Ejemplos con novelescas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

También ha suscitado dudas el objeto rojizo que se asoma bajo los cojines, algunos pensaron que era la empuñadura de una daga o puñal, lo que acentuaría las connotaciones novelescas y eróticas del retrato.
Dentro de la ficción, en varias novelas aparecen ficticios propietarios de un Breguet, como el Barón Danglars de la novela El conde de Montecristo, Phileas Fogg en La vuelta al mundo en ochenta días, o Nicolás Fandorin, personaje de las aventuras novelescas del autor Boris Akunin.
Uno sobre la historia de la hacienda y en conmemoración del paso del Libertador Simón Bolívar por esta región, en su campaña emancipadora, y otro, de manifestaciones culturales, que recopila las crónicas novelescas de las abuelas mulaleñas.
Las comedias más antiguas para Rinaldo Froldi son las muy novelescas La duquesa constante, El esposo fingido y Las suertes trocadas, aunque Merimée piensa que también es temprana El prado de Calencia, comedia de costumbres que se acerca ya al teatro de Lope de Vega.
El nombre de Miscelánea le viene bien, intercala leyendas novelescas y lances de amor que se entremezclan a los sucesos históricos, tales como la leyenda de Naymlap, los amores de Efquen Pisan, hijo del cacique de Lambayeque y Chestan Xecfuin y la historia sentimental de Quilaco Yupanqui con Curi Coillor.
Audinot sostiene su fama en pantomimas históricas y novelescas como la Bella Durmiente, la Máscara de Hierro, la Fôret-Noire o el Capitán Cook.
Su vida estaba llena de contradicciones, de leyendas que narran situaciones novelescas, como la que cuenta que estudiaba violín en la URSS cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial y tuvo que unirse a las tropas como parte de la reserva del Estado Mayor.
¿Qué solterón recalcitrante había de convencerse, en vista de las desdichas que sobre atrajeran sus personales manías y rarezas, o una serie de casualidades novelescas regidas por la mano del autor y no por el curso ordinario de las cosas humanas? tiene de hombre lo bastante para no ser una , en lo demás puede pasar por el de una clase entera, de las más numerosas, por desgracia, entre los hijos de Adán.
Las noticias dadas por su hermano acerca de Lucía y Miranda lograron aguzar singularmente la hambrienta curiosidad de la anémica, y su olfato fino percibía no sé qué emanaciones novelescas en los sucesos acaecidos al matrimonio.
Blanes hacía política regionalista con el entusiasmo de un burgués que se lanza en aventuras novelescas.
Del primogénito, Santiago, refirió las novelescas aventuras y su voluntario destierro en París, unido con o sin sacramento.
En esta, cuando menos se piensa, salimos todos hablando en verso sin saberlo, y a lo mejor suceden cosas que convierten en cuentos de niños las invenciones novelescas y teatrales.
Esta captación de la voluntad de una mujer hermosa, el artificio de hacerte pasar por muerto para persuadirla más fácilmente, la caída de ella en el terrible lazo, por timidez, por terror, quizás por sortilegios desconocidos, ¿no son una primera parte de drama que supera a cuantos vemos en el teatro? Dime una cosa: ¿estás bien seguro de que en la segunda visita que hiciste al almacén de Arratia, en los primeros días de Enero, no te cogieron, no te convidaron a beber, no te dieron algún narcótico hasta que quedaras como muerto, poniéndote en el ataúd y encendiéndote velas, para que ella te viese y no tuviera duda de tu viaje al otro mundo? Porque yo todo lo creo ya y todo lo temo, y las cosas que antes me parecían novelescas, ya las tengo por naturales y comunes.
Este mentecato -se dijo-, practica el espionaje por su cuenta, y sabrá congraciarse con el Consejero, llevándole mil enredos y fábulas novelescas.
Era una casa falta de voces y de ruidos, triste, callada entre los clamores vecinos, ajena a cuanto la rodeaba, como hecha adrede para retiro de dama romántica o escenario de novelescas aventuras.
Y vean ustedes cómo, por medio de ficciones novelescas y de caprichosos artificios, hemos venido insensiblemente a saber cuál es, sobre poco más o menos, la existencia de todas las señoras y señoritas de una de esas ciudades.
Pero al mismo tiempo yo tenía la seguridad, gracias a un reconocimiento prolijo que a poco de mi mudanza hice, de que mi casa, con ser de dos puertas, no tenía comunicaciones novelescas, ni sótanos, ni compuertas, ni armarios maravillosos, ni escotillones, ni ninguna tramoya de esas que en el teatro y en los libros dan materia para un sorprendente enredo.
Las mujeres más novelescas suelen con su pluma, y aquélla no estaba libre de la común flaqueza gramatical propia de su sexo.
-¿Y a dónde me dejáis los poéticos rostros del Norte, las novelescas britanas, las excéntricas hijas de Washington? ¿Y qué decís de las incomparables sucesoras de los Incas?.
Para mí, aficionado hasta la pasión a las ficciones novelescas, aquello que estaba presenciando era la realidad de un suceso.
Aun fuera del género poético destinado a la representación, esta aptitud de interpretar activamente las propias ficciones, aptitud que, en los orígenes de la poesía, se identificó, quizá, y fue una sola, con la esencial inspiración del poeta, se reproduce a veces en el mismo autor de ficciones narrativas, como en Dickens, cuyas lecturas públicas de sus obras novelescas eran maravillas de declamación y mímica, y en Alfonso Daudet, de quien se cuenta que tuvo prodigiosa gracia para contar, con todos los colores y palpitaciones de la vida, las escenas que imaginaba.
Pero aun en las obras novelescas y extravagantes del período de transición, se nota de vez en cuando la influencia siempre provechosa de la Celestina, contrastando con las aberraciones de los nuevos autores.
Tipos de lenas finamente representados hay en la comedia latina y en muchas obras cómicas y novelescas del siglo XVI italiano.
Libre la península ibérica del dominio musulmán con la toma del baluarte granadino, el espíritu aventurero y belicoso de los españoles, encontraba un nuevo terreno más vasto a su ejercicio, que el que podía ofrecerles la Flandes y la Italia, así no es de extrañar que la juventud ardorosa, acudiese en tropel a las tierras nuevamente halladas, en donde mil empresas quiméricas se hacían lugar en las imaginaciones novelescas, con la relación de extrañas aventuras, de grandes proezas y de doradas regiones, en que los prodigios se mezclaban a lo vasto y desconocido de aquellos países.
Pero Ángel, el autor de aquella novela nonata, en la cual se hilaba tan delgado a propósito de las hijas buenas de madres malas, resultaba, a última hora, pedazo de las entrañas de aquel espectro que parecía no tenerlas para las madres pecadoras, y que la marquesa no podía olvidar, con no haberle visto más que una vez, y con este resultando y aquellas dudas novelescas del mozo, ya el asunto cambiaba de aspecto y de marcha, y hasta cabía pensar en que descarrilara, si el diablo se metía por medio con una de las suyas.
Pero sus mitos, el desorden de su imaginación, sus aspiraciones novelescas, todo esto, cayó con estrépito, desde el pedestal de humo que había creado su loca fantasía.
Sus habitantes, epicúreos, coronados de rosas, o vencedores ceñidos de laurel, no se parecían a los demás hombres: vibraban y libaban, con perversidades finas y novelescas, el jugo de una existencia inimitable.
Pero la gente es tan necia que, en vez de dar a nuestros juegos su verdadero y limitado alcance, considerándolos ingenuos remedos de las aventuras novelescas, se imaginó que Los Sunchos había sido invadido por una horda de rateros y se propuso perseguirlos hasta atraparlos o ahuyentarlos.

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