Ejemplos con nos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡Y cuidado si los españoles de muchachos gozamos cuando nos es dado trabar amistad con algún asno, burro o pollino de los innumerables que en nuestra tierra hay y que llevan sobre sus lomos tantas cargas y son el consuelo y alivio de los pobres! Borriquitos de España, que con vuestro pasito corto andáis y reandáis nuestros caminos polvorientos y abrasados trayendo el agua de la fuente, llevando la ropa al río, la retama al horno, la comida a los segadores y a los mozos de las eras, cabalgadura sumisa de viejos, niños y mujeres, que aguantas ancas, hambre y malos tratos, sobre la que viajan cantando o durmiendo arrieros, gitanos y campesinos: borriquitos de España, alegres y trágicos, bien merecéis que os paguemos el bien que os debemos y el mal que os hacemos con un poco de amor y de piedad.
Al presentároslos no os puedo decir del borriquito nada nuevo porque sólo sé de él lo que el poeta nos dice, pero de Juan Ramón puedo deciros muchas cosas que él no ha dicho de sí mismo ni estaba bien que dijese.
#dar# to give, strike, #,- a# to face, push, #,- coces# to kick, #,- de comer# to feed, #,- miedo a uno# to strike fear into one, #,- pena# to excite pity, #cuando nos es dado# when we have a chance #de# of, from, about, as #deber# to owe, ought, must #debido,-a# suitable, convenient #débil# weak, feeble #decidido,-a# decided, resolute #decir# to say, tell, #es ,-# that is to say, #querer ,-# to mean, #dicho,-a# aforesaid, same #declinar# to descend, sink, approach the end #definir# to define, explain la #dehesa# pasture ground la #dejadez# lassitude, indifference #dejar# to let, allow, leave, #,- de# +.
Platero, ¿verdad que tú nos ves? Sí, tú me ves.
¡Ya verás cómo nos vamos a divertir esta noche, Platero, camellito mío!.
A eso de las dos, Platero, en ese instante de soledad con sol, en ese hueco claro del día, mientras diestros y presidentas se están vistiendo, tú y yo saldremos por la puerta falsa y nos iremos por la calleja al campo, como el año pasado.
En el arroyo grande, que la lluvia había dilatado hasta la viña, nos encontramos, atascada, una vieja carretilla, toda perdida bajo su carga de hierba y de naranjas.
Y sin embargo, considerando solamente su obra pasada, nos encontraríamos ante un poeta que no tiene superior en la literatura española de hoy y que indudablemente quedará en su historia como uno de sus grandes líricos de todos los tiempos.
Cuando Juan Ramón razona con Platerillo nos parece que razona consigo mismo, y su coincidencia de sentimientos es tal y el amor que se tienen tan estrecho que no se podría pensar sino que Platero era un hermano de Juan Ramón que había tomado forma de asno, como en los cuentos, por arte de encantamiento.
Pero el alma del poeta penetra en tal forma la figura real del borriquillo que nos es difícil entender que sean dos personas distintas, y se nos antoja que Platero no es otro que el poeta mismo, la expresión poética de lo ingenuo, puro, infantil, irracional e instintivo de su alma.
Y el caso es que el Platerillo del cuento, aunque tiene mucho de un burro de verdad, nos parece más bien un asnillo soñado y fantástico, como si fuera sólo una ilusión en la que estuvieran fundidas la ilusión que los niños se hacen de los burros y la que los burros deben hacerse de sí mismos en sus horas de ensueño.
Nosotros no hemos visto nunca a Platero y sin embargo le vemos y le queremos, y cuando pasa a nuestro lado un burrito de los alegres se nos van los ojos tras él y decimos: Ahí va Platero.
Ya en la calle, nos guió hasta la misma puerta del palacio un rapacejo pelirrojo, como de mi edad, que acompañaba a una niña.
El voto de pobreza nos obliga a vestir y calzar sin artificioy adelantando el pie sacó del faldamento un zapato por el estilo de los del dómine Cabra, una tumba de filisteo.
Don Restituto Neira, señor caritativo y dadivoso, y su santa esposa, doña Basilisa, los cuales, como usted no ignora, nos han cedido el último piso de su palacio para residencia, desean también que usted haga el calzado para la servidumbre.
Si yo le diera pie, nos casábamos en un decir amén.
¿Cómo que no? ¿Pues no acabamos de hablar mano a mano y como Cristo nos enseña?terció, sofocada, Xuantipa.
No es que nos apoyedeclaró el sincero Belarmino.
Porque, acá, para inter nos, la cosa presentaba un cariz que ya, ya ya me entendéis.
Cuando nos casamos, había aquí seis oficiales y oficialas, y no dábamos abasto a los encargos y pedidos.
Muérete tú de una vez, tontorontaina, adúltero, babayo, antes que nos mates a todos a disgustoschilló una voz mordaz, al tiempo que una mujer, antes joven que vieja y nada fea, con la faz distendida, como una Euménide, penetraba, vestida de huracán y desolación, en aquel círculo que era un cuadrado, e iba a hacer presa sobre Belarmino.
Aquel faro de la humanidadprosiguió Belarmino, refiriéndose al mentado Pascualque aborrecía a los jesuítas, como nos dijo Salmerón en su discurso.
Ahora tañen las campanas de la catedral y nos atruenan.
Todos los pecados, por monstruosos que sean, reciben absolución en el confesonario, pero la más mínima duda del confeso en materia de fe nos impide absolverlo.
Estos dos pormenores me hirieron como notas agudas en los segundos de suspensión y silencio a que nos indujo la sorpresa: la aureola radiante y los pies sangrientos.
Nos juntamos en el pasillo adonde daba mi habitación.
No sólo yo, todos los demás comensales nos aplicamos a escudriñar, descarados, en nuestro flamante sacerdote, como cumpliendo una obligación.
La mujer, advierte San Agustín, , o vemos en ella la madre, o nos rebajamos a tomarla como mero instrumento de voluptuosidad.
El primero nos enseña a respetar la idea de Dios, el segundo, a respetar a la mujer.

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