Ejemplos con obcecación

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La aversión a la energía nuclear, apoyada en la más absoluta ignorancia, es recibida con agrado por millones de personas, que tampoco entienden nada del asunto, y sólo tiene dos explicaciones: o una obcecación que impide el normal funcionamiento de la mente o un oportunismo político que linda con la irresponsabilidad.
Fue la obcecación de los políticos españoles, de acá y de allá, la que se levantó como una barrera ante el Ministro que acabo de indicar y dejó el terreno aun más preparado que antes lo estaba para que pudiera fructificar la semilla.
Pequé de obcecación, de inocencia, falté a la lealtad que debo a mi Dios y a mi Rey, abriendo mi corazón a un traidorzuelo que con máscara carlista es correveidile de Montpensier y miserable instrumento de sus intrigas.
Pues conste que, si la reconciliación no se efectúa, tú tienes la culpa, que tu mujer ha cedido cuanto es posible ceder, y tú, tú mismo, por una obcecación bien sospechosa, destruyes todo lo hecho.
Hasta ha habido instantes de obcecación, en que la he culpado, en que la he tildado de inconsecuente, de falsa, de perjura, de infiel.
No, esto no es amor, es obcecación, empeño, vanidad, capricho: tiene que ser mía veinticuatro horas o lo que me dé la gana: si quiero, toda la vida: pero mía y remía como mis ideas, como mis pensamientos.
¿Cómo arriesgarse, de otra suerte, a promover una escisión entre padres e hijos, aventurando la tranquilidad del hogar y la poca salud de don José, por sólo la falta de cumplimiento en los deberes piadosos? Tanto repugnaba esto a Pepe, dadas sus ideas, que no le era posible atribuir a su hermano tamaña obcecación, suponiendo que, si únicamente el celo le impulsara, debía moderarlo con afectos más terrenales, pero no menos puros.
La presencia inesperada de una víctima extraña hizo sin duda que el moro volviera en sí de su furiosa obcecación, conmoviose todo, pareció que un velo se descorría ante sus ojos, arrojó el puñal, quiso recobrar su aplomo, pronunció algún verso tremendo clavando sus manos en mí, como si yo fuera Edelmira, ésta, desprendiéndose de mis brazos, cayó al suelo desmayada, y al punto nos vimos rodeados de multitud de personas.
Había hecho propósito solemne de no ocuparme más de este asunto, pero la terquedad de mis amigos, y la obcecación del público me obligan a ello.
¿Con que yo lo soy para ti?añadió¿con que has sufrido y has callado y has mentido, como yo he sufrido, mentido y callado? ¿con que por una obcecación mutua hemos estado a punto de ser los más desgraciados de la tierra?.
Recuerdo el extraño efecto que, no obstante mi insana obcecación, me causó la vista de aquel hombre, de gallardo continente, con su hermosa barba negra, vestido de paisano, hasta con sombrero de copa, a caballo, al frente de algunos soldados, en medio de la calle, batiéndose contra un enemigo invisible que le hostilizaba por ventanas y buhardillas.
La expatriación de los viajes es, por eso, antídoto supremo del pensamiento rutinario, de la pasión fanática, y de toda suerte de rigidez y obcecación.
legitima''! No se comprende tanta obcecación! A costa de qué sacrificios, de qué violencias, de cuánta sangre se independizó de ella Santo Domingo? ¿Qué luchas tuvo que sostener esta provincia para emanciparse de la Metrópoli? .
Apareció en medio de la obcecación de su capricho la prosaica materialista.
-Sea como queráis, Ataulfo, continuó el rey, vuestra imprudente obcecación os precipita en el abismo y me ponéis en el caso de juzgaros como rebelde y contumaz por medio de un consejo de guerra que va a constituirse, hoy mismo acaso.
-Os comprendo, en verdad, y por desgracia mía no hay medio a mi favor que alcance a sustraerme a vuestros rigores, sois árbitro de mis destinos, y al experimentar toda la gravedad de las consecuencias que se deriven de eso que vos apellidáis sistema, obcecación y otras mil cosas más, no desconozco tampoco las probabilidades que de mi desistimiento pudiera prometerse acaso.
Hay un abismo al fin de esa obcecación tan ciega, y sin duda queréis precipitaros en él, aunque con pesar mío, consten, pues, mientras tanto, los esfuerzos que he hecho por salvaros, por más que hayan sido estériles sus efectos y sus consecuencias.
Enterad de mis intenciones al pretendido conde en la forma que voy a indicaros: hacedle ver esa funesta obcecación en que se halla, ese error tan craso a que le arrastra su desmesurada soberbia, y.
-Aunque eso fuera posible, que no lo es, pues creo que con una obcecación como la tuya no hay salvación para el alma fuera de la fe que profeso, y con esta creencia no cabe acuerdo, en negocio tan grave, con hombres de tus ideas, ¿qué sería mañana.
Parece mentira que en un entendimiento cultivado y claro exista obcecación semejante, ¡Dios mío, lo que es nacer en el error!.
¿Esa serenidad es convencimiento de que ha luchado y muere por una causa justa? Convencimiento es, aunque erróneo, que es como decir obcecación.
? Sin que me lo digáis, sé yo que todo fue obra de un arrebato, una funesta obcecación.
Es una lástima la obcecación de Claudinita.
Incitábalos principalmente Perpena, a quien con loca vanidad hacía aspirar al primer mando el lustre de su linaje, y dio principio por sembrar insidiosamente entre sus confidentes estas especies sediciosas: “¿Qué mal Genio es el que se ha apoderado de nosotros para arrojarnos de mal en peor? Nos desdeñábamos de ejecutar, sin salir de nuestras casas, las órdenes de Sila, que lo dominaba todo por mar y por tierra, y por una extraña obcecación, queriendo vivir libres, nos hemos puesto en una voluntaria servidumbre, haciéndonos satélites del destierro de Sertorio, y aunque se nos llama Senado, nombre de que se burlan los que lo oyen, en realidad pasamos por insultos, por mandatos y por trabajos en nada más tolerables que los que sufren los Íberos y Lusitanos.
Sin ver que éste había fruncido las cejas como al oír una injuria personal, don Anacleto, con la obcecación de su idea fija, le dijo que, efectivamente, tenía que cristianar un chiquillo, un varoncito muy mono -una preciosura, el muchacho-, y que si consintiera el señor en ser su padrino, lo podrían ir a bautizar el día siguiente, que quedaría muy honrado de que tan distinguido huésped aceptara de ser su compadre.
Tampoco Irene hubiera hecho ascos a la escoba de su hermana, si no se tratara más que de satisfacer sus deseos, pero veía siempre delante de la barredura el compromiso y la obcecación de su padre, y esto la ataba las manos.
Nada de particular observó en mucho tiempo, sino algún que otro rumor al pasar, referente a cierto chasco dado a la condesa, y alguna que otra mirada al adorno de Isabel, rumores y miradas que convertía al punto en sustancia la aprensiva obcecación del sencillo aldeano.
-¡Madre! ¡Imposible me hubiera parecido en otro tiempo que usted llegara a aconsejarme tal cosa! ¡Es una obcecación, madre! ¿En verdad querría usted que por un mezquino sueldo se dijese mañana, cuando me vean pasear en mi carretela: «Ese noble caballero ha sido un escribiente»? Lejos de mí esa mala tentación.
Y era entretanto el libro como una puerta cerrada tras la cual se ocultara lo impalpable, eso que en vano su mente enardecida perseguía, eso que habría querido poseer, asir, dominar y que se le escapaba, se le iba, rebelde a sus miradas se desvanecía en una ilusión de caprichosas curvas, de eses escurridizas de culebra, eso ignoto, informe, inmaterial, algo como el alma de la tinta y del papel que flotaba y se agitaba, que en la obcecación de su cerebro, rodeado del silencio de la noche, le parecía oír, palpitar, estremecerse en un vago más allá, apareado al chirrido sordo del aceite consumiéndose en la mecha del quinqué.
¡A menudo, Águeda, se confunde la obcecación con el deber!.

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