Ejemplos con navegación

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡Polvo y papel viejo que había que sacudir para que no lo devorasen las polillas! ¡Bárbaras cartas de navegación, con erróneos y caprichosos perfiles, que habían servido a los Febrer en sus primeras travesías comerciales! Por todo esto apenas sí le darían con que comer unos días, y sin embargo, la familia había peleado durante siglos para hacerse digna de tal depósito y aumentarlo.
Las patillas rubias y canosas, unidas por un bigote corto, revelaban al marino retirado de la navegación, pero sobre estos adornos capilares resaltaba su perfil semita, su curva y pesada nariz, su mentón saliente y unos ojos de párpados prolongados, con pupilas de ámbar o de oro, según era la luz, en las que parecían flotar algunos puntos de color de tabaco.
Diez horas de navegación con un mar magnífico, la llevaba en la cesta la comida para los tres.
Luego, esta dinastía de soldados del mar, al retirarse de la navegación comercial, había rendido tributo de sangre a la seguridad de los reinos cristianos y a la fe católica haciendo ingresar una parte de sus hijos en la santa milicia de los caballeros de Malta.
Esta navegación continua a través de mares infestados de piratas había hecho de la familia de ricos mercaderes una tribu de valerosos soldados.
De la ciudad, por ejemplo, se le pedían franquicias más o menos latas para el comercio o la navegación, a título de no sé qué méritos contraídos por la en determinadas crisis políticas o meteorológicas, pues cuando se trata de pedir, toda razón se alega por motivo justo: del distrito le carreteras o canales, y tal cual elector, porque había perdido la cosecha, por obra de no sé qué plaga, pretendía que se le perdonara la contribución de aquel año, amén de dársele grano para la nueva siembra, y de declarar desde luego exento del servicio militar a un su hijo que debía entrar en el sorteo próximo.
Presentaría, pues, una proposición al Congreso pidiendo las franquicias para el comercio y la navegación, solicitadas por sus amigos, una carretera para cada pueblo, enlazadas con la general, y la exención de pago de contribuciones pecuniarias y de sangre a toda la provincia, por el año próximo venidero, en virtud de los méritos de la consabida plaga y de otras muchas razones que él sabría exponer, de tal modo, que no solamente llevaran al ánimo de los diputados el convencimiento, sino también el espanto y la consternación.
Observa Bagehot, por ejemplo, cómo los inmensos beneficios positivos de la navegación no existirían acaso para la humanidad, si en las edades primitivas no hubiera habido soñadores y ociososseguramente, mal comprendidos de sus contemporáneosa quienes interesase la contemplación de lo que pasaba en las esferas del cielo.
Todos los negociantes germánicos de Nápoles y Sicilia le habían dado ayuda Y convencida de que el capitán iba a ser avisado de un momento a otro, puso en orden su equipaje, arreglando una pequeña maleta que le había de acompañar en la corta navegación.
Nada, comandantecontinuó el oficial, ni el menor incidente Una navegación magnífica.
En la cámara estaban los papeles en regla para justificar esta navegación.
La navegación no podía ser mejor.
Y el joven hizo un elogio de la navegación mediterránea.
Había visto en la popa el nombre del buque y su procedencia, adivinando en seguida la clase de navegación a que estaba dedicado.
Ulises le creía capaz de subir al puente declarando que la navegación no podía continuar por haberse agotado los odres del líquido color de amatista procedente de la sierra de Espadán.
En la época de la navegación miserable, cuando el capitán hacía esfuerzos por conseguir nuevos ahorros, vigilaba especialmente la gran alcuza de su cocina.
Había conocido a Ulises cuando huía de las aulas para remar en el puerto, y él, por el mal estado de sus ojos, acababa de retirarse de la navegación de cabotaje, descendiendo a ser simple lanchero.
Una tarde, a la altura de Portugal, cuando estaban lejos de la ruta seguida por la navegación regular, una columna de humo y de llamas se elevó sobre la cubierta, rompiendo las escotillas y devorando el velamen.
El amor era para ellos una navegación, y en su ruta iban derramando torrentes de fecundidad.
El joven piloto amaba la navegación a vela, las luchas con el viento, la soledad de las calmas.
En un espacio grande como cuatro continentes, los pólipos, fortalecidos por el agua tibia, levantaban millares de atolones, islas anilladas, bancos y arrecifes, pilares submarinos, terror de la navegación, que, al ligarse entre sí con un trabajo milenario, iban a crear una nueva tierra, un continente de recambio, por si la especie humana perdía en un cataclismo su zócalo actual.
El tío le había facilitado las matrículas y los libros, recomendándolo además a uno de los profesores, antiguo compañero de navegación.
Sus mercaderes eran audaces para la navegación, ásperos para la ganancia, prontos para la pelea.
Eran señores de la costa que, retirados de la navegación, confiaban sus buques a capitanes que habían sido sus pilotos, burgueses que no abandonaban la corbata y la gorra de seda, símbolos de su alta posición en el pueblo natal.
Algunas noches, a la hora en que los faros empezaban a perforar la sombra naciente con sus primeras puñaladas de fuego, sentíase melancólico, y olvidando la diferencia de edad, hablaba a su sobrino como si fuese un compañero de navegación.
Y con la alegría del que después de una penosa navegación descubre el puerto, la familia procedió a la siembra.
La condesa se hallaba muy delicada de salud y no podía acompañar a su marido en tan larga navegación.
Salí de Manila y, a Dios gracias, hice una dichosa navegación.
¡Desgraciado mil veces el que no fuma!—¿Qué hará este sér incompleto, en la orilla del mar, en aquellas horas de infinito éxtasis que siguen a la puesta del sol? ¿Qué velas llevarán su imaginación hacia lo desconocido? ¿Qué alas lo subirán al cielo durante las espléndidas noches de verano? ¿Qué hará en los entreactos de una ópera? ¿Qué, después de comer? ¿Qué, al despertar por la mañana? ¿Qué, durante una larga navegación? ¿Qué, en la ausencia, cuando cierre los ojos para ver las personas queridas? ¿Qué, para no acatarrarse a la salida de un baile en provincias, donde no suele haber coches, si tiene que ir charlando con la beldad que aceptó su brazo para volver a casa? ¿Qué, cuando viaje a caballo por solitarios montes? ¿Qué, cuando convalezca de una enfermedad? ¿Qué, en fín, en aquella hora que sigue al logro de cualquier deseo, cuando, si no fuera por el tabaco, ya no habría razón ninguna para seguir viviendo en un mundo donde ?.
Mas el capitán, que era el que había despojado a mi querida Zoraida, dijo que él se contentaba con la presa que tenía, y que no quería tocar en ningún puerto de España, sino pasar el estrecho de Gibraltar de noche, o como pudiese, y irse a la Rochela, de donde había salido, y así, tomaron por acuerdo de darnos el esquife de su navío, y todo lo necesario para la corta navegación que nos quedaba, como lo hicieron otra día, ya a vista de tierra de España, con la cual vista, todas nuestras pesadumbres y pobrezas se nos olvidaron de todo punto, como si no hubieran pasado por nosotros: tanto es el gusto de alcanzar la libertad perdida.

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