a su voz, mejor dicho, a sus rugidos, y tomó un escape violentísimo.
Currita titubeaba en la elección de modelo, y Jacobo, con la autoridad delegada que ejercía en aquella casa como amigo íntimo de Villamelón y primo cuarto de la condesa, hízola decidirse al punto por uno cualquiera, el más barato Currita obedeció sin hacer ninguna observación, sin replicar una palabra: conocíase a las claras que estaba supeditada por completo a aquel hombre, que él era allí el amo, y todos en la casa, desde Villamelón hasta Joselito, desde la Albornoz misma hasta la última fregona, obedecían servilmente sus órdenes, adivinaban sus deseos y amoldaban a sus caprichos sus gustos propios.
Obedeció, sin embargo, con esa especie de impasibilidad automática, propia de los criados de grandes casas, y cuando el excelentísimo ministro de la Gobernación, don Juan Antonio Martínez, , por otro nombre, entró en el , ardía ya en la chimenea un alegre fuego, y a su lado le esperaba Currita, tendida en una chaise longue, envuelta en una bata de raso, perfectamente enguatada, y arropados los pies con un plaid escocés finísimo: descansaba su cabeza en una gran almohada con lazos color de rosa, y tendiéndole al verle entrar su franca manecita, dijo con la débil voz de un enfermo desahuciado:.
Obedeció la señorita, y durante una hora, hasta las once, estuvo tocando cuanto sabía que era del agrado de su padre.
Horacio, como inglés que sabe respetar las leyes, obedeció la orden del Gobernador, reservándose el sostener su derecho ante los tribunales.
Maximiliano, que desde media tarde había vuelto a nadar entre las agitadas sábanas del lecho, y estaba tan impertinente como un niño enfermo que ha entrado en la convalecencia, dijo a su consorte, ya cerca de las diez, que se acostase, y esta obedeció, mas la repugnancia y hastío que inundaban su alma en aquel instante eran de tal modo imperiosos, que le costó trabajo no darlos a conocer.
Fortunata le dijo: Papitos, vete a la cocina , y obedeció la rapaza, aunque de muy mala gana.
Obedeció el cazador sin perder su helada calma.
Sin decir una palabra obedeció.
Obedeció el criado, tomó la carta, volvió a la ciudad, y ellos volvieron las riendas, y aquella noche durmieron en Mojados, y de allí a dos dias en Madrid, y en otros cuatro se vendieron las mulas en pública plaza, y hubo quien les fiase por seis escudos de prometido, y aun quien les diese el dinero en oro por sus cabales.
Encogió Sancho los hombros, obedeció y sentóse, y todas las doncellas y dueñas de la duquesa la rodearon, atentas, con grandísimo silencio, a escuchar lo que diría, pero la duquesa fue la que habló primero, diciendo:.
No sirvieron de nada para con el capellán las prevenciones y advertimientos del retor para que dejase de llevarle, obedeció el retor, viendo ser orden del arzobispo, pusieron al licenciado sus vestidos, que eran nuevos y decentes, y, como él se vio vestido de cuerdo y desnudo de loco, suplicó al capellán que por caridad le diese licencia para ir a despedirse de sus compañeros los locos.
Los cuadrilleros, que no entendían el frasis de don Quijote, y se veían malparados de don Fernando, Cardenio y sus camaradas, no querían sosegarse, el barbero sí, porque en la pendencia tenía deshechas las barbas y el albarda, Sancho, a la más mínima voz de su amo, obedeció como buen criado, los cuatro criados de don Luis también se estuvieron quedos, viendo cuán poco les iba en no estarlo.

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