Ejemplos con nimiedad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En las Liras se manifiesta el nacimiento y la realización de este acto estético, como respuesta a la eterna lucha interior del hombre entre la realidad y los sueños, la luz y la oscuridad, la eternidad y la nimiedad que están dentro del corazón de cada hombre.
Las leyendas subrayan con mordacidad la nimiedad de los motivos y contrastan con los rostros de angustia y desesperación de los reos.
Pero ¿qué patriotismo es ése? ¡Ayer apoyando al Gobierno, como al mejor de los posibles, y hoy combatiéndole por una nimiedad!.
¡Bah! ¡Bah!silbó de nuevo Perico, indicando su desdén hacia todo sentimentalismo, ensueño o análoga nimiedad amorosa.
Con este caudal siguió siendo lugareño, y vivía la mayor parte del año en sus tierras, cultivándolas por los métodos rutinarios, y llevando con exquisita nimiedad la cuenta y razón de aquellos pingües intereses.
Vallejo no será tan reglamentario como ese testarudo, que no perdona un número ni una letra, y abruma a todos los empleados con su nimiedad escrupulosa.
¿A qué tanta nimiedad y sutileza de abogado para un asunto tan sencillo? Usted ha empleado toda clase de recursos para sacar de aquí al que con más justicia está preso.
Donde hay intereses, hay terreno para obrar y los pretextos nunca faltan al que los sabe hacer brotar de cualquier nimiedad.
Con la nimiedad de atención que no pierden las mujeres ni aun en las más terribles y solemnes circunstancias, habían reparado en la finura de la camisa, en la riqueza del reloj, en la pulcritud de su persona y en las coronitas de Marqués de los calcetines del paciente.
»Cesará entonces esta guerra continua que mantenéis unos con otros sobre la observancia del arte en las obras de ingenio, porque la razón sola os enseñará que no es dado a la más fecunda fantasía hacer nada perfecto si las reglas, las abominadas reglas, no la señalan los debidos límites, y que igualmente yerran los que gradúan el mérito de sus producciones por los defectos que evitan, y la escrupulosa nimiedad en la observancia de los preceptos, cuando falta en ellas la invención, el talento peculiar de cada género, y aquel fuego celestial que debe animarlas.
Martínez andaba huyendo cuando su compañera fue arrebatada del lado de sus hijos y encerrada en Belem, para satisfacción de la justicia, por una nimiedad, una nonada: una frase amable para el Ejército, y de la cual no era siquiera autor el dueño y director de La Voz de Juárez.
Bastaba un movimiento insignificante, una nimiedad cualquiera.
Pero no sé por qué se pone usted así por una nimiedad.
Así, el sabio artista pondrá en las obras de su arte y en las de su ciencia, condiciones comunes: la fineza de la observación, el procedimiento laborioso, la nimiedad y pulcritud, o por lo contrario, la iluminación instantánea, el procedimiento intuitivo, la audacia de la concepción.
Llévale ésta, no al locutorio general donde las madres recibían las visitas, sino a uno particular, amueblado con la limpieza y nimiedad de adornos que acostumbran las monjas, pero con más suntuosidad y elegancia que en tales parajes suele hallarse.
y aun el señor regente también, por espíritu de envidia, según supongo, o por nimiedad, que es lo más probable, quisieron zaherirme sobre lo que se les antojó llamar innovación del bordado de mi toga, cuando la idea como nacida de mi consorte que es texto en la materia, ha merecido, señor, la más alta aprobación de todo el colegio de abogados, porque realzaba la figura y el empleo en que el rey nuestro Señor.
Se fundó para sostener el gobierno del General Mitre y debió su éxito primero a una nimiedad, al hecho de poner en lo alto de la primera página la salida de los trenes, lo que lo asemeja a una guía, y por lo tanto le daba grande importancia, pues por aquellos tiempos no había guías en Buenos Aires, y secundariamente al vigor de su redacción, que se hallaba a cargo de un hombre de talento, fanático por Mitre y tan austero en su culto que era la copia fiel de las religiosas que se pasan adorando a Dios toda su vida sin que Dios se acuerde de ellas para nada.
¡No tengan ese cuidado! Don Juan Antonio Martínez, puede ser que se haga el enojado, pero no es tan tonto como para cerrar una libreta segura, en medio del año, cuando ya le deben mucho y que se viene acercando justamente la esquila, pues sería lindo que, por una nimiedad, permitiese que viniera otro a quedarse con el diente y con la lana, teniendo él, después, que correr detrás de su plata.
Apenas hubo entrado el periodista en el gran salón del hotel, y saludado a Nakusi, cambió de parecer: la agitación del Conde, la precipitación con que se levantó de la butaca y corrió hacia él, lo entrecortado de su acento, le descubrieron que no se trataba de una nimiedad, de algún almuerzo o concierto, sino de cosa muy grave.
Con este caudal siguió siendo lugareño, y vivía la mayor parte del año en sus tierras, cultivándolas por los métodos rutinarios, y llevando con exquisita nimiedad la cuenta y razón de aquellos pingües intereses.
¿Cómo era posible que el Jefe del Gobierno, atento a los problemas políticos que debían consolidar la Restauración, descendiese a la nimiedad de inquirir el paradero de los desgraciados cantonales? La amistad protectora con que distinguía Cánovas a Tonete Gálvez ¿era un hecho real o un desvarío de mi cerebro debilitado? Estas dudas me atormentaron hasta la siguiente mañana en que mí espíritu empezó a serenarse, y di en pensar que tal vez no era un sueño mi entrevista con el árbitro de los destinos de España.
No sé cómo explicarme esta nimiedad, pero por primera vez de mi vida me ocurrió que, sentado en una silla estrecha y empinada, se está como vendido y haciendo una figura grotesca.
Cuando la joven Zeinab la Embustera vio a su madre, le dijo: “¿Qué hazaña acabas de emprender, ¡oh madre mía!? La vieja contestó: Por esta vez solamente una nimiedad.
De hojas, frutos y pájaros, el Ghirlandajo teje las guirnaldas con que él circunscribe y atenúa la trágica expectación de la última Cena, detrás de una de sus Madonas, alza el primer Bellini un árbol, en cuya copa se complace con tan extrema nimiedad infantil, que se la podría suponer la más nítida y acabada copa de cedro, si el pensamiento del pintor no hubiera sido, como es probable, hacer de ella una ingenua evocación de catedrales y basílicas, por su redondez categórica de cúpula, y suave y rápidamente, a partir de la visión cuasi beatífica del Giotto, ahondándose en la perspectiva del Ghirlandajo, dilatándose por praderas en flor como la pradera de margaritas del Angélico, el paisaje va creciendo y afirmándose, hasta que, lleno de harmonía, de aire y luz, rompe a reír con gentil desenfado ante los triunfos de la muerte, en el bíblico paisaje semitropical con que Benozzo Gozzoli alegra y enciende los muros del Campo santo de Pisa.
Su nimiedad pueril de los pormenores fue semejante al error del naturalismo literario que, en su escrúpulo histórico del dato, del documento o del hecho, llegó a confundir la naturaleza con el detalle, e imaginó, con sólo un cúmulo de vanos detalles, representar el movimiento de la vida.
nimiedad en desdoro del buen comedimiento.
-Pero ¿qué patriotismo es ese? ¡Ayer apoyando al Gobierno, como al mejor de los posibles, y hoy combatiéndole por una nimiedad!.
No había motivo racional ya para dejar a Luz en Madrid un verano entero, ni su madre podía resignarse a pasarle en la calle del Barquillo, ni tampoco a viajar con el estorbo peligroso de su hija, y como a ésta lo mismo le importaba entrar en el nuevo colegio con la primavera que con el otoño, la marquesa había preferido la primavera, de la cual pensaba hacer algo como prólogo de su excursión de verano, excursión planeada hasta la nimiedad, durante el invierno, con Leticia y con Sagrario, que habían de representar grandes papeles en ella.

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