Ejemplos con muladar

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Esta y su abuelo arrojan su cadáver a un muladar.
Bailando en el muladar es un álbum de Cementerio Club.
He aprendido, al final de mis días, que todos debemos traer por lecho de muerte un muladar, y voy a él.
Cantad, gallitos míos, en el muladar, que ya me lo diréis cuando os lleguen al cuello las basuras y no podáis echar la voz, cantadme la tonadilla de libertad y moderación, y abrid luego la boca para que os echen la miel que le echaron al asno.
No pudo apreciar el desdichado presbítero el tiempo que tendido estuvo en aquel terreno, más parecido a muladar que a campo de sembradura.
Pedro que sobre su respetable persona no recaerá ningún oprobio por esta prisión, sepa que su nombre figura en los registros de la cárcel de tal modo desfigurado, que no le conoce ni el cura que se lo dio en el bautismo, sepa que saldrá sin mácula de ese muladar, y que sus delitos políticos se cargarán a cualquiera de los cándidos masones comprendidos en la última redada.
Era necesario , conciliar todas las voluntades, ahuyentar todos los escrúpulos, ahondar en cualquier rincón en que pudiera encontrarse un ochavo, escarbar en todo muladar en que pudiera hallarse un pelotón de hilas sucias, agotar todos los recursos de fiestas, bailes, toros, beneficios, francachelas y festivales, con que la caridad moderna ha encontrado el secreto de enjugar las lágrimas, al mismo tiempo que ensancha los corazones, refocila los estómagos y estira las piernas ¡Socorrer a los heridos del Norte! ¡Qué anzuelo tan a propósito para pescar desde las carlistas más recalcitrantes hasta las liberales más radicales! Por eso había pensado él, para dar aquel barrido general y definitivo, en un gran baile, una fiesta sonada y famosísima, de , que debía dar , Curra, convidando a todo el Madrid explotable, desde la presidenta consorte del comité carlista, hasta la ministra cesante, esposa dignísima del excelentísimo señor don Juan Antonio Martínez Y allí, al calorcillo del champagne, que ablanda los corazones compasivos, bajo la influencia de las vanidades estimuladas que excitan el deseo de figurar, tender la red de la caridad, echar el anzuelo de los infelices heridos del Norte y pescar de una sola redada entre las mallas de la asociación de señoras a todo el Madrid femenino capaz de soltar la mosca Celebraríase luego una junta general preparatoria en casa de Butrón mismo, presidida por Genoveva, y en ella había de presentarse y aprobarse por sorpresa la candidatura de una junta directiva, preparada ya antes, en que entrasen todos los elementos tan hábilmente combinados, que el partido restaurador tuviese mayoría y pudiera Butrón, entre bastidores, manejar a la Junta y a la Asociación entera con la misma facilidad con que se maneja el manubrio de un organillo.
De esto tengo la culpa yo, grandísima bestia, por empeñarme en domar acémilas y en hacer de ellas personas Hoy te vas a tu casa, a la choza del muladar de Cuatro Caminos donde estabas, entre cerdos y gallinas, que es la sociedad que te cuadra.
Pongan al llamado Maximiliano Rubín en un palacio o en un muladar lo mismo da.
Anatolio ha visto nuestro muladar y nos desprecia.
La histórica ciudad de Orbajosa, cuyo nombre es sin duda corrupción de , parece un gran muladar.
Si al menos esta fuera grande para poderse uno mover, pero no puede haber un muladar más pequeño.
Celestino, no son ningún muladar, Sr.
Ella se regocijaba tanto con esto, que cuando yo, después de arrojar a un muladar el paquete, volvía entregándole los cuatro cuartos de mi fingida venta, me decía:.
Las niñas jugaban un rato en aquella pocilga, hasta que la madre Angustias sonaba desde su cuarto una siniestra campanilla, que reunía en torno a su caña a los tristes ángeles del muladar.
Otro traia las barbas jaspeadas y de muchas colores, culpa de la mala tinta, a quien dijo Vidriera, que tenia las barbas de muladar overo.
Quisiera yo que fuera corona de su linaje, pues vivimos en siglo donde nuestros reyes premian altamente las virtuosas y buenas letras, porque letras sin virtud son perlas en el muladar.
Pues mándoles yo a los leños movibles, que, mal que les pese, hemos de vivir en el mundo, y en las casas principales, aunque muramos de hambre y cubramos con un negro monjil nuestras delicadas o no delicadas carnes, como quien cubre o tapa un muladar con un tapiz en día de procesión.
Nieve que cubre un muladar.
No está más seguro de tu rigor el poderoso en su trono, el sabio en su estudio, que el mendigo en su muladar, que yo en esta esquina lleno de aflicciones, privado de bienes, con mil enemigos por fuera y un tormento interior, capaz por sí solo de llenarme de horrores, aunque todo el orbe procura mi felicidad.
El viudo no va triste del caso y viudez, sino de ver que pudiendo él haber enterrado a su mujer a un muladar y sin coste y fiesta ninguna, le hayan metido en semejante barahúnda y gasto de cofadrías y cera, y entre sí dice que le debe poco, que ya que se había de morir, pudiera haberse muerto de repente, sin gastarle en médicos, barberos ni boticas, y no dejarle empeñado en jarabes y pócimas.
¡Oh, mujeres, mujeres, todas, o las más, mudables y antojadizas! ¿Dejas, Cristina, a esta flor, a este jardín de la soldadesca, y acomódaste con el muladar de un sotasacristán, pudiendo acomodarte con un sacristán entero, y aun con un canónigo? Pero yo procuraré que te entre en mal provecho, si puedo, aguando tu gusto, con ojear desta calle y de tu puerta los que imaginare que por alguna vía pueden ser tus amantes, y así vendré a alcanzar nombre de la guarda cuidadosa.
que en propio muladar bien canta el gallo.
Que me arrojen a un muladar y me dejen morir, o me maten sin bullicio, y me entierren como a una pobre bestia».
Tu mano desciende a nuestro muladar, y henos aquí vestidos de luz.
No muy lejos, al volver de la esquina próxima, había un descampado, y a su fondo un muladar, un estercolero.
¡Cómo procedió! ¡Asesinando al hijo! ¡Estrangulándolo con dedos vueltos y garras! Corriendo a tirarlo después de estrangulado, como si fuera una carroña, en un muladar.
¿Quién puede mirar sin profunda lástima aquel ser tan infeliz y tan degradado, que lleva su extravío hasta hacer gala de lo que debía causarle vergüenza? ¿Quién no se aflige al ver a aquella mujer, que fue inocente y fue pura, que pudo ser respetada, querida, y hoy para ganar pan arroja su cuerpo al muladar del vicio que le envenena, vende por algunos reales a un hombre repugnante el derecho de transmitirle una enfermedad asquerosa, y pasa continuamente de los brazos de la lujuria a la cama del hospital, donde a nadie inspira compasión, donde a todos causa desprecio y asco, donde se la cura para que vuelva a servir, como a un animal que enferma y curado puede ser útil? Digo mal, esta comparación no da todavía la idea de lo que inspira en el hospital la mujer deshonesta, cuando sus mismas compañeras se burlan de sus dolores, y cuando el practicante, al cortar o quemar sus carnes, le dirige por vía de consuelo alguna obscena chanza.
Durante algunas horas las excavaciones no dieron de sí más que algunos pedazos de suelas de zapatos viejos, huesos de diferentes animales que no parecían antediluviano, y otros mil y mil pedazos de esos objetos sin color ni nombre de que se puede encontrar abundante colección en un muladar cualquiera.
Luego le arrastran por las calles, y no encuentran muladar bastante inmundo en que arrojarle.

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