Ejemplos con municipal

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Reconciliado con el dueño del castillo por su inesperada presencia y admirado de sus liberalidades, el funcionario municipal se acercó a él para darle una noticia.
En la plaza vió la casa municipal que ardía, la iglesia no era mas que un cascarón de piedra erizado de lenguas de fuego.
Sobre su pecho se agitaba un harapo tricolor: la banda municipal, que se había puesto para recibir a los invasores y que éstos le habían arrancado.
Entonces acertó a llegar de cura a este pueblo un clérigo que desaprobó mi método de enseñanza, me ordenó suspender las clases y acabó por querer también asesorar a la autoridad municipal en todos sus asuntos, y tanto, que con motivo de las nuevas leyes dadas por el gobierno liberal, predicó la desobediencia y aun se puso de acuerdo con las partidas de rebeldes que por ese rumbo aparecieron luchando contra la Yo entonces creí conveniente advertir a la autoridad el peligro que había en escuchar las sugestiones del cura, y me manifesté opuesto a sujetarme a sus órdenes en cuanto a la enseñanza de mis niños Hablé sobre ello a los vecinos, pero el cura había trabajado con habilidad en la conciencia de esos infelices, y haciendo mérito de varias opiniones mías me presentó como un hereje, como un maldito de Dios y como un hombre abominable.
Cuando acabó de hablar con el alcalde, se levantó, y haciéndome una seña me presentó a aquel honrado personaje, a quien no solamente saludé, sino que, en cumplimiento de mis deberes militares, me presenté oficialmente, habiéndome excusado él con suma bondad de la fórmula de presentación en la casa municipal esa noche, aunque ofrecí poner en sus manos mi pasaporte al día siguiente.
Yo soy aquí cura y maestro de escuela, y médico y consejero municipal.
El sereno, que se había acercado al escuchar los primeros ajos, las condujo en aquella disposición a la cárcel municipal, en compañía de su digno jefe, mientras los vecinos, entre risueños y compasivos, contemplaban la escena por detrás de los cristales de sus ventanas.
Al tratar de sacarse las botas, su noble faz municipal tomó el color del vino de Valdepeñas después de encabezado, y no pudo llevar la empresa a feliz término.
Pasar cerca de un guardia municipal, y no poder decirle:.
Aun tenían mayoría en la corporación municipal, aunque escasa.
Cuando en alguna calle había una o más casas de cualquier socio del Saloncillo y ninguna de sus amigos, hacía que el arquitecto municipal variase la rasante, dejándola más baja.
El juez municipal, un contratista de los que habían cenado con Aresti, le habló del suceso, lamentando el madrugón que le había proporcionado.
La azul claridad del alba, que apenas, lograba deslizarse entre los aleros de los tejados, se esparcía con mayor libertad en la plazuela del Ayuntamiento, sacando de la penumbra la vulgar fachada del palacio del arzobispo y las dos torres encaperuzadas de pizarra negra de la casa municipal, sombría construcción de la época de Carlos V.
Era al día siguiente domingo de Carnaval, y Madrid amaneció con el suelo emporcachado y el cielo radiante, como una meretriz coronada de flores y sentada en un charco, un fuerte viento del Norte había barrido las nubes y helado por los rincones los restos de nieve que habían logrado sustraerse a las pesquisas de la escoba municipal.
Primero pasaron los portadores de las banderolas, con sus dalmáticas de seda con las barras aragonesas y altas coronas de latón sobre melenas y barbazas de estopa, tras ellos el cura municipal, el famoso capellán de las , jinete en brioso caballo encaparazonado de amarillo, el manteo de seda descendiendo desde el alzacuello a la cola del caballo, y enseñando la limpia y blanca tonsura al saludar con el bonete al público de los balcones.
Los edificios públicos, esto es, el Palacio municipal, la Aduana, el Juzgado, la Escuela y el Hospital Pancracio de la Vega amanecieron muy adornados con banderas de papel y festones de rama de tinaja , y así la casa del Alcalde, la de Venegas y la de Jurado.
¡Que le fueran a él con Ayuntamientos! Había trabajado como un perro por la candidatura del partido repartiendo papeletas a las puertas de los colegios, tuvo una disputa con un municipal que le quería llevar atado, y lo sufrió todo todo por el partido y el candidato y ahora le ofrecían como recompensa un puesto de peón en el adoquinado, nueve horas de trabajo al sol y siete reales.
Monte, ruletas, dados, polacas y lotería de cartones, congregaban todas las noches en la Plaza a los piadosos villaverdinos, que allí dejaban los cuartos para que los ediles nivelaran con el producto de las rifas el presupuesto municipal siempre deficiente.
A la pálida luz del astro nocturno columbré los principales edificios: el convento de los franciscanos, pesado y sombrío, la iglesia del Cristo con su arrogante cúpula, la Parroquia, la Casa Municipal, y a la derecha, en el montecillo, en una loma, siempre tapizada de mullido césped, la capilla de San Antonio, donde las muchachas solteras y sin galán iban a rezar y a decir aquello de.
Un día de los primeros de Marzo, Maxi, al dirigirse al café, vio a Izquierdo en los soportales de la Casa-Panadería, y a punto que le saludaba, pasó y se detuvo el cobrador municipal.
Izquierdo y el cobrador municipal le convidaron a unas copas, pero él no quiso aceptar, porque le repugnaba el aguardiente.
Al siguiente día por la tarde, Maxi fue a Gallo y no estaban, de las personas conocidas, más que el cobrador municipal y José Izquierdo.
Primero se hablaba de política, después de que la guerra se acabaría a fuerza de dinero, y como la política y las guerras vienen a ser las fibras con que se teje la Historia, hablose de la Revolución francesa, época funesta en que, según el cobrador municipal, habían sido guillotinadas.
Eran un portero de la Academia de la Historia con su esposa, y un cobrador municipal de puestos del mercado, con la suya o lo que fuese.
Se hacía respetar de los guindillas, protegiendo al débil contra el fuerte y los contraventores de las Ordenanzas urbanas contra la tiranía municipal.
Turbábala sólo algún perro sabio de los que, huyendo de la estricnina municipal, se pasean por allí sin quitar la vista del suelo.
La partida tal entró en tal pueblo, quemó el archivo municipal, se racionó, y volvió a salir La columna tal perseguía activamente al cabecilla cual, y después de racionarse.
Como alguno de aquellos tíos le engañase, ya podía encomendarse a Dios, porque llegaba Estupiñá como una fiera amenazándole con el teniente alcalde, con la inspección municipal y hasta con la horca.
Busca por aquí, busca por allá, vio al fin junto a la acera por la parte de la plaza una de esas hendiduras practicadas en el encintado, que se llaman en el lenguaje municipal, y que sirven para dar entrada en la alcantarilla al agua de las calles.
Si quiere usted algo para el señor juez municipal.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba